Selección de «Mensajes de texto» de Leandro Murciego

Palabras del autor


Este libro nació como una promesa realizada hace nueve años.

Hoy, finalmente, ve la luz con un claro objetivo: cumplir con la palabra.

Todos los títulos de los poemas se encuentran al final de cada uno de ellos. La finalidad es que cada lector pueda construir su propio concepto, sin la influencia previa de quien escribe estos versos.

María Lanese (prologista)


Prólogo

Sin dudas, como el autor lo anuncia en el título, se trata de mensajes. Es lo que en cada poema subyace, como andadura y sostén, la existencia de un emisor y un receptor. Esos mensajes, de a ratos, toman la forma de un monólogo mantenido con un amor ausente o consigo mismo; se sostienen con la reserva propia de esas conversaciones, ofreciendo el espacio imprescindible que se requiere para poner a prueba nuestras propias ideas y emociones.
A la conversación —ese precioso arte efímero— la van componiendo textos de carácter íntimo que, como el mensaje, exige al menos dos: el que habla y el que escucha. En este libro encontramos que el propósito es que los que escuchen sean al menos tres: el otro ausente que hace presencia en el recuerdo, en el reproche, en la protesta; el poeta, atento a los efectos de sus reflexiones, en procura de palabras que moldeen su intención, y cada lector que se disponga a recibir este ida y vuelta incesante de palabras, experiencias y emociones.
Este ida y vuelta, caracterizado por la sencillez y por la transparencia del lenguaje —lograda a través de la reelaboración del habla cotidiana—, consigue expresar una sensibilización de la palabra en aquellos tramos donde el poema alude al amor. Es ahí donde el deseo se realiza en ella, donde el cuerpo hace memoria. Otros poemas breves interrogan, sintetizan admirablemente una multitud de experiencias vividas y, a modo de los aforismos, intentan dejar sentado algún principio o un pensamiento profundo —resumido brevemente y con estilo— expresado en forma coherente, sucinta, en pocas palabras, siempre matizado con un ligero golpe de ingenio.
El amor, sus lazos ineludibles con el tiempo, con el olvido, con la nostalgia, con el dolor por la ausencia; sus marcas que perduran, que perturban, conmueven, opacan o iluminan nuestra razón son temas vitales para todo ser humano. Dichos tópicos dan contenido a estos mensajes, que se ofrecen al lector para que encuentre afinidad entre su experiencia y los versos, para establecer contacto con una obra con la que se vincule afectivamente y que lo ponga en comunicación con el autor y consigo mismo.
María Lanese


Selección de poemas del libro


Los olvidos del olvido
dan forma a la memoria.
Son sus esquinas,
sus pliegues,
las arrugas.


Memorandum



Me sacaste de los agostos
perpetuados en el pecho,
de tormentas de ayeres
que llevaban siempre a ningún lado,
de turbulentos aquelarres de azufre y astracán,
de las noches que nacían al llegar a casa
y asfixiaban hasta oscurecer todas las mañanas;
de los octubres otoñales
que tenía encarnados bajo las uñas
después de haber escarbado,
de punta a punta, el jardín,
en busca de algún mísero recuerdo
que me permitiera hacer
una proposición válida para el axioma
que me dice que tenía que empezar a olvidar.


Teoría de los malos recuerdos



¿Cuántos espacios nos quedan detrás de estos
puntos suspensivos?

¿Cuántos nuevos intentos habrá de versos fallidos
antes de que tu final marque un nuevo principio?


Dudas


Cuando amanecí
se me estaba haciendo junio diciembre.
Un rato después, y a pesar de los pesares,
ya primavereaba de nuevo.

Extemporáneo


Sesenta puñaladas caben en un minuto,
un poco de arena en la garganta
y dos rías, una por lado, que añoran volver al mar.


Congoja


El amor no viene.
Hay que ir a buscarlo,
mirarlo a los ojos,
tomarlo de la mano,
sacarlo a pasear
y decirle te amo.


Instrucciones para amar


Los escritores son sólo intérpretes
de una trama siempre ajena
que los lectores van llenando de contenido.


El revés de la trama



Hay más escorpiones de los que deseamos.
Dejen de sacrificar ranas.
Aprendan a nadar
o mátense solos.


Principio ideológico


Para soñar
no me hacen falta sábanas egipcias
de cuatrocientos hilos.

Sólo necesito uno para hacer equilibrio
entre tu mirada y la mía.


Principio básico para un funambulista


Este beso profundo,
este contrato de ciego
que no me deja abrir los ojos,
que te recorre a yema viva,
lentamente, hasta completar las huellas
de mis dedos,
a veces, escribe tu nombre.
a veces, la palabra amor,
otras, deseo.


A tientas



Vamos a sangrar todo
lo que la cuenta pida,
y más también.


Las gotas nunca
deben ser numeradas.

Tenemos que aprender a llorar mares,
a aflojar las muelas de la risa
y a gritar hasta cambiar la voz.
No es justa la medida.

La norma, siempre, ahoga,
hasta con bandera celeste.
Que nadie nos prohíba los baños.
El mar no es exclusivo de las caracolas.

Los bancos de arena
tienen enterrados tesoros,
más allá de la rompiente.

Diáfanos y repetidos sueños
que nunca fueron cumplidos.


Sueño de piratas




El viento, el tren y la luna.
Todas, pero todas las palabras
—desde que naciste—
traen a mí tu nombre.

Eva

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