Las figuras literarias y la musicalidad del poema

Las figuras literarias y la musicalidad del poema fue el tema central del tercer encuentro del Mentoring Grupal Virtual «Poesía en 4 pasos». El ritmo y la metaforización son dos cosas que caracterizan o distinguen a la poesía entre el resto de los otros géneros de esta rama del arte. Para ello, les poetas (la elección de las palabras, siempre, son un acto político) se sirven de una gran cantidad de herramientas formales e informales.

Sabido es que les artistas para trabajar la musicalidad o la melodía de sus obras poéticas se basan en una gran variedad de recursos literarios que logran imprimirle al texto mayor velocidad o fuerza o, de ser necesario, buscan hacer uso de las pausas (dadas por los signos de puntación, saltos versales o algunos recursos determinados literarios).

En esta oportunidad, analizaremos las posibilidades que nos pueden llegar a aportar el uso de algunas figuras literarias. Conocer su existencia y contar con modelos apropiados de su uso nos permitirán tener un mayor arsenal a la hora de elaborar el hilvanar la trama rítmica del poema.

Ritmo y musicalidad

Uno de los grandes temas de la poesía es el ritmo y la musicalidad. Ellos son los que le permiten a este género diferenciarse del resto de los integrantes de la familia literaria. Si tuviésemos que tratar de ensayar una definición rápida sobre musicalidad en la poesía, podríamos afirmar que los grandes responsables de ella son los acentos, los cuales marcan la melodía o la estructura sonora del texto.

En todas las áreas de la vida existe el ritmo. Hay ritmo empezando desde la respiración, pasando por el caminar, el hablar. Todo tiene un ritmo, propio y singular.  ¿Cómo, entonces, la poesía podría llegar a prescindir de él?

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Qué es el ritmo

Ahora, bien, ¿qué es el ritmo? El ritmo es la organización en el tiempo de pulsos y acentos.
Aquí aparece otra palabra: pulso. Resulta vital definir, para seguir construyendo juntos el concepto de ritmo, qué es el pulso. Es una serie de pulsaciones que se repiten de manera constante y que sirven para medir el tiempo. 

Si tuviésemos que hacer una analogía entre la música y la poesía, podría decirse que la estructura gramatical de los versos es comparable con las denominadas pulsaciones musicales. 


Para Nicanor Parra “la poesía es la prosa que se mueve (léase baila)». Ésta debe tener ritmo (y por ende, debe contar con pulsos -una estructura que se repite- y acentos) y compás. 

El gran trabajo del poeta -en cada texto- es, quizás, encontrar la musicalidad del poema que estará compuesta por un patrón rítmico, el cual -en el caso de los poemas extensos- deberá cambiar para lograr tanto la atención como el asombro de quien se enfrenta a la obra.

Los recursos que tienen los/las y les poetas para trabajar el ritmo son todas aquellas herramientas que le aporten al texto velocidad y pausa. Con ellas el artista deberá dar forma a diferentes patrones rítmicos y estructuras poético/musicales (tanto en la poesía clásica como moderna (léase versos rimados o libres).

Sin dudas, uno de los grandes protagonistas de los poemas es el silencio. Éste antecede y sucede a todo poema. Es más, algunos autores afirman que el poema viene a poner palabras al silencio.

Para trabajar el silencio, el poeta cuenta con herramientas formales e informales. Las primeras están dotadas de conocidos nombres, mientras que las restantes y las restantes -en ocasiones- nacen de las ganas y de la audacia lúdica de cada autor.

Las pausas convenciones llegan de la mano de los signos de puntuación (los cuales en la poesía actúan -en ocasiones- de manera diferente que en la narrativa) y de los saltos versales, la construcción de las estrofas (agrupamientos de versos) y de la utilización de la «geolocalización» del verso en el territorio a conquistar, el cual llamaré territorio literario u hoja en blanco.

Ésta es un territorio físico a trabajar por el poeta -no es lo mismo comenzar un verso en el margen que en la mitad de la página, cada espacio crea un alto en el ritmo, es decir, una pausa nueva-).

Este juego invita, en ocasiones -y según los estilos o los gustos- a reemplazar algunos signos de puntuación y/o complementarlos con la utilización de los saltos versales (corte de los versos), los saltos estrofales (corte de estrofas) y/o las ubicaciones geográficas en la página, etc.

La estructura rítmica del poema

Pero aquí nace una pregunta: ¿para hacer poesía alcanza con las estructuras? La respuesta es no. Este género para no caer en la monotonía requiere de variaciones. El poeta debe intentar lograr construir un ritmo del texto, el cual una vez conseguido debe ser interpelado, roto o intervenido por otro distinto. 

A los recursos ya sitados (signos de puntuación, saltos versales -el corte de los versos-, construcción de estrofas y el uso de la goegrafía de la página -la ubicación que se le da a los versos en el ancho de la página-) hay que sumarle los recursos literarios, los cuales se dividen en recursos léxicos-semánticos (juegan con el significado de las palabras), recursos fónicos (trabajan con el sonido de los vocablos) y los recursos gramaticales (juegan con el orden de las palabras en la oración).
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En este artículo repararemos en algunos de los recursos literarios que le aportan mayor dinamismo o ritmo al poema.

Recursos literarios que colaboran con la musicalidad del poema

Aliteración (Recurso fónico)

La aliteración consiste en la reiteración de sonidos semejantes en palabras cercanas. En ocasiones, la repetición sonora tiene efectos sobre el significado. Así, en el verso El ala aleve del leve abanico (Rubén Darío, “Era un aire suave…”), la repetición del sonido de la l y de leve, evoca la ligereza del ala.

  • En un trigal, tres tristes tigres comen trigo.
  • En el silencio solo se escuchaba
    un susurro de abejas que sonaba.
    (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”)
  • «Yo los conozco, son ocho los monos:
    Pocho, Toto, Cholo, Tom
    Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo
    Yo pongo los votos sólo por Rodolfo
    Los otros son locos, yo los conozco, no los soporto
    Stop. Stop …”
    León Gieco «Los orozco»

La aliteración se combina muchas veces con otras figuras literarias. Una de ellas es la onomatopeya, en la que mediante la repetición se busca imitar un sonido determinado.

  • Por ejemplo: En el silencio se escuchaba, / un susurro de abejas que sonaba
    (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”)
    La repetición de la /s/ imita el sonido de las abejas.

Otras figuras literarias con las que se combina la aliteración son la paronomasia (el uso de palabras con sonido semejante) y el políptoton (el empleo de palabras de una misma familia).

Por ejemplo:
«vienen bien las viandas (paronomasia); en la mesita junto a la mesada hay una foto de la mesa que compré (políptoton)».

Para lograr un buen trabalenguas es preciso hacer uso de:
ALITERACIÓN + POLIPTOTÓN + PARANOMASIA 

Anáfora (Recurso gramatical)

La anáfora es la repetición de una o más palabras al comienzo de un verso o una frase.

Ejemplo I:

  • Cae
    Cae eternamente
    Cae al fondo del infinito
    Cae al fondo del tiempo
    Cae al fondo de ti mismo
    Cae lo más bajo que se pueda caer
    Cae sin vértigo.

    (Vicente Huidobro, “Altazor”)

Ejemplo II:

  • «Temprano levantó la muerte el vuelo,
    temprano madrugó la madrugada,
    temprano estás rodando por el suelo.»


    (Miguel Hernández, “Elegía a Ramón Sijé”)

Ejemplo III:

  • «Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar;
    hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
    hay un espejo que me ha visto por última vez,
    hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.«

    (Jorge Luis Borges, “Límites”)


La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras. 




Hipérbaton (Recurso gramatical)

Éste, a mi entender, es el recurso poético por excelencia. Esta figura consiste en la alteración del orden sintáctico habitual de las palabras en una frase.

Ejemplo I.

  • «Nocturno el lobo de las sombras nace «
    (Luis de Góngora, “Fábula de Polifemo y Galatea”).

El adjetivo nocturno se coloca antes de lobo, que es el sustantivo al que modifica, y el complemento de las sombras delante de nace, que es el verbo. El orden usual de la frase sería: El lobo nocturno nace de las sombras.

Ejemplo II.  

  • A Dios gracias.
    (Gracias a Dios).

    Más allá de que el juego que propone el hipérbaton es un gesto un desafío a la lógica gramatical y, por tal, una subversión al orden común. Allí, en ese desafío, entiendo, anida la poesía.

Metonimia

La metonimia consiste en designar una cosa con el nombre de otra, con la que existe alguna relación de contigüidad causal, espacial o temporal.

Ejemplos:

  • El efecto por la causa (o viceversa):
    Apaguen el ruido (por una máquina (o un ser) que causa el ruido).
  • La causa por el efecto:
    El sol quemó la planta (por el calor del sol).
  • El continente por el contenido:
    Comí un rico plato (por una porción de comida contenida en un plato).
  • El instrumento por la persona que lo usa:
    Qué bien suena el bajo (por el bajista, es decir, la persona que toca el bajo en una banda).
  • El autor por la obra:
    Debes leer a Virgilio (por las obras escritas por Virgilio).
Parte del material de este posteo sobre los recursos literarios que colaboran con la musicalidad del poema formó parte de la charla de la ponencia "El poema es una danza", correspondiente a la tercera feria virtual del libro de los Estados Unidos, que se realizó el 29 de marzo. 

En ella se mencionaron algunos recursos literarios que colaboran con la musicalidad de los textos poéticos.

Sinécdoque

Éste recurso consiste en designar la parte por el todo (o al revés), lo particular por lo general (o viceversa), el singular por el plural y el género por la especie (o a la inversa). En ocasiones pueden algunas sinécdoque ser consideradas un tipo de metonimia. En ambos casos existe una relación de continuidad entre dos conceptos.

Ejemplos:

La parte por el todo:
Dividamos la comida por cabezas (por personas o comensales).

El todo por la parte:
El país lloró  (por los ciudadanos -¿todos? ¿Nadie fue indiferente?-).

El género por la especie:
Ahí no vive ningún mortal (por ser humano -¿Los animales, las plantas, no son mortales?-).

La especie por el género:
El profesional no atiende los martes (por el contador -¿Y los médicos, los escribanos no son profesionales, atienden los martes?-).

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Asíndeton

Es la omisión deliberada de los nexos que coordinan dos o más proposiciones. Se utiliza en especial en enumeraciones o en las acumulaciones. La figura opuesta al asíndeton es el polisíndeton.

Ejemplo I.

  • Llamas, dolores, guerras,
    muertes, asolamientos, fieros males.
    (Fray Luis de León, “Oda VII”)

Ejemplo II.

  • Atrás quedan los días con lagos, nieves, renos,
    con volcanes adustos, con selvas hechizadas
    (Vicente Gerbasi, “Canto I”)

Polisíndeton

Consiste en la repetición de nexos coordinantes en cada uno de los elementos de una enumeración. Es la figura opuesta al asíndeton.

El uso uso repetido de conjunciones en un texto que propone el polisíndeton le aporta fuerza  o refuerza un poema o algún trabajo narrativo. De alguna manera la utilización de este recurso puede convertirse en el golpe yámbico para el texto.

Ejemplos:

  • “avanza y levanta espumas, y salta y confía.”
  • Soy un fue un será un es cansado.
    En el hoy mañana ayer junto
    pañales mortaja he quedado
    presentes sucesiones de difunto.
    (Francisco de Quevedo, “¡Ah de la vida!”)


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Oxímoron

Éste recurso, junto con la paradoja y el hipérbaton, son poesía en estado puro. El oxímoron es la unión de dos palabras o frases de significado opuesto de manera contigua. De esta forma, esta nueva construcción propone un nuevo y original sentido que confronta la lógica conocida.

En la mayoría de los casos esta figura está formada por un sustantivo y un adjetivo.

Ejemplo I.
Es hielo abrasador, es fuego helado 
(Francisco de Quevedo, “Es hielo abrasador, es fuego helado”)
Se asocian objetos a sensaciones opuestas (hielo abrasadorfuego helado en vez de hielo helado fuego abrasador).

Ejemplo II.
«El grito callado»
En el primer caso, son dos palabras que parecen estar en contraposción, pero que unidas dan forma a un reclamo no dicho o silenciado por opción o imposición.

Onomatopeya

Se trata de una expresión o palabra que su sonido simula o busca imitar la acción o el sonido de un animal o de un objeto. El idioma inglés tiene muchas más palabras que el español que refieren a los sonidos de las acciones que representan (cough -toser- o sneeze -estornudar-). Aunque el español tiene menos ejemplos que la lengua de Shakespeare.

tictac (emula el sonido del reloj).
rugido (vocablo que simula el rugido del león).

Retuécano

El retruécano consiste en la contraposición entre dos frases formadas por las mismas palabras, pero con el orden invertido en la segunda, de manera que esta forma una antítesis o contraste con la primera. A veces, se considera un tipo de quiasmo (repetición cruzada de palabras o estructuras sintácticas).

  • Cuando quiero llorar, no lloro
    y a veces lloro sin querer
    (Rubén Darío, “Canción de otoño en primavera”)

Elipsis

Ésta consiste en la omisión de plabras o de expresiones, las cuales se puden inferir por el contexto.

Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar
ir al sol por la escala luminosa de un rayo.

(Rubén Darío, “La princesa está triste”)

En el segundo y tercer verso, se omite dos veces el verbo quiere ([quiere]tener alas ligeras, bajo el cielo volar / [quiereir al sol por la escala luminosa de un rayo).

Paranomasia

Es el empleo en una misma frase de palabras con sonidos parecidos, pero distinto significado (es decir, parónimos).

Ejemplos:

  • De regreso de la cacería
    llegó al caserío.
  • El erizo se irisa, se eriza, se riza de risa(Octavio Paz, “Trabajos del poeta, V»)

Anadiplosis

La anadiplosis consiste en la repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente.

  • Todo pasa y todo queda,
    pero lo nuestro es pasar
    pasar haciendo caminos
    caminos sobre la mar.
    (Antonio Machado, Proverbios y cantares, XLIV)

Concatenación

La concatenación es el empleo de manera progresiva de la anadiplosis (repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente). Se considera una forma de gradación (ordenación de los conceptos de manera tal que indiquen algún tipo de progresión).

  • La plaza tiene una torre,
    la torre tiene un balcón,
    el balcón tiene una dama,
    la dama una blanca flor.
    (Antonio Machado, “La plaza tiene una torre”)
  • El chamariz en el chopo.
    —¿Y qué más?
    El chopo en el cielo azul.
    —¿Y qué más?
    —El cielo azul en el agua.
    —¿Y qué más?
    —El agua en la hojita nueva.
    —¿Y qué más?
    —La hojita nueva en la rosa.
    —¿Y qué más?
    La rosa en mi corazón.
    —¿Y qué más?
    ¡Mi corazón en el tuyo!
    (Juan Ramón Jiménez, “Juego”)


Tmesis

La tmesis consiste en la separación de una palabra, intercalando otra entre las dos partes, o bien ubicando una parte al final de un verso y otra al comienzo del siguiente.

  • La jeri aprenderá gonza siguiente (Quevedo, “Receta para hacer soledades en un día”)
    Entre la segunda y tercera sílaba de jerigonza se intercala aprenderá.
  • Asno blanco, verde y ama- / rillo de parras de otoño. (Juan Ramón Jiménez, El valle, IX)
    Las dos primeras sílabas de amarillo ocupan el final del primer verso y las dos últimas el comienzo del segundo ver
Leandro Murciego
Escritor, periodista y coach literario

Si te interesa saber más sobre el acto poético u otros temas vinculados con el proceso de escritura, dejame un mensaje. Me dedico a trabajar procesos creativos de novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, etc, crear o reformular metodologías de trabajo, y hábitos de escritura, entre otras cosas. Escribrime aquí, te espero.


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El encabalgamiento, qué es y cómo utilizarlo

El encabalgamiento es una figura literaria que se produce cuando una frase o oración se extiende a lo largo de más de un verso. Es una técnica poética que modifica el ritmo del poema y obliga al lector a seguir leyendo.

La idea de encabalgar o encaballar sugiere a una cosa que descansa o se apoya en otra. En la poesía este apoyarse o ir a caballo podría traducirse en una frase que por elección sonora (mayoritariamente) o conceptual de su autor excede la extensión de un verso. Dicho de una forma más sencilla, es una figura literaria de tipo sintáctico, que consiste en comenzar una idea o enunciado en un verso y terminarlo en el siguiente, con el fin de conservar la unidad del verso sin alterar el sentido de la métrica.

Si tenemos en cuenta que los versos cortos -que desarrollan una idea (esticomitia)- le imprimen mayor velocidad al poema el encabalgamiento -con su concatenado andar- propone un breve remanso en el texto que, según los autores, puede evidenciarse como un movimiento pendular que permite cambiar el ritmo previo a un nuevo acelerón.

Encabalgante y encabalgado

En cambio, otros escritores sostienen que -y esto tiene relación con el ritmo que trae el texto- la utilización del encabalgamiento propone una mayor velocidad y una modificación del ritmo de la obra. En ocasiones la utilización de este recurso puede generar una sensación de urgencia, tensión o puede aumentar la emoción mientras se lleva al lector de una línea a la siguiente.

La figura del encabalgamiento permite el nacimiento de dos estructuras que dan forma a este recurso: el verso encabalgante y el encabalgado. Es decir, la parte de la frase que queda en el verso que le corresponde es el encabalgante y la parte que pasa al verso siguiente es el encabalgado.

Dicen, algunos estudiosos de la poesía que -bien utilizados- las líneas encabalgadas logran despertar el interés del lector, ya que si la frase o el pensamiento no se ha completado en el salto de línea (o salto versal), la curiosidad se convierte en el gran motor del lector.

A la hora de argumentar o explicar se multiplican las posturas que avalan su aplicación o le encuentran sentidos o funciones.

Tipos de encabalgamiento

Existen diferentes maneras de llevar a cabo un encabalgamiento en la poesía. La diferencia entre unas y otras depende del criterio a utilizar y de las ventajas que cada uno de ellos ofrece para el escritor.

Cuando se habla de encabalgamiento existen dos grandes grupos, por un lado, los que están catalogados por la extensión del verso (esta distinción la creó el filólogo español Dámaso Alonso, 1898-1990) y se dividen en dos: encabalgamiento suave y abrupto. La otra tipología la aportó Antonio Quilis y ésta se base en la naturaleza lingüística de los elementos encabalgados. Así es como aparecen los encabalgamientos: léxicos, sirremáticos y oracionales.

Encabalgamiento suave

En este caso el sentido inaugurado en el primer verso se extiende en el segundo hasta el final, sin sufrir ningún tipo de interrupciones o cuando la pausa se da más allá de la quinta sílaba del verso encabalgado.

Ojo, hay que dejar en claro que el encabalgamiento puede vincular a más de dos versos, por ejemplo:

En el poema “El enamorado”, de Jorge Luis Borges (1899-1986)

Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Como en este fragmento de Miguel Hernández (1910-1942):

«Oye cuánto ruido; el mundo tiembla
como un abril pisoteado. Advierte
de qué manera el hombre necesita
cantar su muerte con la voz del trueno.
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas…»


En el poema “Amor” de Pablo Neruda (1904-1973)

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.

En el poema “Esta tarde” de Alfonsina Storni (1892-1938):

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
blanda y tranquila como espeso musgo,
tiembla mi boca y mis dedos finos,
se deshacen mis trenzas poco a poco.


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Encabalgamiento abrupto

El encabalgamiento abrupto ocurre cuando el sentido del primer verso se extiende hacia el segundo, en donde se quiebra de manera repentina, por ejemplo, debido al uso de algún signo de puntuación. Por ejemplo:

En el poema “Hombre”, de Blas Otero (1916-1979)

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando…

En el poema “Los que no danzan”, de Gabriela Mistral (1889-1957)

Todo el valle está danzando
en un corro bajo el sol,
y al que no entra se le hace
tierra
, tierra el corazón.

En el poema “Autumnal”, de Rubén Darío (1867-1916)

En las pálidas tardes
yerran nubes tranquilas
en el azul; en las ardientes manos
se posan las cabezas pensativas.

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Encabalgamiento léxico

El encabalgamiento léxico consiste en la fractura de una palabra, es decir, de una unidad sintáctica habitualmente indisoluble. No es un tipo de encabalgamiento frecuente, pero en ocasiones permite iniciar el segundo verso con el fragmento de palabra, de modo tal que parezca una palabra entera y cuente con su propio sentido, entre otros efectos rítmicos y retóricos. Por ejemplo:

En el poema “Oda a la vida retirada” de Fray Luis de León

Y mientras miserable-
mente
 se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

En el poema “Vista de Badajoz al atardecer” de Antonio Carvajal (1943-)

…del trueno y el relámpago 
del existir, vorágine de besos, 
irresistible trampa, go- 
zoso
 esplendor de ilesos  
ángeles, que no humanos, inconfesos…



Encabalgamiento sirremático

El encabalgamiento sirremático ocurre cuando la ruptura se produce en medio de un sirrema, es decir, de un conjunto de palabras que tradicionalmente se escriben juntas y sin pausas que las separen. Como pueden ser un sustantivo y el adjetivo que lo caracteriza, o un verbo y su respectivo adverbio.

Este tipo de encabalgamiento está íntimamente relacionado con el uso y las costumbres de la época, las cuales se ponen de manifiesto gracias a los constructos sociales. Por ejemplo:

En el poema “Alma música” de Nicolás Guillén (1902-1989)

Yo soy borracho. Me seduce el vino
luminoso
 y azul de la Quimera
que pone una explosión de Primavera
sobre mi corazón y mi destino.

En el poema “Del pasado efímero” de Antonio Machado (1875-1939)

Y una triste expresión, que no es tristeza,
sino algo más y menos: el vacío
del mundo
 en la oquedad de su cabeza.

En el poema “España, aparta de mí este cáliz” de César Vallejo (1892-1938)

¡Niños del mundo, está
la madre 
España con su vientre a cuestas;
está nuestra madre con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Encabalgamiento oracional

El encabalgamiento oracional sucede cuando una oración adjetiva es separada en dos versos, de modo que el antecedente oracional quede en el primero y el resto de la oración en el segundo. Por ejemplo:

En el poema “Mar por la tarde” de Octavio Paz (1914-1998)

Desnudo mar, sediento mar de mares,
hondo de estrellas si de espumas alto,
prófugo blanco de prisión marina
que en estelares límites revienta

En el poema “Alfabeto del mundo” de Eugenio Montejo (1938-2008)

Dibujar el milagro de esos días
que flotan envueltos en la luz

y se desprenden en cantos de pájaros.


En síntesis, el encabalgamiento en poesía puede encontrarse en distintos tipos de poemas, como los haikus, los sonetos y el verso libre.

La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras. 


Leandro Murciego
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Qué y cómo es usa el gesto poético

El gesto poético es, quizá, una forma de pensar diferente que se puede implementar en cualquier disciplina. Este gesto, de algún modo, parece tener entre sus trampolines el de la metaforización. La base del gesto poético es, según muchos autores, la resignificación o la significación metafórica o poética de algo particular…

Pero para tratar de simplificar esto, sin lugar a dudas, convendría comenzar por definir qué es un gesto o qué entendemos por gesto. Éste se trata de un movimiento del rostro, las manos u otra parte del cuerpo que por medio de él se transmite mensajes o expresar afectos o emociones. Los gestos son formas de comunicación no verbal que pueden utilizarse en lugar del habla o junto con ella.

Ahora bien, si se entiende al gesto como una forma de comunicación mínima capaz de expresar de manera condensada un concepto, podríamos comenzar a desandar esta expresión en el campo de la poesía.

El gesto poético -entonces- podría definirse como un recurso -en ocasiones menor o de característica no formal- que explora las posibilidades y las potencialidades del cuerpo poético, por medio del cual se pueden lograr o producir nuevas formas ficcionales o escénicas.

El gesto poético y la metáfora

Éste recurso bien podría definirse como un primo hermano de la metáfora y de la comparación. Algunos poetas apelan más al gesto que a los recursos más convencionales.

En mi entender, el primer gesto poético del que se tiene referencia y al que hacemos permanentemente uso es el de recordar. Cada vez que nos vuelve a la memoria un recuerdo y, más aún, cuando lo contamos estamos experimentando un gesto poético.

Cada vez que recordamos hacemos una nueva selección del hecho sucedido, recreamos el recuerdo y le damos lugar a nuevas sensaciones. Además, de elegir las palabras que vamos a utilizar, las cargamos de sentidos. En muchos casos, originales sentidos. Digo originales como sinónimo de nuevo y no de originario (no se lea sentido primero).





Este recorte, resignificación y recreación es, a mi entender, el primer gesto poético que no forma parte de los recursos literarios convencionales, pero que bien podríamos decir que en el recorte está la génesis de la poesía o el primer atisbo de ella. 

Quiero poner luz, sobre algo que recién sugerí, los recursos literarios no convencionales. Estos gestos poéticos pueden llevar en ellos toda la carga de la poesía, que la representa y la compendia en pequeñas gotas. Casi como una esencia creada por un perfumista. Este proceso de creación y sintetización suele pasar a diario en nuestra vida y sólo hay que estar dispuesto a percibirlo y reconocerlo. Una actitud que reclama casi un pequeño acto de fe, una filosofía de vida. 


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Romper la lógica

Para escribir poesía no se requiere de grandes cosas, sin dudas, hacen falta caminar por la vida dejándose asombrar, cambiar las certezas por preguntas -no para prescindir de las respuestas, sino generar más y más posibles respuestas-.

Para escribir poesía es preciso distinguir los pequeños gestos poéticos capaces de romper con las lógicas. Con lo sabido, de algún modo, es necesario crear -no contar- un nuevo universo. Un universo que sea posible, pero a la vez original. Y en ocasiones sólo alcanza, con unir algunas palabras para dar forma a nuevas imágenes.

Como decía Federico García Lorca, ´poesía puede ser unir dos palabras. “Unir dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo nuevo, algo así como un misterio».

La poesía como gesto

Otra visión quizá más apasionante sobre el gesto poético la aporta el escritor chileno Roberto Bolaños (poeta, novelista) “la poesía es un gesto, más que un acto, que tiene mucho de adolescente, el gesto de un adolescente frágil e inerme que apuesta lo poco que tiene por algo que no se sabe muy bien que es, y que -generalmente- pierde”, según declaró en una entrevista.

Bolaños se resiste a definir la poesía, pues definirla es institucionalizarla/institucionalizarse. Definirla -según Pedro Jalid – “es volver la poesía un género literario más, y para Bolaño se trata de algo mucho mayor que eso. Si dierá, igualmente, un punto desde donde pensar al fenómeno poético: el asumir el ejercicio de la poesía como un gesto”.

El primero de los cuatro encuentros de "Poesía en 4 pasos" gira entorno a: ¿Qué es la poesía, el gesto poético y el acto poético? 

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El primero de los cuatro encuentros de «Poesía en 4 pasos» gira entorno a: ¿Qué es la poesía, el gesto poético y el acto poético?

Borges y Bolaños

De algún modo, Bolaños entiende que la poesía es un juego que se juega en serio, a cara de perro, a vida o muerte. Para Bolaños la poesía no es un género literario, sino más bien una forma de entender la vida. Al igual que Jorge Luis Borges, Bolaños sostiene que poeta se es de tiempo completo y que, por ende, no se trata de hacer poesía, sino -por el contrario- de no poder dejar de hacerla, de verla, de respirarla, de pensarla, de escribirla, de leerla, de decirla, de escucharla.

La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras. 

Por Leandro Murciego

Si te interesa saber más sobre el acto poético u otros temas vinculados con el proceso de escritura, dejame un mensaje. Me dedico a trabajar procesos creativos de novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, etc, crear o reformular metodologías de trabajo, y hábitos de escritura, entre otras cosas. Escribrime aquí, te espero.



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