El encabalgamiento es una figura literaria que se produce cuando una frase o oración se extiende a lo largo de más de un verso. Es una técnica poética que modifica el ritmo del poema y obliga al lector a seguir leyendo.
La idea de encabalgar o encaballar sugiere a una cosa que descansa o se apoya en otra. En la poesía este apoyarse o ir a caballo podría traducirse en una frase que por elección sonora (mayoritariamente) o conceptual de su autor excede la extensión de un verso. Dicho de una forma más sencilla, es una figura literaria de tipo sintáctico, que consiste en comenzar una idea o enunciado en un verso y terminarlo en el siguiente, con el fin de conservar la unidad del verso sin alterar el sentido de la métrica.
Si tenemos en cuenta que los versos cortos -que desarrollan una idea (esticomitia)- le imprimen mayor velocidad al poema el encabalgamiento -con su concatenado andar- propone un breve remanso en el texto que, según los autores, puede evidenciarse como un movimiento pendular que permite cambiar el ritmo previo a un nuevo acelerón.
Encabalgante y encabalgado
En cambio, otros escritores sostienen que -y esto tiene relación con el ritmo que trae el texto- la utilización del encabalgamiento propone una mayor velocidad y una modificación del ritmo de la obra. En ocasiones la utilización de este recurso puede generar una sensación de urgencia, tensión o puede aumentar la emoción mientras se lleva al lector de una línea a la siguiente.
La figura del encabalgamiento permite el nacimiento de dos estructuras que dan forma a este recurso: el verso encabalgante y el encabalgado. Es decir, la parte de la frase que queda en el verso que le corresponde es el encabalgante y la parte que pasa al verso siguiente es el encabalgado.
Dicen, algunos estudiosos de la poesía que -bien utilizados- las líneas encabalgadas logran despertar el interés del lector, ya que si la frase o el pensamiento no se ha completado en el salto de línea (o salto versal), la curiosidad se convierte en el gran motor del lector.
A la hora de argumentar o explicar se multiplican las posturas que avalan su aplicación o le encuentran sentidos o funciones.
Tipos de encabalgamiento
Existen diferentes maneras de llevar a cabo un encabalgamiento en la poesía. La diferencia entre unas y otras depende del criterio a utilizar y de las ventajas que cada uno de ellos ofrece para el escritor.
Cuando se habla de encabalgamiento existen dos grandes grupos, por un lado, los que están catalogados por la extensión del verso (esta distinción la creó el filólogo español Dámaso Alonso, 1898-1990) y se dividen en dos: encabalgamiento suave y abrupto. La otra tipología la aportó Antonio Quilis y ésta se base en la naturaleza lingüística de los elementos encabalgados. Así es como aparecen los encabalgamientos: léxicos, sirremáticos y oracionales.
Encabalgamiento suave
En este caso el sentido inaugurado en el primer verso se extiende en el segundo hasta el final, sin sufrir ningún tipo de interrupciones o cuando la pausa se da más allá de la quinta sílaba del verso encabalgado.
Ojo, hay que dejar en claro que el encabalgamiento puede vincular a más de dos versos, por ejemplo:
En el poema “El enamorado”, de Jorge Luis Borges (1899-1986)
Debo fingir que en el pasado fueron Persépolis y Roma y que una arena sutil midió la suerte de la almena que los siglos de hierro deshicieron.
Como en este fragmento de Miguel Hernández (1910-1942):
«Oye cuánto ruido; el mundo tiembla como un abril pisoteado. Advierte de qué manera el hombre necesita cantar su muerte con la voz del trueno. Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas…»
En el poema “Amor” de Pablo Neruda (1904-1973)
Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte la lechede los senos como de un manantial, por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte en la risade oro y la voz de cristal.
En el poema “Esta tarde” de Alfonsina Storni (1892-1938):
Y quiero amarlo ahora. Está la tarde blanday tranquila como espeso musgo, tiembla mi boca y mis dedos finos, se deshacen mis trenzas poco a poco.
El encabalgamiento abrupto ocurre cuando el sentido del primer verso se extiende hacia el segundo, en donde se quiebra de manera repentina, por ejemplo, debido al uso de algún signo de puntuación. Por ejemplo:
En el poema “Hombre”, de Blas Otero (1916-1979)
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando…
En el poema “Los que no danzan”, de Gabriela Mistral (1889-1957)
Todo el valle está danzando en un corro bajo el sol, y al que no entra se le hace tierra, tierra el corazón.
En el poema “Autumnal”, de Rubén Darío (1867-1916)
En las pálidas tardes yerran nubes tranquilas en el azul; en las ardientes manos se posan las cabezas pensativas.
Encabalgamiento léxico
El encabalgamiento léxico consiste en la fractura de una palabra, es decir, de una unidad sintáctica habitualmente indisoluble. No es un tipo de encabalgamiento frecuente, pero en ocasiones permite iniciar el segundo verso con el fragmento de palabra, de modo tal que parezca una palabra entera y cuente con su propio sentido, entre otros efectos rítmicos y retóricos. Por ejemplo:
En el poema “Oda a la vida retirada” de Fray Luis de León
Y mientras miserable- mente se están los otros abrazando con sed insacïable del peligroso mando, tendido yo a la sombra esté cantando.
En el poema “Vista de Badajoz al atardecer” de Antonio Carvajal (1943-)
…del trueno y el relámpago del existir, vorágine de besos, irresistible trampa, go- zoso esplendor de ilesos ángeles, que no humanos, inconfesos…
Encabalgamiento sirremático
El encabalgamiento sirremático ocurre cuando la ruptura se produce en medio de un sirrema, es decir, de un conjunto de palabras que tradicionalmente se escriben juntas y sin pausas que las separen. Como pueden ser un sustantivo y el adjetivo que lo caracteriza, o un verbo y su respectivo adverbio.
Este tipo de encabalgamiento está íntimamente relacionado con el uso y las costumbres de la época, las cuales se ponen de manifiesto gracias a los constructos sociales. Por ejemplo:
En el poema “Alma música” de Nicolás Guillén (1902-1989)
Yo soy borracho. Me seduce el vino luminosoy azul de la Quimera que pone una explosión de Primavera sobre mi corazón y mi destino.
En el poema “Del pasado efímero” de Antonio Machado (1875-1939)
Y una triste expresión, que no es tristeza, sino algo más y menos: el vacío del mundoen la oquedad de su cabeza.
En el poema “España, aparta de mí este cáliz” de César Vallejo (1892-1938)
¡Niños del mundo, está la madre España con su vientre a cuestas; está nuestra madre con sus férulas, está madre y maestra, cruz y madera, porque os dio la altura, vértigo y división y suma, niños; está con ella, padres procesales!
Encabalgamiento oracional
El encabalgamiento oracional sucede cuando una oración adjetiva es separada en dos versos, de modo que el antecedente oracional quede en el primero y el resto de la oración en el segundo. Por ejemplo:
En el poema “Mar por la tarde” de Octavio Paz (1914-1998)
Desnudo mar, sediento mar de mares, hondo de estrellas si de espumas alto, prófugo blanco de prisión marina que en estelares límites revienta
En el poema “Alfabeto del mundo” de Eugenio Montejo (1938-2008)
Dibujar el milagro de esos días que flotan envueltos en la luz y se desprenden en cantos de pájaros.
En síntesis, el encabalgamiento en poesía puede encontrarse en distintos tipos de poemas, como los haikus, los sonetos y el verso libre.
La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras.
Leandro Murciego Escritor, periodista y coach literario
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