La identidad del escritor, la voz literaria y la voz poética

Para mucha gente casi no existen diferencias entre la identidad del escritor, la voz literaria y la voz poética, pero no es así. Estas tres opciones (que son el eje del 2do encuentro de «Poesía en 4 pasos -capítulo 2-«), más allá de estar íntimamente ligadas, son partes fundamentales de los procesos artísticos. En este artículo de Apalabrarte tratará de echar un poco de luz sobre estos temas.

La importancia del nombrarnos

Sabido es que el nombre es nuestra primera seña de identidad, aquello que nos identifica, que nos diferencia y que nos da entidad. Somos ese y no otro. Llamar por el nombre a una persona es reconocerla. El acto de nombrar al otro, por medio de su o sus nombres, es una de las primeras definiciones más particulares que podemos hacer, genera vínculos, acorta distancias. 

El apellido es algo relativamente nuevo, y en algunas culturas no existía casi hasta la contemporaneidad, pero el nombre está ahí desde miles de años. 

La identidad

la identidad del escritor, la voz literaria y la voz poética

El nombre, repito, es nuestra primera seña de identidad. Pero existen muchas otras. Pensar en la identidad es pensar en un fenómeno subjetivo, y como tal, único. La identidad, sin dudas, es una construcción que está determinada por una multiplicidad de factores, que singularmente comienzan con el nombre y continúan con las características personales, con las experiencias personales, con la historia familiar, las influencias culturales, económicas y políticas. Pero hay más, la identidad individual se construye simbólicamente en la interacción con los otros. Los otros, en la interacción con nosotros, nos definen y viceversa. 

La identidad literaria

la identidad del escritor, la voz literaria y la voz poética

Entonces, si entendemos esto, será mucho más sencillo poder comenzar a pensar juntos la importancia de la identidad en la literatura tanto para el autor/a como para el texto. Es decir, poder poner nombre, -que es como decir poner en palabras- la construcción identitaria de un/a artista colabora mucho a la hora de escribir, ya que al artista esa suerte de definición le pone un norte creativo o un marco para desarrollar la obra.

La identidad artística define, pero a la vez potencia. Es decir, que se convierte -de algún modo- en una suerte de rector. Ahora bien, qué compone la identidad artística. Los componentes de la identidad literaria son muchos y variados.

Sentirse escritora o escritor es una forma muy efectiva de progresar en la senda de la escritura. Esta construcción, que permite que el artista se reconozca como escritor/a invita a construir un hábito literario. Es decir, a trabajar metodológica y sistemáticamente en el proceso creativo, en este caso en el de la escirtura.

La identidad literaria o identidad de escritor o escritora puede convertirse en una herramienta que puede ayudarte a alcanzar tus objetivos de escritura y a convertirte en el autor/a que deseas ser. La identidad literaria, como la de la vida, está compuesta de nuestro pasado y/o origen (en el caso de la literatura podría afirmarse a quienes me formaron y a quienes leí), nuestro presente (esta mirada se basa en la pregunta: ¿quién soy?) y en mi meta o mi «norte» futuro (que se podría traducir en: ¿quién quiero ser?).

la identidad del escritor, la voz literaria y la voz poética

Si se logra responder a estas tres preguntas podríamos, de algún modo, dar forma a la construcción de identidad. En los procesos de coaching literario y/o de mentoring literario la construcción de la identidad se define en dos o tres encuentros de la mano de tres o cuatro actividades que ayudan a quitar el velo a las temidas preguntas: ¿quién soy? y ¿quién quiero ser?

Tanto la identidad literaria como la personal son constructos que van cambiando todo el tiempo, pero a pesar de ello es conveniente tratar de ponerla en palabras y, de algún modo, establecer un punto de partida artístico. Este punto de partida se basa, sin dudas, en la respuesta a las dos preguntas antes planteadas. Si sabaemos quienes somos y, además, quienes queremos ser podremos definir el camino para lograrlo de forma certera. Esto permitirá, no sólo, obtener mejores textos sino, también, apelar a las herramientas más apropiadas para lograrlo.  

Diferencia entre identidad literaria y voz poética                   

la identidad del escritor, la voz literaria y la voz poética

Sin dudas, las características que da forma a una voz poética -su manera de expresarse (coloquial, formal, etc), los temas que lo o la interpela (sociales, personales, políticos, filosóficos, etc), tan sólo para mencionar algunas características- forman parte de la identidad literaria de un autor o de una autora. Pero esta identidad está delineada, también, por cuestiones estéticas, filosóficas, culturales, entre tantas otras aristas.

Vale la pena mencionar que la identidad artística excede a la voz literaria. Esta última es una herramienta que permite llegar de forma certera al lugar deseado por el autor/autora, ya sea en una producción artística, llámese obra, como en su meta literaria. Es más, la identidad literaria puede estar formada por múltiples voces literarias. Es decir, la identidad da cuenta de algo mucho más profundo.

Ésta, sin dudas, es una definición constitutiva -que por lo general- excede el ámbito artístico/cultural. En todos los órdenes de la vida, la identidad es una cuestión ontológica, que analiza al ser en tanto que es. La identidad literaria -fruto de una construcción consciente, inconsciente y social (aquí intervienen todas y no sólo alguna de estas facetas)- se encuentra en permanente evolución. Es decir, que todo el tiempo la identidad se va modificando. Se desarrolla, crece, se modifica, se ratifica, se construye, se deconstruye, se define, redefine. Y repite el proceso una y otra vez, en este y otro orden. 

La identidad de la autora y del autor está vinculado con el tipo de artista que cada cual elige ser o construye para sí y para los demás. Es el “Yo soy” pero con centro en el arte, sin dejar de lado los valores personales.  

Pensar la identidad es, de algún modo, un hecho subversivo, distópico y fundacional. Nada más contra-sistema que tomarse un tiempo para saber quién se “está siendo” y quién se quiere ser. Pensar nuestra identidad y definirla o redifinirla (si es que queremos cambiarla) es una propuesta revolucionaria tanto como hacer poesía.

El segundo encuentro del Capítulo 2 de "Poesía en 4 pasos" está centrado en la Identidad literaria, la voz literaria y la voz poética


Este ejercicio reclama una pausa en la vorágine laboral del artista. Pensar qué se es y quién se quiere ser es un acto antisistémico, disruptivo que podría ser tildado de subversivo. Es decir, que viene a desafiar la norma de la producción constante. Pensar qué se está haciendo o el por qué o el cómo hacerlo propone un alto en le quehacer. Transformándose así en un desafío antimercado. Para ser más claros, en los períodos donde el tiempo se define como dinero, la pausa-reflexiva, en este caso la propuesta para repensar o pensar la identidad, se vuelve contrasistema.

La duda o la reflexión no son redituables para el sistema económico, tanto como la poesía -una de las grandes ignoradas por el mundo editorial-. 

La construcción de la identidad lleva consigo o, mejor dicho, detrás,  un andamiaje de construcción de pensamiento o ideológico. La ideología es un conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, de una colectividad o de una época, un movimiento cultural, religioso o político, entre otras tanras posibilidades. 

Ahora, volviendo al proceso de construcción artística de un escritor, el pensar quién es y quién quiere ser es una prioridad para aquel que quiera transitar el mundo del arte siguiendo su propia bandera. Esta se convierte en una piedra fundamental en la que se basará todo el proyecto artístico. Esta piedra es uno de los puntos de partida de la gran construcción artística/cultural. Construcción que en muchos casos logra ir de la mano del desarrollo de la identidad personal.

¿Pero para escribir es preciso saber quién soy? ¿No se puede descubrir a medida que se escribe? La respuesta a estas preguntas a ambas preguntas es: Sí. Sí, se puede escribir sin saber quién se es. Y también se puede descubrir quién se es a medida que se va escribiendo. Ahora bien, el camino artístico es más gratificante, directo y hasta más productivo -a nivel personal- y prolífico -en cuanto a cantidad de obras se hable- si se transita con un norte claro.

En algunos casos, el primer paso de la construcción de la identidad literaria puede marcar, de algún modo, una coincidencia con aquella primera versión de la voz literaria y/o de la voz poética. La voz literaria (la poética la veremos más adelante) es una herramienta para reflejar o alcanzar la identidad buscada. 

La voz literaria es, por sobre todas las cosas, una forma de decir aquello que nos conmueve. Una forma que nos será y le será funcional o útil por un tiempo tanto al autor como al lector. Esta voz, con el tiempo, irá cambiando independientemente o no de la identidad literaria de la autora/o. La voz literaria como la cebolla cuenta con varias capas. A medida que el autor va creciendo, sumando letras a su trayectoria, va desarrollando nuevas pieles.

Pero la identidad literaria va más allá de la voz literaria y se expresa en cada gesto artístico que el escritor o la escritora toman. El título que se elige para el libro, el tipo de título que se elige para nombrar a un poema o el nombre del capítuo de una novela. La ubicación que se le da tanto al título como al texto dentro de la denominada geografía de la página también son determinaciones que van dando forma a la identidad artística de los escritores/as.

Para ser más claro, toda determinación que se tome tanto sobre como enderredor del texto es un matiz -no menor- que definirá la voluntad del artista y que dejará en claro la identidad de quien escribe.


Qué es la voz poética

la identidad del escritor, la voz literaria y la voz poética

La voz poética es la forma en que un poeta expresa sus ideas, emociones y experiencias en un texto. Esta voz suele ser subjetiva y que parece hablar directamente al lector. 


La construcción de una voz poética puede llevar mucho tiempo y ser utilizada o lograda en un sólo texto o muchos. Un libro puede estar formado por varias voces poéticas. Es más, un poema -por lo general- extenso puede estar integrado por varias voces, creando -por ejemplo- una obra coral.

Se podría definir la Voz poética como: “ una expresión que denota el estilo integral de quien habla en el poema -que no tiene por qué ser el propio escritor/a-.
Para muchos, la voz es la suma de los recursos poéticos y las reglas gramaticales empleadas, asociadas con el estilo literario de un poeta en particular. Es lo que distingue a los poetas entre sí. 

A la voz poética, también se la conoce como «Yo poético», el cual habla en los textos. Para algunos analistas, este “yo poético” es el mediador del poeta, que dialoga, propone, sugiere, induce y seduce al lector.

Entonces, el yo poético o la voz poética son herramientas del escritor/a, de las cuales puede hacer uso en diferentes situaciones. 

La voz poética suele ser el resultado de un hallazgo, que en la mayoría de los casos vino de la mano de una búsqueda. Es interesante aclarar que cada uno busca aquello que no tiene y que cuando lo consigue debe aprehenderlo. Es decir, hacerlo propio. Situación esta que se logra con la utilización del recurso en forma reiterada y con diferentes fines.

¿Se puede utilizar más de una vez la voz poética en varios textos? ¿Es la misma voz la que está puesta en juego? ¿Puede replicarse un recurso o se trata de uno similar? Para responder a estas preguntas es conveniente recordar al filósófo Eráclito. Él decía que una persona no puede bañarse dos veces en el mismo río. Entonces, siguiendo el pensamiento me animaría a preguntarme aunque sea el mismo río es la misma agua. ¿Si uno utiliza la voz poética ya lograda en otra oportunidad hará uso de la misma o de una similar? ¿Será igual a aquella primera o será parecida, aunque mejor? Las preguntas se multiplican y ellas permiten en cada intento de respuesta un nuevo crecimiento que nos transforma de forma ontológica.

Si tuviese que aventurar una respuesta creo, como Eráclito, que una persona no se baña dos veces en el mismo río ya que el río no es el mismo, pero más aún que tras aquel baño anterior tampoco el bañista es igual. El acto transforma tanto a aquel que se arriesga al baño como al agua que lo toca. Cada vez que el escritor se expone a utilizar una voz poética, esta cambia casi tanto como él. Y en cosencuencia se modifica -de alguna forma- su voz literaria y hasta su identidad -aunque claro, en diferentes medidas-.

Violeta Parra (Apalabrarte.com.ar)

Como decía Violeta Parra: «Cambia lo superficial / Cambia también lo profundo / Cambia el modo de pensar / Cambia todo en este mundo / Cambia el clima con los años / Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia / que yo cambie no es extraño…/ Cambia, todo cambia
«

A modo de síntesis, podría decir que la suma de herramientas literarias, entre las que se encuentra la voz poética, dan forma a la voz Literaria del escritor/a. Ésta última es algo más grande que incluye a todos los recursos que el o la artista tiene. Y estos recursos permiten expresar la identidad artística o literaria de aquel que se reconoce como escritor.

Por Leandro Murciego
(Escritor, poeta y coach literario)

Propuestas literarias, virtuales y grupales

Apalabrarte, para marzo, trae dos nuevas propuestas literarias, virtuales y grupales para aquellos que buscan trabajar su proceso de escritura: «Poesía en 4 pasos – capítulo 1» y «Poesía en 4 pasos – capítulo 2«.

Ambos capítulos de POESÍA EN 4 PASOS se desarrollan bajo la modalidad virtual y responden al sistema formativo denominado mentoring. Cada uno de los tramos consta de 4 encuentros (uno por semana), con una duración de dos horas cada uno. Las citas estarán atravesadas por diferentes ejes temáticos, pensados para enriquecer la escritura de cada uno de los participantes.

Qué es el Mentoring

El mentoring, el sistema de aprendizaje más viejo y utilizado del mundo, fue inmortalizado por Homero en su poema épico: La Odisea. Allí, el autor que narra la Guerra de Troya, cuenta que cuando Homero Ulises, rey de Itaca, partió para participar en la guerra, encomendó a su amigo, Mentor, la educación de su hijo Telémaco.

La responsabilidad de Mentor era la de educar, entrenar y desarrollar al pequeño príncipe heredero con el objetivo de que pudiera convertirse en el futuro rey. Para lograr tal fin, Mentor y Telémaco emprendieron un viaje en el que el primero le ofrecía sus conocimientos y experiencias al pequeño discípulo. El recorrido, que los llevó por toda Grecia, vinculó al aprendiz y al guía, estableciendo una relación de gran confianza que se convirtió en el pilar de ese proceso de aprendizaje.

Dicho de otra forma, el mentoring es un sistema donde el mentor ofrece sus experiencias y saberes para que los discípulos y alumnos logren aprehender de esta nueva experiencia. De allí que éste proceso está compuesto de tramos: oferta de conceptos y saberes, recepción, interpelación y apropiación (hacer propio el conocimiento, de ser necesario con la modificación mediante).

Mentoring literarios, virtuales y grupales

La idea, en este caso, es proponer un viaje literario que llevará a los participantes -según el capítulo elegido («Poesía en 4 pasos-capítulo 1» o «Poesía en 4 pasos-capítulo 2»)- por distintos campos poéticos. Caminarlos juntos, sin dudas, propone una transformación, la cual se verá reflejada en las futuras escrituras.

Estos viajes propuestos buscan transformar no sólo desde la recepción de los saberes -algunos formales y otros no-, sino también desde la reinterpretación -grupal- y apropiación -personal- del conocimiento.

Poesía en 4 pasos – capítulo 1

El primer tramo de este proceso virtual-grupal-literario fue concebido para aquellos que están pensando en escribir o mejorar la musicalidad de tus textos. Cada encuentro tiene como objetivo trabajar en los principios básicos de la poesía, en desarrollar herramientas creativas y diferentes habilidades literarias.

El foco del primer capítulo de Poesía en 4 pasos está puesto en trabajar la musicalidad del poema. Para ello se trabajará por medio de la observación y el análisis (para la posterior adquisición) tanto de recursos formales como informales.

Este mentoring literario grupal e individual de poesía se realiza en grupos reducidos y para formar parte no se requiere experiencia.

Desde marzo, dos nuevas propuestas de literarias, virtuales y grupales: Poesía en 4 pasos - capítulo 1 y 2. Para saber más de estos mentoring entrá aquí.

✔️ Temas:

  • Diferencia entre poesía, acto poético y gesto poético
  • Principios básicos de la poesía
  • Relación entre poesía y música
  • El silencio, el protagonista del poema
  • Diferentes formas de trabajar el ritmo en el texto
  • El lenguaje poético (metáfora, alegoría, comparaciones, etc)
  • Habilidades para crear imágenes vívidas en la escritura.
  • Herramientas para autoedición y autocorrección.

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Poesía en 4 pasos – capítulo 2

El CAPITULO 2, fue pensado para aquellas autoras y autores que hicieron el tramo 1 o que cuentan con un amplio recorrido literario y que están trabajando o pensando en cambiar su estilo de escritura. Está propuesta está centrada en la identidad literaria y en la exploración de la voz poética. Para ello, no sólo verán diferentes autores, sino también se hará una través de la memoria, el cuerpo, la emoción, el silencio, los valores. .

✔️Ejes temáticos:

  • Identidad literaria vs. Voz literaria.
  • Construcción de identidad literaria.
  • Construcción de las voces literarias/poéticas.
  • La voz poética, construcción individual o social.
  • Cómo definir la voz poética de cada autor.
  • Cómo fortalecer la voz poética.
  • Decir vs. hacer sentir.
  • Escribir con la cabeza o con el cuerpo.
  • Experimentar con la forma y el lenguaje del poema.
  • La importancia del silencio y la escucha en la escritura poética.
  • Las diferentes formas de hacer corpóreo el silencio en los textos.

Desde marzo, dos nuevas propuestas de literarias, virtuales y grupales: Poesía en 4 pasos - capítulo 1 y 2. Para saber más de estos mentoring entrá aquí.

Inscribite en los mentoring virtuales y grupales

Está ABIERTA LA INSCRIPCIÓN para las 2 nuevas propuestas de Mentoring Grupal Virtual “Poesía en 4 pasos”. Si te interesa alguna de estas dos propuestas podés hacer clic en el banner, que está aquí debajo, para inscribirte o pedir más información (costos, días y horarios disponibles).

Mentoring Literario Grupal y Virtual de Poesía

(Grupos reducidos, varios horarios a elección, según donde residas).
📆 Fecha de inicio: tercera semana de MARZO
Duración: 4 encuentros -uno por semana- (2 horas ⏳, cada uno).

Si te interesa saber más sobre el acto poético u otros temas vinculados con el proceso de escritura, dejame un mensaje. Me dedico a trabajar procesos creativos de novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, etc, crear o reformular metodologías de trabajo, y hábitos de escritura, entre otras cosas. Escribrime aquí, te espero.


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Las figuras literarias y la musicalidad del poema

Las figuras literarias y la musicalidad del poema fue el tema central del tercer encuentro del Mentoring Grupal Virtual «Poesía en 4 pasos». El ritmo y la metaforización son dos cosas que caracterizan o distinguen a la poesía entre el resto de los otros géneros de esta rama del arte. Para ello, les poetas (la elección de las palabras, siempre, son un acto político) se sirven de una gran cantidad de herramientas formales e informales.

Sabido es que les artistas para trabajar la musicalidad o la melodía de sus obras poéticas se basan en una gran variedad de recursos literarios que logran imprimirle al texto mayor velocidad o fuerza o, de ser necesario, buscan hacer uso de las pausas (dadas por los signos de puntación, saltos versales o algunos recursos determinados literarios).

En esta oportunidad, analizaremos las posibilidades que nos pueden llegar a aportar el uso de algunas figuras literarias. Conocer su existencia y contar con modelos apropiados de su uso nos permitirán tener un mayor arsenal a la hora de elaborar el hilvanar la trama rítmica del poema.

Ritmo y musicalidad

Uno de los grandes temas de la poesía es el ritmo y la musicalidad. Ellos son los que le permiten a este género diferenciarse del resto de los integrantes de la familia literaria. Si tuviésemos que tratar de ensayar una definición rápida sobre musicalidad en la poesía, podríamos afirmar que los grandes responsables de ella son los acentos, los cuales marcan la melodía o la estructura sonora del texto.

En todas las áreas de la vida existe el ritmo. Hay ritmo empezando desde la respiración, pasando por el caminar, el hablar. Todo tiene un ritmo, propio y singular.  ¿Cómo, entonces, la poesía podría llegar a prescindir de él?

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Qué es el ritmo

Ahora, bien, ¿qué es el ritmo? El ritmo es la organización en el tiempo de pulsos y acentos.
Aquí aparece otra palabra: pulso. Resulta vital definir, para seguir construyendo juntos el concepto de ritmo, qué es el pulso. Es una serie de pulsaciones que se repiten de manera constante y que sirven para medir el tiempo. 

Si tuviésemos que hacer una analogía entre la música y la poesía, podría decirse que la estructura gramatical de los versos es comparable con las denominadas pulsaciones musicales. 


Para Nicanor Parra “la poesía es la prosa que se mueve (léase baila)». Ésta debe tener ritmo (y por ende, debe contar con pulsos -una estructura que se repite- y acentos) y compás. 

El gran trabajo del poeta -en cada texto- es, quizás, encontrar la musicalidad del poema que estará compuesta por un patrón rítmico, el cual -en el caso de los poemas extensos- deberá cambiar para lograr tanto la atención como el asombro de quien se enfrenta a la obra.

Los recursos que tienen los/las y les poetas para trabajar el ritmo son todas aquellas herramientas que le aporten al texto velocidad y pausa. Con ellas el artista deberá dar forma a diferentes patrones rítmicos y estructuras poético/musicales (tanto en la poesía clásica como moderna (léase versos rimados o libres).

Sin dudas, uno de los grandes protagonistas de los poemas es el silencio. Éste antecede y sucede a todo poema. Es más, algunos autores afirman que el poema viene a poner palabras al silencio.

Para trabajar el silencio, el poeta cuenta con herramientas formales e informales. Las primeras están dotadas de conocidos nombres, mientras que las restantes y las restantes -en ocasiones- nacen de las ganas y de la audacia lúdica de cada autor.

Las pausas convenciones llegan de la mano de los signos de puntuación (los cuales en la poesía actúan -en ocasiones- de manera diferente que en la narrativa) y de los saltos versales, la construcción de las estrofas (agrupamientos de versos) y de la utilización de la «geolocalización» del verso en el territorio a conquistar, el cual llamaré territorio literario u hoja en blanco.

Ésta es un territorio físico a trabajar por el poeta -no es lo mismo comenzar un verso en el margen que en la mitad de la página, cada espacio crea un alto en el ritmo, es decir, una pausa nueva-).

Este juego invita, en ocasiones -y según los estilos o los gustos- a reemplazar algunos signos de puntuación y/o complementarlos con la utilización de los saltos versales (corte de los versos), los saltos estrofales (corte de estrofas) y/o las ubicaciones geográficas en la página, etc.

La estructura rítmica del poema

Pero aquí nace una pregunta: ¿para hacer poesía alcanza con las estructuras? La respuesta es no. Este género para no caer en la monotonía requiere de variaciones. El poeta debe intentar lograr construir un ritmo del texto, el cual una vez conseguido debe ser interpelado, roto o intervenido por otro distinto. 

A los recursos ya sitados (signos de puntuación, saltos versales -el corte de los versos-, construcción de estrofas y el uso de la goegrafía de la página -la ubicación que se le da a los versos en el ancho de la página-) hay que sumarle los recursos literarios, los cuales se dividen en recursos léxicos-semánticos (juegan con el significado de las palabras), recursos fónicos (trabajan con el sonido de los vocablos) y los recursos gramaticales (juegan con el orden de las palabras en la oración).
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En este artículo repararemos en algunos de los recursos literarios que le aportan mayor dinamismo o ritmo al poema.

Recursos literarios que colaboran con la musicalidad del poema

Aliteración (Recurso fónico)

La aliteración consiste en la reiteración de sonidos semejantes en palabras cercanas. En ocasiones, la repetición sonora tiene efectos sobre el significado. Así, en el verso El ala aleve del leve abanico (Rubén Darío, “Era un aire suave…”), la repetición del sonido de la l y de leve, evoca la ligereza del ala.

  • En un trigal, tres tristes tigres comen trigo.
  • En el silencio solo se escuchaba
    un susurro de abejas que sonaba.
    (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”)
  • «Yo los conozco, son ocho los monos:
    Pocho, Toto, Cholo, Tom
    Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo
    Yo pongo los votos sólo por Rodolfo
    Los otros son locos, yo los conozco, no los soporto
    Stop. Stop …”
    León Gieco «Los orozco»

La aliteración se combina muchas veces con otras figuras literarias. Una de ellas es la onomatopeya, en la que mediante la repetición se busca imitar un sonido determinado.

  • Por ejemplo: En el silencio se escuchaba, / un susurro de abejas que sonaba
    (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”)
    La repetición de la /s/ imita el sonido de las abejas.

Otras figuras literarias con las que se combina la aliteración son la paronomasia (el uso de palabras con sonido semejante) y el políptoton (el empleo de palabras de una misma familia).

Por ejemplo:
«vienen bien las viandas (paronomasia); en la mesita junto a la mesada hay una foto de la mesa que compré (políptoton)».

Para lograr un buen trabalenguas es preciso hacer uso de:
ALITERACIÓN + POLIPTOTÓN + PARANOMASIA 

Anáfora (Recurso gramatical)

La anáfora es la repetición de una o más palabras al comienzo de un verso o una frase.

Ejemplo I:

  • Cae
    Cae eternamente
    Cae al fondo del infinito
    Cae al fondo del tiempo
    Cae al fondo de ti mismo
    Cae lo más bajo que se pueda caer
    Cae sin vértigo.

    (Vicente Huidobro, “Altazor”)

Ejemplo II:

  • «Temprano levantó la muerte el vuelo,
    temprano madrugó la madrugada,
    temprano estás rodando por el suelo.»


    (Miguel Hernández, “Elegía a Ramón Sijé”)

Ejemplo III:

  • «Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar;
    hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
    hay un espejo que me ha visto por última vez,
    hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.«

    (Jorge Luis Borges, “Límites”)


La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras. 




Hipérbaton (Recurso gramatical)

Éste, a mi entender, es el recurso poético por excelencia. Esta figura consiste en la alteración del orden sintáctico habitual de las palabras en una frase.

Ejemplo I.

  • «Nocturno el lobo de las sombras nace «
    (Luis de Góngora, “Fábula de Polifemo y Galatea”).

El adjetivo nocturno se coloca antes de lobo, que es el sustantivo al que modifica, y el complemento de las sombras delante de nace, que es el verbo. El orden usual de la frase sería: El lobo nocturno nace de las sombras.

Ejemplo II.  

  • A Dios gracias.
    (Gracias a Dios).

    Más allá de que el juego que propone el hipérbaton es un gesto un desafío a la lógica gramatical y, por tal, una subversión al orden común. Allí, en ese desafío, entiendo, anida la poesía.

Metonimia

La metonimia consiste en designar una cosa con el nombre de otra, con la que existe alguna relación de contigüidad causal, espacial o temporal.

Ejemplos:

  • El efecto por la causa (o viceversa):
    Apaguen el ruido (por una máquina (o un ser) que causa el ruido).
  • La causa por el efecto:
    El sol quemó la planta (por el calor del sol).
  • El continente por el contenido:
    Comí un rico plato (por una porción de comida contenida en un plato).
  • El instrumento por la persona que lo usa:
    Qué bien suena el bajo (por el bajista, es decir, la persona que toca el bajo en una banda).
  • El autor por la obra:
    Debes leer a Virgilio (por las obras escritas por Virgilio).
Parte del material de este posteo sobre los recursos literarios que colaboran con la musicalidad del poema formó parte de la charla de la ponencia "El poema es una danza", correspondiente a la tercera feria virtual del libro de los Estados Unidos, que se realizó el 29 de marzo. 

En ella se mencionaron algunos recursos literarios que colaboran con la musicalidad de los textos poéticos.

Sinécdoque

Éste recurso consiste en designar la parte por el todo (o al revés), lo particular por lo general (o viceversa), el singular por el plural y el género por la especie (o a la inversa). En ocasiones pueden algunas sinécdoque ser consideradas un tipo de metonimia. En ambos casos existe una relación de continuidad entre dos conceptos.

Ejemplos:

La parte por el todo:
Dividamos la comida por cabezas (por personas o comensales).

El todo por la parte:
El país lloró  (por los ciudadanos -¿todos? ¿Nadie fue indiferente?-).

El género por la especie:
Ahí no vive ningún mortal (por ser humano -¿Los animales, las plantas, no son mortales?-).

La especie por el género:
El profesional no atiende los martes (por el contador -¿Y los médicos, los escribanos no son profesionales, atienden los martes?-).

Entrá acá para conocer los testimonios de aquellos que iniciaron procesos literarios y artísticos con Leandro Murciego


Asíndeton

Es la omisión deliberada de los nexos que coordinan dos o más proposiciones. Se utiliza en especial en enumeraciones o en las acumulaciones. La figura opuesta al asíndeton es el polisíndeton.

Ejemplo I.

  • Llamas, dolores, guerras,
    muertes, asolamientos, fieros males.
    (Fray Luis de León, “Oda VII”)

Ejemplo II.

  • Atrás quedan los días con lagos, nieves, renos,
    con volcanes adustos, con selvas hechizadas
    (Vicente Gerbasi, “Canto I”)

Polisíndeton

Consiste en la repetición de nexos coordinantes en cada uno de los elementos de una enumeración. Es la figura opuesta al asíndeton.

El uso uso repetido de conjunciones en un texto que propone el polisíndeton le aporta fuerza  o refuerza un poema o algún trabajo narrativo. De alguna manera la utilización de este recurso puede convertirse en el golpe yámbico para el texto.

Ejemplos:

  • “avanza y levanta espumas, y salta y confía.”
  • Soy un fue un será un es cansado.
    En el hoy mañana ayer junto
    pañales mortaja he quedado
    presentes sucesiones de difunto.
    (Francisco de Quevedo, “¡Ah de la vida!”)


Dos manos sobre una máquina de escribir ilustran los Servicios literarios para escritores que se ofrecen en Apalabrarte.  
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Oxímoron

Éste recurso, junto con la paradoja y el hipérbaton, son poesía en estado puro. El oxímoron es la unión de dos palabras o frases de significado opuesto de manera contigua. De esta forma, esta nueva construcción propone un nuevo y original sentido que confronta la lógica conocida.

En la mayoría de los casos esta figura está formada por un sustantivo y un adjetivo.

Ejemplo I.
Es hielo abrasador, es fuego helado 
(Francisco de Quevedo, “Es hielo abrasador, es fuego helado”)
Se asocian objetos a sensaciones opuestas (hielo abrasadorfuego helado en vez de hielo helado fuego abrasador).

Ejemplo II.
«El grito callado»
En el primer caso, son dos palabras que parecen estar en contraposción, pero que unidas dan forma a un reclamo no dicho o silenciado por opción o imposición.

Onomatopeya

Se trata de una expresión o palabra que su sonido simula o busca imitar la acción o el sonido de un animal o de un objeto. El idioma inglés tiene muchas más palabras que el español que refieren a los sonidos de las acciones que representan (cough -toser- o sneeze -estornudar-). Aunque el español tiene menos ejemplos que la lengua de Shakespeare.

tictac (emula el sonido del reloj).
rugido (vocablo que simula el rugido del león).

Retuécano

El retruécano consiste en la contraposición entre dos frases formadas por las mismas palabras, pero con el orden invertido en la segunda, de manera que esta forma una antítesis o contraste con la primera. A veces, se considera un tipo de quiasmo (repetición cruzada de palabras o estructuras sintácticas).

  • Cuando quiero llorar, no lloro
    y a veces lloro sin querer
    (Rubén Darío, “Canción de otoño en primavera”)

Elipsis

Ésta consiste en la omisión de plabras o de expresiones, las cuales se puden inferir por el contexto.

Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar
ir al sol por la escala luminosa de un rayo.

(Rubén Darío, “La princesa está triste”)

En el segundo y tercer verso, se omite dos veces el verbo quiere ([quiere]tener alas ligeras, bajo el cielo volar / [quiereir al sol por la escala luminosa de un rayo).

Paranomasia

Es el empleo en una misma frase de palabras con sonidos parecidos, pero distinto significado (es decir, parónimos).

Ejemplos:

  • De regreso de la cacería
    llegó al caserío.
  • El erizo se irisa, se eriza, se riza de risa(Octavio Paz, “Trabajos del poeta, V»)

Anadiplosis

La anadiplosis consiste en la repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente.

  • Todo pasa y todo queda,
    pero lo nuestro es pasar
    pasar haciendo caminos
    caminos sobre la mar.
    (Antonio Machado, Proverbios y cantares, XLIV)

Concatenación

La concatenación es el empleo de manera progresiva de la anadiplosis (repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente). Se considera una forma de gradación (ordenación de los conceptos de manera tal que indiquen algún tipo de progresión).

  • La plaza tiene una torre,
    la torre tiene un balcón,
    el balcón tiene una dama,
    la dama una blanca flor.
    (Antonio Machado, “La plaza tiene una torre”)
  • El chamariz en el chopo.
    —¿Y qué más?
    El chopo en el cielo azul.
    —¿Y qué más?
    —El cielo azul en el agua.
    —¿Y qué más?
    —El agua en la hojita nueva.
    —¿Y qué más?
    —La hojita nueva en la rosa.
    —¿Y qué más?
    La rosa en mi corazón.
    —¿Y qué más?
    ¡Mi corazón en el tuyo!
    (Juan Ramón Jiménez, “Juego”)


Tmesis

La tmesis consiste en la separación de una palabra, intercalando otra entre las dos partes, o bien ubicando una parte al final de un verso y otra al comienzo del siguiente.

  • La jeri aprenderá gonza siguiente (Quevedo, “Receta para hacer soledades en un día”)
    Entre la segunda y tercera sílaba de jerigonza se intercala aprenderá.
  • Asno blanco, verde y ama- / rillo de parras de otoño. (Juan Ramón Jiménez, El valle, IX)
    Las dos primeras sílabas de amarillo ocupan el final del primer verso y las dos últimas el comienzo del segundo ver
Leandro Murciego
Escritor, periodista y coach literario

Si te interesa saber más sobre el acto poético u otros temas vinculados con el proceso de escritura, dejame un mensaje. Me dedico a trabajar procesos creativos de novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, etc, crear o reformular metodologías de trabajo, y hábitos de escritura, entre otras cosas. Escribrime aquí, te espero.


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El encabalgamiento, qué es y cómo utilizarlo

El encabalgamiento es una figura literaria que se produce cuando una frase o oración se extiende a lo largo de más de un verso. Es una técnica poética que modifica el ritmo del poema y obliga al lector a seguir leyendo.

La idea de encabalgar o encaballar sugiere a una cosa que descansa o se apoya en otra. En la poesía este apoyarse o ir a caballo podría traducirse en una frase que por elección sonora (mayoritariamente) o conceptual de su autor excede la extensión de un verso. Dicho de una forma más sencilla, es una figura literaria de tipo sintáctico, que consiste en comenzar una idea o enunciado en un verso y terminarlo en el siguiente, con el fin de conservar la unidad del verso sin alterar el sentido de la métrica.

Si tenemos en cuenta que los versos cortos -que desarrollan una idea (esticomitia)- le imprimen mayor velocidad al poema el encabalgamiento -con su concatenado andar- propone un breve remanso en el texto que, según los autores, puede evidenciarse como un movimiento pendular que permite cambiar el ritmo previo a un nuevo acelerón.

Encabalgante y encabalgado

En cambio, otros escritores sostienen que -y esto tiene relación con el ritmo que trae el texto- la utilización del encabalgamiento propone una mayor velocidad y una modificación del ritmo de la obra. En ocasiones la utilización de este recurso puede generar una sensación de urgencia, tensión o puede aumentar la emoción mientras se lleva al lector de una línea a la siguiente.

La figura del encabalgamiento permite el nacimiento de dos estructuras que dan forma a este recurso: el verso encabalgante y el encabalgado. Es decir, la parte de la frase que queda en el verso que le corresponde es el encabalgante y la parte que pasa al verso siguiente es el encabalgado.

Dicen, algunos estudiosos de la poesía que -bien utilizados- las líneas encabalgadas logran despertar el interés del lector, ya que si la frase o el pensamiento no se ha completado en el salto de línea (o salto versal), la curiosidad se convierte en el gran motor del lector.

A la hora de argumentar o explicar se multiplican las posturas que avalan su aplicación o le encuentran sentidos o funciones.

Tipos de encabalgamiento

Existen diferentes maneras de llevar a cabo un encabalgamiento en la poesía. La diferencia entre unas y otras depende del criterio a utilizar y de las ventajas que cada uno de ellos ofrece para el escritor.

Cuando se habla de encabalgamiento existen dos grandes grupos, por un lado, los que están catalogados por la extensión del verso (esta distinción la creó el filólogo español Dámaso Alonso, 1898-1990) y se dividen en dos: encabalgamiento suave y abrupto. La otra tipología la aportó Antonio Quilis y ésta se base en la naturaleza lingüística de los elementos encabalgados. Así es como aparecen los encabalgamientos: léxicos, sirremáticos y oracionales.

Encabalgamiento suave

En este caso el sentido inaugurado en el primer verso se extiende en el segundo hasta el final, sin sufrir ningún tipo de interrupciones o cuando la pausa se da más allá de la quinta sílaba del verso encabalgado.

Ojo, hay que dejar en claro que el encabalgamiento puede vincular a más de dos versos, por ejemplo:

En el poema “El enamorado”, de Jorge Luis Borges (1899-1986)

Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Como en este fragmento de Miguel Hernández (1910-1942):

«Oye cuánto ruido; el mundo tiembla
como un abril pisoteado. Advierte
de qué manera el hombre necesita
cantar su muerte con la voz del trueno.
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas…»


En el poema “Amor” de Pablo Neruda (1904-1973)

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.

En el poema “Esta tarde” de Alfonsina Storni (1892-1938):

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
blanda y tranquila como espeso musgo,
tiembla mi boca y mis dedos finos,
se deshacen mis trenzas poco a poco.


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Encabalgamiento abrupto

El encabalgamiento abrupto ocurre cuando el sentido del primer verso se extiende hacia el segundo, en donde se quiebra de manera repentina, por ejemplo, debido al uso de algún signo de puntuación. Por ejemplo:

En el poema “Hombre”, de Blas Otero (1916-1979)

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando…

En el poema “Los que no danzan”, de Gabriela Mistral (1889-1957)

Todo el valle está danzando
en un corro bajo el sol,
y al que no entra se le hace
tierra
, tierra el corazón.

En el poema “Autumnal”, de Rubén Darío (1867-1916)

En las pálidas tardes
yerran nubes tranquilas
en el azul; en las ardientes manos
se posan las cabezas pensativas.

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Encabalgamiento léxico

El encabalgamiento léxico consiste en la fractura de una palabra, es decir, de una unidad sintáctica habitualmente indisoluble. No es un tipo de encabalgamiento frecuente, pero en ocasiones permite iniciar el segundo verso con el fragmento de palabra, de modo tal que parezca una palabra entera y cuente con su propio sentido, entre otros efectos rítmicos y retóricos. Por ejemplo:

En el poema “Oda a la vida retirada” de Fray Luis de León

Y mientras miserable-
mente
 se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

En el poema “Vista de Badajoz al atardecer” de Antonio Carvajal (1943-)

…del trueno y el relámpago 
del existir, vorágine de besos, 
irresistible trampa, go- 
zoso
 esplendor de ilesos  
ángeles, que no humanos, inconfesos…



Encabalgamiento sirremático

El encabalgamiento sirremático ocurre cuando la ruptura se produce en medio de un sirrema, es decir, de un conjunto de palabras que tradicionalmente se escriben juntas y sin pausas que las separen. Como pueden ser un sustantivo y el adjetivo que lo caracteriza, o un verbo y su respectivo adverbio.

Este tipo de encabalgamiento está íntimamente relacionado con el uso y las costumbres de la época, las cuales se ponen de manifiesto gracias a los constructos sociales. Por ejemplo:

En el poema “Alma música” de Nicolás Guillén (1902-1989)

Yo soy borracho. Me seduce el vino
luminoso
 y azul de la Quimera
que pone una explosión de Primavera
sobre mi corazón y mi destino.

En el poema “Del pasado efímero” de Antonio Machado (1875-1939)

Y una triste expresión, que no es tristeza,
sino algo más y menos: el vacío
del mundo
 en la oquedad de su cabeza.

En el poema “España, aparta de mí este cáliz” de César Vallejo (1892-1938)

¡Niños del mundo, está
la madre 
España con su vientre a cuestas;
está nuestra madre con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Encabalgamiento oracional

El encabalgamiento oracional sucede cuando una oración adjetiva es separada en dos versos, de modo que el antecedente oracional quede en el primero y el resto de la oración en el segundo. Por ejemplo:

En el poema “Mar por la tarde” de Octavio Paz (1914-1998)

Desnudo mar, sediento mar de mares,
hondo de estrellas si de espumas alto,
prófugo blanco de prisión marina
que en estelares límites revienta

En el poema “Alfabeto del mundo” de Eugenio Montejo (1938-2008)

Dibujar el milagro de esos días
que flotan envueltos en la luz

y se desprenden en cantos de pájaros.


En síntesis, el encabalgamiento en poesía puede encontrarse en distintos tipos de poemas, como los haikus, los sonetos y el verso libre.

La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras. 


Leandro Murciego
Escritor, periodista y coach literario

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Qué y cómo es usa el gesto poético

El gesto poético es, quizá, una forma de pensar diferente que se puede implementar en cualquier disciplina. Este gesto, de algún modo, parece tener entre sus trampolines el de la metaforización. La base del gesto poético es, según muchos autores, la resignificación o la significación metafórica o poética de algo particular…

Pero para tratar de simplificar esto, sin lugar a dudas, convendría comenzar por definir qué es un gesto o qué entendemos por gesto. Éste se trata de un movimiento del rostro, las manos u otra parte del cuerpo que por medio de él se transmite mensajes o expresar afectos o emociones. Los gestos son formas de comunicación no verbal que pueden utilizarse en lugar del habla o junto con ella.

Ahora bien, si se entiende al gesto como una forma de comunicación mínima capaz de expresar de manera condensada un concepto, podríamos comenzar a desandar esta expresión en el campo de la poesía.

El gesto poético -entonces- podría definirse como un recurso -en ocasiones menor o de característica no formal- que explora las posibilidades y las potencialidades del cuerpo poético, por medio del cual se pueden lograr o producir nuevas formas ficcionales o escénicas.

El gesto poético y la metáfora

Éste recurso bien podría definirse como un primo hermano de la metáfora y de la comparación. Algunos poetas apelan más al gesto que a los recursos más convencionales.

En mi entender, el primer gesto poético del que se tiene referencia y al que hacemos permanentemente uso es el de recordar. Cada vez que nos vuelve a la memoria un recuerdo y, más aún, cuando lo contamos estamos experimentando un gesto poético.

Cada vez que recordamos hacemos una nueva selección del hecho sucedido, recreamos el recuerdo y le damos lugar a nuevas sensaciones. Además, de elegir las palabras que vamos a utilizar, las cargamos de sentidos. En muchos casos, originales sentidos. Digo originales como sinónimo de nuevo y no de originario (no se lea sentido primero).





Este recorte, resignificación y recreación es, a mi entender, el primer gesto poético que no forma parte de los recursos literarios convencionales, pero que bien podríamos decir que en el recorte está la génesis de la poesía o el primer atisbo de ella. 

Quiero poner luz, sobre algo que recién sugerí, los recursos literarios no convencionales. Estos gestos poéticos pueden llevar en ellos toda la carga de la poesía, que la representa y la compendia en pequeñas gotas. Casi como una esencia creada por un perfumista. Este proceso de creación y sintetización suele pasar a diario en nuestra vida y sólo hay que estar dispuesto a percibirlo y reconocerlo. Una actitud que reclama casi un pequeño acto de fe, una filosofía de vida. 


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Romper la lógica

Para escribir poesía no se requiere de grandes cosas, sin dudas, hacen falta caminar por la vida dejándose asombrar, cambiar las certezas por preguntas -no para prescindir de las respuestas, sino generar más y más posibles respuestas-.

Para escribir poesía es preciso distinguir los pequeños gestos poéticos capaces de romper con las lógicas. Con lo sabido, de algún modo, es necesario crear -no contar- un nuevo universo. Un universo que sea posible, pero a la vez original. Y en ocasiones sólo alcanza, con unir algunas palabras para dar forma a nuevas imágenes.

Como decía Federico García Lorca, ´poesía puede ser unir dos palabras. “Unir dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo nuevo, algo así como un misterio».

La poesía como gesto

Otra visión quizá más apasionante sobre el gesto poético la aporta el escritor chileno Roberto Bolaños (poeta, novelista) “la poesía es un gesto, más que un acto, que tiene mucho de adolescente, el gesto de un adolescente frágil e inerme que apuesta lo poco que tiene por algo que no se sabe muy bien que es, y que -generalmente- pierde”, según declaró en una entrevista.

Bolaños se resiste a definir la poesía, pues definirla es institucionalizarla/institucionalizarse. Definirla -según Pedro Jalid – “es volver la poesía un género literario más, y para Bolaño se trata de algo mucho mayor que eso. Si dierá, igualmente, un punto desde donde pensar al fenómeno poético: el asumir el ejercicio de la poesía como un gesto”.

El primero de los cuatro encuentros de "Poesía en 4 pasos" gira entorno a: ¿Qué es la poesía, el gesto poético y el acto poético? 

Entrá en Apalabrarte y conocé más sobre esta propuesta
El primero de los cuatro encuentros de «Poesía en 4 pasos» gira entorno a: ¿Qué es la poesía, el gesto poético y el acto poético?

Borges y Bolaños

De algún modo, Bolaños entiende que la poesía es un juego que se juega en serio, a cara de perro, a vida o muerte. Para Bolaños la poesía no es un género literario, sino más bien una forma de entender la vida. Al igual que Jorge Luis Borges, Bolaños sostiene que poeta se es de tiempo completo y que, por ende, no se trata de hacer poesía, sino -por el contrario- de no poder dejar de hacerla, de verla, de respirarla, de pensarla, de escribirla, de leerla, de decirla, de escucharla.

La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras. 

Por Leandro Murciego

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Espacio de creatividad

2025, Leandro Murciego
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Descargate Gratis «Ensamble poético» (Ebook)

«Ensamble poético» (Poesía A Mano Alzada) – Antología 2024 es una pequeña recopilación, en formato Ebook, que consta de 20 poemas que llevan la impronta de Carina Cigarrán, Carolina Bregy, Yésica Bernardou y Aldo Fernández, los cuatro poetas que terminar el primer ciclo del Mentoring Grupal Presencia de PAMA (Poesía A Mano Alzada) que se llevó adelante en el bar cultural Doble Sentido (Loyola 788, CABA).

Este pequeño libro -que está dedicado a la memoria de Paula Paterno, quien durante los primeros tiempos del Mentoring Grupal fue una de las integrantes de este colectivo de escritores- es un pequeño, pero significativo muestreo del trabajo realizado a lo largo de este 2024. La mayoría de las producciones parecen sostener un diálogo entre sí, donde lo social se convierte en uno de los ejes principales.

Objetivo cumplido

Última jornada del Taller de PAMA: C. Cigarrán, A. Fernández, C. Bregy, Y. Bernardou y L. Murciego

El Mentoring Grupal y Presencial denominado «Poesía a mano alzada» tenía como objetivo convertirse en un espacio para pensar y trabajar las letras, le escritura creativa, desarrollar los procesos de escritura, entre otras cosas.

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La idea era que cada uno del los participantes pudiera no sólo vincularse con la poesía desde su escritura, sino también hacerla propia de la mano de pensamientos y reflexiones grupales e individuales. Teniendo como idea rectora que «El escritor es más lo que piensa que lo que escribe.”

El espacio, que se fue conformando a partir de las inquietudes de cada uno de los integrantes, se fue convirtiendo en una suerte de laboratorio experimental donde los talleristas fueron por medio de la creación de textos y de la interpelación propia del proceso creativo -tanto grupal como individual- dando forma a una voz literaria.


Algunos de los trabajos que aquí se comparten son fruto de actividades pensadas especialmente para este grupo y muchas de las cuales fueron ofrecidas por los propios participantes. Sin dudas, la construcción de la voz literaria transitó de la mano de un empoderamiento tanto poético como personal, el cual encontró en el grupo un espacio de desarrollo seguro.

El proceso creativo grupal que se realizó bajo el método de Mentoring favoreció tanto el crecimiento individual como colectivo, una de las búsquedas iniciales de esta actividad.

Gracias a los cuatro jinetes que se animaron a transitar este camino y a acompañarme en la aventura: Fernández, Bregy, Cigarrán y Bernardou y a todos los que fueron aportando en los distintos momentos su participación.

Leandro Murciego

Escritor, poeta y Coach Literario.
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Antología PNU, gratis (Ebook)

PNU (Poesía de Necesidad y Urgencia) es la primera antología de poesía política realizada por el colectivo cultural Poetas Resistiendo. El material, que se editó el 23 de marzo de 2024, reúne más de cien autores que dan forma a un registro poético de época. Si querés leer más textos sociales te invito a descargarla de manera gratuita (clic acá). Si te gusta el material que encontrás en este espacio te propongo que te suscribas sin costo y a que compartas su contenido.

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Sobre mí

Leandro Murciego: Coach literario, poeta, escritor y periodista.

Soy padre, poeta, escritor, periodista, coach ontológico.
Desde 2020 me desempeño profesionalmente como Coach Literario, Mentor Creativo y  de Escritores
Publiqué  dos poemarios: «Identidad» (2014) y «Mensajes de texto» (2023). Participé en antologías literarias en Argentina, Chile, Francia y EE.UU.

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La musicalidad y el ritmo en el verso libre

«La poesía, su música y el uso del ritmo» (Parte III) *

La musicalidad en el verso libre es uno de los grandes temas a la hora de trabajar la poesía. Para muchos en este tipo de poemas está todo permitido, pero ¿el verso libre goza de total libertad? ¿Existen normas, principios o fundamentos para poder transitar de manera más estética o funcional por subgénero literario?

Hace un tiempo, en una de las ferias virtuales de libros he preparado una charla que se encuentra girando en las redes sobre las normas y los principios del verso libre y, en la cual ponía en duda la libertad de ese tipo de versos, ya que éste responde a una gran cantidad de principios y estructuras que son los que -entre otras cosas- le aportan musicalidad y ritmo al texto. 

A la hora de hacer versos libres conviene tener en claro que los versos largos demoran al poema, mientras que los versos cortos le aportan mayor velocidad. Entre los recursos que maneja el verso libre se encuentra el denominado esticomitia, este es un fenómeno métrico que consiste en la correspondencia exacta entre las frases y versos de una estrofa, de forma que cada verso sea una frase, dicho distinto, cada idea sea un verso.

La contracara de la esticomitia es el salto versal, también conocido como encabalgamiento, que bien podría graficarse como Slalom literario, ya que le permite al autor descender el poema (cual si fuese una montaña) dibujando zig-zags. 

Sin dudas, el encabalgamiento (para leer más sobre este recurso, hacer clic acá) no sólo le aporta mayor dinamismo al texto, sino que además le permite darle mayor luminosidad a los versos y a sus significados. 

El corte versal propone un freno y, al mismo tiempo, se encarga de otorgarle al nuevo verso -que nació de ese corte- mayor fuerza y velocidad. El encabalgamiento, junto con el uso de los signos de puntación, permite resaltar las pausas y dar forma a nuevas melodías.

Parra (Nicanor), el gran poeta trasandino, que afirmaba que  “la poesía es la prosa que baila”. Leé más sobre la musicalidad del verso en Apalabrarte un sitio (de Leandro Murciego -Coach literario- para escritores y amantes de las letras

Ahora, si por un momento recordamos que Parra (Nicanor), el gran poeta trasandino, que afirmaba que  “la poesía es la prosa que baila” entendemos que este género tiene que tener como principal fundamento el movimiento y que uno de sus búsquedas es convertirse en una danza. Para ello es preciso apelar a la musicalidad, los cambios de ritmo y los giros, entre otros recursos. 

Para lograr este ir y venir, el danzar sobre la página, un recurso del poeta es, sin lugar a dudas, el uso de las estructuras -léase repetición de construcciones gramaticales, que con la reiteración van dando forma a un sistema-. Además, el escritor puede servirse del empleo de patrones acentuales (en español existen tres tipos de acentos que se encuentran en las palabras agudas, graves y esdrújulas). Otra herramienta es la utilización de las sílabas tónicas (sílaba que se pronuncia con mayor intensidad) y átonas (sílaba que se pronuncia con menor intensidad), los patrones o grupos fónicos (palabras que permiten hacer un discurso más expresivo y estético, jugando con los sonidos de la lengua), la utilización de ritmos, pausas y silencios. 

Pero volvamos a la esticomitia, para aquellos autores que recién comienzan se convierte en una herramienta fundamental para poder adquirir una voz literaria fuerte y clara, ya que permite poner una idea o concepto en cada verso/línea.
Esto tiene un cuádruple impacto en la escritura: ordena, aporta claridad y le permite a cada verso ser contundente e independiente de los demás. Una vez que los escritores noveles o aprendices del arte de escribir manejan con estos recursos, están en condiciones de saltar a un segundo paso: el uso del encabalgamiento. 

Pero ojo, jamás se desecha ninguna herramienta, ninguna viene a ser cambiada por otra, sino que la idea es siempre sumar o adquirir un nuevo recurso. Ya que la interacción o la intercalación de la esticomitia y del encabalgamiento, es decir del verso largo con el corto, es uno de los primeros pasos para construir la danza de la que tanto habla Parra (Nicanor). 

¿Cómo romper con la monotonía del verso largo?


Uno de los mandamientos del mundo de la escritura sostiene que los versos largos bajan la velocidad del poema, mientras que los cortos lo aceleran. Pero existen algunos recursos para alterar, al menos un poco, esta ley poética. 

El lograr un verso claro, directo y potente que resulte independiente de los demás que forman parte del poema, termina enriqueciendo y fortaleciendo la voz literaria del autor. Ahora bien, si se logra decir todo esto con palabras cortas, tónicas y con una estructura que responda a los patrones o grupos fónicos, estaremos cerca de encontrar el juego que convierta a este truco en magia.

Quizá para ello será preciso apelar a dos preguntas (que le llegan al poeta -en fase iniciática-, habitualmente, a la hora de la edición): ¿Cómo se puede decir lo mismo, con menos palabras? y ¿De qué forma se puede hacer de la manera más poéticamente posible?

Sin dudas, que sí logramos combinar la mayoría de estas estrategias se estará, de algún modo, apelando a un truco casi mágico, que posiblemente haga caer al lector en el hechizo dinámico y musical con el que juega el verso corto. 

El secreto de la poesía, decir más con menos

El secreto de la poesía es la resignificación, para ello es preciso empoderar la voz literaria y habilitar la co-construcción junto con el lector de la obra. Esto que resulta complejo tiene un principio sencillo que podría definirse en pocas palabras: decir “más con menos”.

 

Esto, que para muchos es la base de un tratado filosófico oriental, llegó de la mano del arquitecto alemán (que vivió gran parte de su vida en los Estados Unidos), Mies Van der Rohe, y sirve casi a modo de sentencia en el trabajo poético/literario. 

Basándome Mies Van der Rohe, me arriesgaría a afirmar -sabiendo que pecaré de simpleza- que: “La poesía podría definirse como el arte literario de decir más con menos”. 

La gran propuesta, quizá, sea lograr crear una “esticomitia Van der Rohe”, es decir, que sea capaz de con pocas palabras multiplicar los sentidos de aquello que está diciendo. De lograr esta esticomitia Van der Rohe y si, a ella, la combinamos con el verso corto, estaremos no sólo dando forma a una estructura de sentido, sino que le aportaremos una mayor musicalidad y ritmo a la obra. Aceleración y freno, silencios y sonidos serán la base de nuestra danza poética, aquella a la que tanto hacía hincapié el gran antipoeta chileno. Si a esto se le suman versos fuertes y dicientes, estaremos otorgándole mayor intensidad al texto. 

La combinación del verso largo, pero dinámico, con el corto y contundente darán forma a un vertiginoso y limpio ritmo, el cual podrá ser utilizado según la temática del texto. Pero vale recordar, que siempre el ritmo y la velocidad se verán afectados por la extensión del verso. Dicho de otra forma, cuanto más larga es la frase/verso, más lento es el poema. 

Para apelar al verso corto, fuerte y dinámico, sin duda, es menester quitar todo lo que sobra. Lo que está de más. Para poder realizar la poda -que al igual que con las plantas, no mata, sino que da vida al texto- es preciso, respetar el espíritu de la poesía.

Otro aliado a la hora de trabajar el ritmo y la conceptualización de los textos es, sin dudas, el uso de la geografía del papel. No todos los versos tienen que comenzar en el mismo margen. La elección espacial puede aportarle nuevos o más ricos significados a las palabras o a los versos. 

Leandro Murciego
Escritor, periodista y coach literario


Charla para la Feria Virtual del Libro de la India (2024)

«La musicalidad y el ritmo en los versos libres»

Si querés escuchar la charla sobre «Cómo trabajar la musicalidad y el ritmo en los versos libres» que formó parte de la Feria Virtual del Libro 2024, de la India. Aquí dejo el video. No duden en escribir y aportar su mirada sobre el tema.

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Cuál es el secreto rítmico de los poemas clásicos

«La poesía, su música y el uso del ritmo» (Parte II) *

Por Leandro Murciego

Cómo decía en la primera parte de «La poesia, su música y el uso del ritmo» (parte I) la musicalidad, el ritmo, el pulso y la armonía en la poesía dan cuenta del vínculo estrecho que existe entre este género literario y la música.


Ahora bien, cuando uno se enfrenta a textos clásicos, como podrían ser los sonetos, queda muy en claro que ellos cuentan con un ritmo propio, el cual, en ese caso, está marcado por determinados esquemas silábicos en los versos y por estrofas, que van dando forma a la musicalidad de la obra. 

Los sonetos clásicos se caracterizan por estar compuestos por catorce versos endecasílabos, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada cuarteto, el primer verso rima con el cuarto y el segundo con el tercero. Mientras que en el caso del primero de los tercetos, la estructura puede mostrar una rima entre el primero y el tercero, para luego repetir el juego en el terceto final. 


Pero no todos los sonetos son iguales. El soneto shakespeariano, también conocido como soneto inglés, propone un juego diferente.

El secreto rítmico de los poemas.
Los Sonetos románticos de Shakespeare están conformados por tres estrofas de cuatro versos cada una más dos versos pareados. 

Conocé más sobre la musicalidad y el ritmo de los poemas clásicos. Entrá en Apalabrarte (clínica de arte).
Los Sonetos románticos de Shakespeare están conformados por tres estrofas de cuatro versos cada una más dos versos pareados

Los Sonetos románticos de Shakespeare están conformados por tres estrofas de cuatro versos cada una más dos versos pareados. En este caso, la estrofa​ está compuesta de cuatro versos de arte mayor (es decir, versos de más de nueve sílabas), generalmente endecasílabos, de rima consonante.

Recordemos que el endecasílabo es el gran verso de la poesía (y que tiene la acentuación fuerte en la 6a sílaba, aunque lo aconsejable para que el poema baile es ir cambiando la acentuación a lo largo del poema, es decir, esto podría ser: 6.5.6.7.6.5, etc -el denominado zigzig).

Para ser más claros observemos un texto del poeta modernista colombiano Guillermo Valencia:

Y en reposo silente sobre el ara, (11 sílabas)
con su pico de púrpura encendida, (11 sílabas)
tenue lámpara finge de Carrara (11 sílabas)
sobre vivos colores sostenida. (11 sílabas)

Los sonetos ingleses suelen contar con cuatro estrofas. Cada una de ellas va alternando su estructura (ABAB CDCD EFEF GG). Esto significa que la primera y la tercera línea deben rimar, y la segunda y la cuarta línea también. En el siguiente grupo de cuatro líneas, se repite el mismo patrón con diferentes rimas. El poema termina con un pareado (dos versos que rima entre sí). 

Ésta estructura, que se podría definir como 3×4+2 (o 12 versos más 2) le aporta al poema una impronta muy característica, con una musicalidad fuerte y singular.

El soneto una composición poética universal

Pero más allá de estas diferencias, el soneto es una de las composiciones más generalizadas. Ya que en la mayoría de las composiciones poéticas, como los versos Alejandrinos y los octosílabos -tan sólo para mencionar alguno de ellos- sufren adaptaciones en cada idioma.

Éstas variaciones, en gran parte, responden a que dichas estructuras o composiciones se ven obligadas a modificar su patrón acentual. Es decir, la forma en que se acentúan las palabras van determinando nuevas estructuras sonoras/ rítmicas que resultan funcionales a la musicalidad del poema. 

Los versos alejandrinos, usualmente, cuentan con catorce sílabas métricas (es decir un verso de arte mayor) compuestas de dos hemistiquios con tilde en la sexta y decimotercera sílaba. Pero en francés este tipo de versos tiene trece sílabas (si se leé como un verso simple) o 7+7 sílabas (si se lee como un verso compuesto), convirtiéndose en un tipo particular de alejandrinos.


Sin dudas, cada idioma y, en algunos casos, hasta cada idiosincrasia determina las variantes o modificaciones de las estructuras de las diferentes composiciones poéticas.

Por ejemplo, en el octosílabo, en catalán, no existe el eje rítmico (éste es el acento estrófico, que se encuentra en la penúltima sílaba del verso. Este acento fijo se relaciona con la rima, la medida y las pausas de los versos). Entonces, en el octosílabo catalán no se suma una sílaba. Allí, el octosílabo cuenta con ocho sílabas. 

Pero aquí nace otra pregunta: ¿para hacer poesía alcanza con las estructuras? La respuesta es no. Este género para no caer en la monotonía requiere de variaciones.

El ritmo de un poema una vez logrado debe ser interpelado, roto o intervenido por otro distinto. 

Algo de ello dejó, en sus versos, Lope de Vega, que como un niño fue a golpes de sílabas tónicas, creando -por momentos- la base rítmica de su poesía.

Pero claro a todo esto hay que agregar otros recursos tales como, la sinalefa (la unión de dos vocales que se unen a la hora de hacer el conteo silábico), el uso de los silencios, las pausas (por el uso de los signos de puntuación, los saltos versales, etc), los distintos tipos de rima, tanto interna como externa, etc. 

Pero esta estructura, con la que jugaba el gran poeta español, que puede parecer para muchos un descubrimiento, es el alma del rap actual.

Nicanor Parra: «La poesia es danza»

Volvamos a Parra (Nicanor) si la poesía es danza, movimiento, podría decirse caminando por la negativa que aquello que no se mueve, que es monótono, que no combina sílabas átonas y tónicas, no es un poema. O en el mejor de los casos podríamos estar hablando de un mal poema, que contradice su ontológico espíritu danzarín. Este género necesita de ritmos, variaciones, juegos, armonías. Y algo más de la audacia y el espíritu lúdico del poeta.  

El poeta y dramaturgo español Eusebio Calonge explica que el ritmo en la poesía es aquel que le aporta al texto no sólo su identidad, sino también la belleza. Así lo pone de manifiesto en una de sus afirmaciones en la que sostiene que:

“Cuando desaparece el ritmo, sólo queda el tedio de la duración”. 

Pero esta frase no sólo habla de ritmo, sino también duración. Y esta última, de alguna forma, hace pensar al poema como un territorio. El poema se extiende en dos direcciones, una de ellas la horizontal y la restante, vertical. 


La primera determina la medida exacta de cada verso, la cual está dada por la cantidad de sílabas que lo habitan. El conteo silábico puede variar según se trate de sílabas tónicas y átonas. Y la restante, es decir, la vertical, está dada por la duración que marca el número de estrofas y de versos que tiene un poema.

Peter Handke escritor austriaco ganador del premio Nobel de literatura. 
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Peter Handke escritor austriaco ganador del premio Nobel de literatura

Esta última, depende de la cantidad de estrofas y versos que tiene un poema.  Si pueden les propongo conseguir el “Poema a la duración”, del autor premio Nobel de literatura, Peter Handke.

continuará…

*Este material formó parte de la ponencia sobre las claves del ritmo y la musicalidad en la poesía.

Leandro Murciego
Escritor, periodista y coach literario

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Qué es la poesía, según Borges y Parra

«La poesía, su música y el uso del ritmo» I *

¿Qué es la poesía? Si se indiga en alguno de los motores de búsqueda que ofrece la red de redes factiblemente, se encontrará una sentencia similar a esta:

“La poesía es un género literario que evoca una conciencia imaginativa concentrada/acotada/sintetizada de la experiencia o una respuesta emocional específica a través de un lenguaje elegido y organizado por su significado, sonido y ritmo”.  

Esta respuesta que busca -de forma sencilla- comenzar a bosquejar un concepto de la poesía, sin dudas, prescinde de una gran cantidad de recursos que son tomados por los autores para convertir una idea o emoción en un gesto artístico, el cual lleva miles de años sobre la tierra.

Fragmento de la Epopeya de Gilgamesh

Desde el primer registro poético del se tiene referencia la Epopeya de Gilgamesh o el Poema de Gilgamesh (que fue escrito entre 2500 y 2000 AC), el cual se trata de una narración acadia en versos que dan cuenta sobre las peripecias del rey Gilgamesh, muchos fueron los cambios que fue experimentando la poesía. 

Qué es la poesía, según Borges y Parra.
Jorge Luis Borges afirmaba que la poesía es el género que permite volver al lenguaje a su fuente originaria

 forma parte del artículo "La poesía, su música y el uso del ritmo" I que se encuentra en apalabrarte-com-ar.preview-domain.com el sitio que se presenta como una Clínica de arte.
Jorge Luis Borges: «la poesía es el género que permite volver al lenguaje a su fuente originaria»

Para Jorge Luis Borges, la poesía es el género que permite volver al lenguaje a su fuente originaria. Según los griegos había tres tipos de poesía: la lírica o canción, la dramática o teatral y la épica o narrativa. Actualmente, a la poesía se la vincula con la poesía lírica. 

Ahora bien, a qué se referirá Borges cuando afirmaba que “la poesía volvía al lenguaje a su fuente originaria”. A mi entender, la fuente primera de este género literario -madre de todos los géneros- es la canción, la cual está signada por la musicalidad, por el ritmo. Esa primera poesía que llegó con los griegos apareció de la mano de la lira. 

Imagen de un Aedo griego y su lira. Esta ilustración forma parte del artículo "La poesía, su música y el uso del ritmo" I que se encuentra en apalabrarte-com-ar.preview-domain.com el sitio que se presenta como una Clínica de arte.
El Aedo y su lira

Si algo faltara para que nos  invite a pensar a la poesía como una prima hermana de la música es el primer nombre que recibieron los poetas: AEDO. Éstos eran los primeros decidores, también conocidos como trovadores o juglares, es decir, cantores que expresan sus sentires más íntimos, los cuales son dichos con un ritmo determinado.  

Ritmo, pulso y compas, en la poesía

Ahora bien, ¿qué es el ritmo?

Según la Real Academia Española (RAE), el ritmo es un orden acompasado en la sucesión o acaecimiento de las cosas. Cuando pensamos en esta definición llegamos a entender que en la vida casi todo tiene ritmo, desde la respiración, pasando por el caminar, el hablar y hasta el callar. Todo tiene un ritmo, propio y singular. 

Nicanor Parra, “la poesía es la prosa que se mueve”.

Esta imagen forma parte del artículo "La poesía, su música y el uso del ritmo" I que se encuentra en apalabrarte-com-ar.preview-domain.com el sitio que se presenta como una Clínica de arte.

Para el gran poeta chileno, Nicanor Parra, “la poesía es la prosa que se mueve”, es decir, que baila. Pero para que ello ocurra, es decir, para que la poesía se convierta en danza o música, es preciso contar con un ritmo o un compás.

Ahora, bien, ¿qué es el ritmo? El ritmo es la organización en el tiempo de pulsos y acentos.
Aquí aparece otra palabra: pulso. Resulta vital definir, para seguir construyendo juntos el concepto de ritmo, ¿qué es el pulso? Éste es una serie de pulsaciones que se repiten de manera constante y que sirven para medir el tiempo. 

Si tuviésemos que hacer una analogía con la poesía, podría decirse que la estructura gramatical de los versos es comparable con las denominadas pulsaciones musicales. 


Entonces, volviendo a la definición de Parra si “la poesía es la prosa que baila” esta debe tener ritmo (y por ende, debe contar con pulsos -una estructura que se repite- y acentos) y compás. En la poesía el compás estará siempre determinado por las sílabas tónicas (las más intensas o fuertes) y átonas (las que se pronuncian más suaves).

Siguiendo con la analogía con la música, la estrofa sería una suerte de armonía; mientras que los acentos (prosódicos y ortográficos) le darían forma a una melodía. Ahora bien, la combinación de este tipo de acentos le irá dando forma a la composición, la cual logrará una cadencia particular.

continuará…

*Este material formó parte de la ponencia sobre las claves del ritmo y la musicalidad en la poesía.

Leandro Murciego
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