Formar parte de la XV edición del Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro, que se realiza en el Centro Cultural de la Cooperación, es todo un honor y, a la vez, un desafío. Un honor por ocupar una silla que antes fue utilizada por grandes poetas no sólo de nuestro país, sino también de la región. Un desafío porque en este festival se participa sólo una vez en la vida y hay que ser muy consciente de qué se quiere mostrar, con qué uno quiere quedar en la historia -de ser posible- de ese encuentro.

La misma concepción del Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro casi que invita a una pregunta filosófica «qué decir» y por qué o para qué. Pero el cuestionamiento, en mi caso, fue aún más profundo: ¿Quién quería ser en ese momento? ¿Qué quería buscar con el maridaje de poemas? ¿Cuál sería el mensaje que construiría con la selección de textos? Sin dudas, me enfrenté con el dilema de honrar a la poesía y sacar a relucir al poeta -que creo ser- o dejarme llevar por el ser social que soy, que se encuentra atravesado por la realidad social, histórica y política. Después de mucho pensar y luego de escuchar las y los poetas que pasaron por el festival que mi lectura no quería que escapara, ignorara a la realidad.
Poema x poema
Para Marcos Silber
Marcos escribió por venganza.
A cada silencio de su padre,
le puso una palabra.
Las dejó caer pesadas
como gotas de lluvia;
las invitó a volar
como pájaros.
Gotas/llanto,
llanto/palabras,
palabras/milagros,
milagros/pájaros.
Marcos aprendió de niño
de la poesía al rescoldo;
de los versos que se cocinan
en el fondo de la olla.
Intentó calmar el hambre
de su viejo a fuerza de metáfora.
Le construyó un paraíso de poemas
-un colchón de nubes-
y aprendió a verlo volar
entre libro y libro.
LM
“EN EL NOMBRE DEL PADRE”

La madre hace poesía
y la revuelve o envuelve
con una cuchara de madera.
Cuece palabras
a fuego lento,
los deja macerarse en sus jugos.
Se reducen toman gusto.
Se hacen metáfora.
La madre reescribe en el caldero
mientras la casa se viste de perfume
que mañana será infancia.
Ella sabe,
hay que revolver,
hacer un ocho
y trazar un surco,
que es decir un verso
que pueda alimentar
-de ser posible-
a un pueblo entero.
LM
“LENGUA MADRE”

Hay más escorpiones de los que deseamos.
Dejen de sacrificar ranas.
Aprendan a nadar
o mátense solos.
LM
«PRINCIPIO IDEOLÓGICO«
Se rompió el cielo.
Cae furia a chaparrones.
Nadie puede agradecer esto.
En la vereda, la vida
de tres pájaros,
de golpe, se perdió;
otros agonizan.
Los automóviles ensayan
un efímero y disonante responso.
Yo bajo las persianas;
no sea que el sueño
devenga en pesadilla.
LM
«EGODENTRISMO«
Para Norma Arrostito (Gaby)
No les pienso dar más información que este poema.
De mí no saldrán ni santos ni señas.
He sembrado de olvidos mi memoria.
Sólo me quedan unas voces compañeras,
el eco de algunas risas
y la amarga tibieza del último mate entre amigos.
Los nombres que supe he aprendido a olvidarlos.
Sostendré el silencio hasta la última palabra.
Tengo la convicción de que de este lado nos abriga la utopía.
Mañana quizá sea otro día
-o el mismo-
con algún recuerdo menos.
LM
“NI PERDÓN NI OLVIDO”
a Néstor Perlongher
En la calle veo cadáveres.
Bajo las baldosas,
en los umbrales,
en las paradas de colectivos,
detrás de los árboles
hay cadáveres.
En las marchas y contramarchas,
en los jubilados que no llegan a fin de mes,
en el humo de las fábricas que raquitiza,
en las plazas que aún lloran por sus areneros,
en hospitales, afuera y adentro
hay cadáveres.
En los restaurantes que revientan en hora pico
y en aquellos que des-esperan a toda hora,
en los bancos de los parques,
en la puerta de los bancos
hay cadáveres.
En lo macabro de la ausencia del Estado,
en la risa dañada de su titular,
en el eco de sus uniformadas palabras,
hay cadáveres.
Hay cadáveres señor presidente
muertos de hambre, de frío,
de soledad, de indiferencia.
Están haciendo de esta tierra
un campo santo.
Están sembrando mártires
y crucificando a todo un pueblo.
En nuestras calles hay cadáveres y asesinos,
hay cadáveres y cómplices.
En nuestra tierra –ahora ácrata-
hay cadáveres esperando su momento.
LM
“¡AY! ¡CADÁVERES!”
.
Salir,
solo o acompañado.
Ir por la calle
-con sol o sin él-.
Pisar la plaza:
De a poco -o de a muchos-
pueblarla.
..
Marchar en círculos
hasta hacer una ronda,
un nido.
Rondar con una idea
hasta que se convierta en fortaleza-hogar
y caliente todo este cruel invierno.
…
Hacerlo como Abuelas, Madres, Hijos
-con el sin puntos-.
y sentirse ell@s
y seguir marchando
hasta pluralizarnos.
.…
Marchar en círculos
tejiendo lazos,
gestando conciencia,
haciéndonos pueblo.
Nunca masa.
…..
Marchar en círculos
sin marcharse.
Y si eso sucede:
volver.
Hacerlo sin culpas
y con la vista en el alto,
por uno y por todos.
……
Rondar
-nunca circular-
hasta ser causa,
resistencia, lucha.
Y cuando eso pase
seguir marchando y cantando.
Pueblándose,
puebleándola,
pueblándonos.
Dándonos vida,
que para muerte están ellos.
…….
Volver a la plaza,
pero volver en serio.
Hacerlo no solo los domingos y feriados.
También entre semana.
Hacerlo todas las semanas,
en la de Mayo;
“en junio como en enero”.
Hacerlo con una rosa blanca,
con una rosa rosa,
con una roja.
No. Mejor con una arcoíris.
Hacerlo cuando se pueda (y no),
por convicción y por amor.
Hacerlo hasta que sea nuestra.
Y cuando se logre
repetirlo en todas y cada una.
Después
-que no es igual que decir tarde ni más tarde-
seguir por los parques,
las escuelas, los colegios y los hospitales.
Finalmente, será el turno de las casas,
comenzando por La Rosada.
LM
“PUEBLADA”

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