Apalabrarte, para marzo, trae dos nuevas propuestas literarias, virtuales y grupales para aquellos que buscan trabajar su proceso de escritura: «Poesía en 4 pasos – capítulo 1» y «Poesía en 4 pasos – capítulo 2«.
Ambos capítulos de POESÍA EN 4 PASOS se desarrollan bajo la modalidad virtual y responden al sistema formativo denominado mentoring. Cada uno de los tramos consta de 4 encuentros (uno por semana), con una duración de dos horas cada uno. Las citas estarán atravesadas por diferentes ejes temáticos, pensados para enriquecer la escritura de cada uno de los participantes.
Qué es el Mentoring
El mentoring, el sistema de aprendizaje más viejo y utilizado del mundo, fue inmortalizado por Homero en su poema épico: La Odisea. Allí, el autor que narra la Guerra de Troya, cuenta que cuando Homero Ulises, rey de Itaca, partió para participar en la guerra, encomendó a su amigo, Mentor, la educación de su hijo Telémaco.
La responsabilidad de Mentor era la de educar, entrenar y desarrollar al pequeño príncipe heredero con el objetivo de que pudiera convertirse en el futuro rey. Para lograr tal fin, Mentor y Telémaco emprendieron un viaje en el que el primero le ofrecía sus conocimientos y experiencias al pequeño discípulo. El recorrido, que los llevó por toda Grecia, vinculó al aprendiz y al guía, estableciendo una relación de gran confianza que se convirtió en el pilar de ese proceso de aprendizaje.
Dicho de otra forma, el mentoring es un sistema donde el mentor ofrece sus experiencias y saberes para que los discípulos y alumnos logren aprehender de esta nueva experiencia. De allí que éste proceso está compuesto de tramos: oferta de conceptos y saberes, recepción, interpelación y apropiación (hacer propio el conocimiento, de ser necesario con la modificación mediante).
Mentoring literarios, virtuales y grupales
La idea, en este caso, es proponer un viaje literario que llevará a los participantes -según el capítulo elegido («Poesía en 4 pasos-capítulo 1» o «Poesía en 4 pasos-capítulo 2»)- por distintos campos poéticos. Caminarlos juntos, sin dudas, propone una transformación, la cual se verá reflejada en las futuras escrituras.
Estos viajes propuestos buscan transformar no sólo desde la recepción de los saberes -algunos formales y otros no-, sino también desde la reinterpretación -grupal- y apropiación -personal- del conocimiento.
Poesía en 4 pasos – capítulo 1
El primer tramo de este proceso virtual-grupal-literario fue concebido para aquellos que están pensando en escribir o mejorar la musicalidad de tus textos. Cada encuentro tiene como objetivo trabajar en los principios básicos de la poesía, en desarrollar herramientas creativas y diferentes habilidades literarias.
El foco del primer capítulo de Poesía en 4 pasos está puesto en trabajar la musicalidad del poema. Para ello se trabajará por medio de la observación y el análisis (para la posterior adquisición) tanto de recursos formales como informales.
Este mentoring literario grupal e individual de poesía se realiza en grupos reducidos y para formar parte no se requiere experiencia.
✔️ Temas:
Diferencia entre poesía, acto poético y gesto poético
Principios básicos de la poesía
Relación entre poesía y música
El silencio, el protagonista del poema
Diferentes formas de trabajar el ritmo en el texto
El lenguaje poético (metáfora, alegoría, comparaciones, etc)
Habilidades para crear imágenes vívidas en la escritura.
Herramientas para autoedición y autocorrección.
Poesía en 4 pasos – capítulo 2
El CAPITULO 2, fue pensado para aquellas autoras y autores que hicieron el tramo 1 o que cuentan con un amplio recorrido literario y que están trabajando o pensando en cambiar su estilo de escritura. Está propuesta está centrada en la identidad literaria y en la exploración de la voz poética. Para ello, no sólo verán diferentes autores, sino también se hará una través de la memoria, el cuerpo, la emoción, el silencio, los valores. .
✔️Ejes temáticos:
Identidad literaria vs. Voz literaria.
Construcción de identidad literaria.
Construcción de las voces literarias/poéticas.
La voz poética, construcción individual o social.
Cómo definir la voz poética de cada autor.
Cómo fortalecer la voz poética.
Decir vs. hacer sentir.
Escribir con la cabeza o con el cuerpo.
Experimentar con la forma y el lenguaje del poema.
La importancia del silencio y la escucha en la escritura poética.
Las diferentes formas de hacer corpóreo el silencio en los textos.
Inscribite en los mentoring virtuales y grupales
Está ABIERTA LA INSCRIPCIÓN para las 2 nuevas propuestas de Mentoring Grupal Virtual “Poesía en 4 pasos”. Si te interesa alguna de estas dos propuestas podés hacer clic en el banner, que está aquí debajo, para inscribirte o pedir más información (costos, días y horarios disponibles).
Mentoring Literario Grupal y Virtual de Poesía
(Grupos reducidos, varios horarios a elección, según donde residas). 📆 Fecha de inicio: tercera semana de MARZO Duración: 4 encuentros -uno por semana- (2 horas ⏳, cada uno).
Si te interesa saber más sobre el acto poético u otros temas vinculados con el proceso de escritura, dejame un mensaje. Me dedico a trabajar procesos creativos de novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, etc, crear o reformular metodologías de trabajo, y hábitos de escritura, entre otras cosas. Escribrime aquí, te espero.
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Las figuras literarias y la musicalidad del poema fue el tema central del tercer encuentro del Mentoring Grupal Virtual «Poesía en 4 pasos». El ritmo y la metaforización son dos cosas que caracterizan o distinguen a la poesía entre el resto de los otros géneros de esta rama del arte. Para ello, les poetas (la elección de las palabras, siempre, son un acto político) se sirven de una gran cantidad de herramientas formales e informales.
Sabido es que les artistas para trabajar la musicalidad o la melodía de sus obras poéticas se basan en una gran variedad de recursos literarios que logran imprimirle al texto mayor velocidad o fuerza o, de ser necesario, buscan hacer uso de las pausas (dadas por los signos de puntación, saltos versales o algunos recursos determinados literarios).
En esta oportunidad, analizaremos las posibilidades que nos pueden llegar a aportar el uso de algunas figuras literarias. Conocer su existencia y contar con modelos apropiados de su uso nos permitirán tener un mayor arsenal a la hora de elaborar el hilvanar la trama rítmica del poema.
Ritmo y musicalidad
Uno de los grandes temas de la poesía es el ritmo y la musicalidad. Ellos son los que le permiten a este género diferenciarse del resto de los integrantes de la familia literaria. Si tuviésemos que tratar de ensayar una definición rápida sobre musicalidad en la poesía, podríamos afirmar que los grandes responsables de ella son los acentos, los cuales marcan la melodía o la estructura sonora del texto.
En todas las áreas de la vida existe el ritmo. Hay ritmo empezando desde la respiración, pasando por el caminar, el hablar. Todo tiene un ritmo, propio y singular. ¿Cómo, entonces, la poesía podría llegar a prescindir de él?
Qué es el ritmo
Ahora, bien, ¿qué es el ritmo? El ritmo es la organización en el tiempo de pulsos y acentos. Aquí aparece otra palabra: pulso. Resulta vital definir, para seguir construyendo juntos el concepto de ritmo, qué es el pulso. Es una serie de pulsaciones que se repiten de manera constante y que sirven para medir el tiempo.
Si tuviésemos que hacer una analogía entre la música y la poesía, podría decirse que la estructura gramatical de los versos es comparable con las denominadas pulsaciones musicales.
Para Nicanor Parra “la poesía es la prosa que se mueve (léase baila)». Ésta debe tener ritmo (y por ende, debe contar con pulsos -una estructura que se repite- y acentos) y compás.
El gran trabajo del poeta -en cada texto- es, quizás, encontrar la musicalidad del poema que estará compuesta por un patrón rítmico, el cual -en el caso de los poemas extensos- deberá cambiar para lograr tanto la atención como el asombro de quien se enfrenta a la obra.
Los recursos que tienen los/las y les poetas para trabajar el ritmo son todas aquellas herramientas que le aporten al texto velocidad y pausa. Con ellas el artista deberá dar forma a diferentes patrones rítmicos y estructuras poético/musicales (tanto en la poesía clásica como moderna (léase versos rimados o libres).
Sin dudas, uno de los grandes protagonistas de los poemas es el silencio. Éste antecede y sucede a todo poema. Es más, algunos autores afirman que el poema viene a poner palabras al silencio.
Para trabajar el silencio, el poeta cuenta con herramientas formales e informales. Las primeras están dotadas de conocidos nombres, mientras que las restantes y las restantes -en ocasiones- nacen de las ganas y de la audacia lúdica de cada autor.
Las pausas convenciones llegan de la mano de los signos de puntuación (los cuales en la poesía actúan -en ocasiones- de manera diferente que en la narrativa) y de los saltos versales, la construcción de las estrofas (agrupamientos de versos) y de la utilización de la «geolocalización» del verso en el territorio a conquistar, el cual llamaré territorio literario u hoja en blanco.
Ésta es un territorio físico a trabajar por el poeta -no es lo mismo comenzar un verso en el margen que en la mitad de la página, cada espacio crea un alto en el ritmo, es decir, una pausa nueva-).
Este juego invita, en ocasiones -y según los estilos o los gustos- a reemplazar algunos signos de puntuación y/o complementarlos con la utilización de los saltos versales (corte de los versos), los saltos estrofales (corte de estrofas) y/o las ubicaciones geográficas en la página, etc.
La estructura rítmica del poema
Pero aquí nace una pregunta: ¿para hacer poesía alcanza con las estructuras? La respuesta es no. Este género para no caer en la monotonía requiere de variaciones. El poeta debe intentar lograr construir un ritmo del texto, el cual una vez conseguido debe ser interpelado, roto o intervenido por otro distinto.
A los recursos ya sitados (signos de puntuación, saltos versales -el corte de los versos-, construcción de estrofas y el uso de la goegrafía de la página -la ubicación que se le da a los versos en el ancho de la página-) hay que sumarle los recursos literarios, los cuales se dividen en recursos léxicos-semánticos (juegan con el significado de las palabras), recursos fónicos (trabajan con el sonido de los vocablos) y los recursos gramaticales (juegan con el orden de las palabras en la oración). .
En este artículo repararemos en algunos de los recursos literarios que le aportan mayor dinamismo o ritmo al poema.
Recursos literarios que colaboran con la musicalidad del poema
Aliteración (Recurso fónico)
La aliteración consiste en la reiteración de sonidos semejantes en palabras cercanas. En ocasiones, la repetición sonora tiene efectos sobre el significado. Así, en el verso El ala aleve del leve abanico (Rubén Darío, “Era un aire suave…”), la repetición del sonido de la l y de leve, evoca la ligereza del ala.
En un trigal, tres tristes tigres comen trigo.
En el silencio solo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba. (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”)
«Yo los conozco, son ocho los monos: Pocho, Toto, Cholo, Tom Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo Yo pongo los votos sólo por Rodolfo Los otros son locos, yo los conozco, no los soporto Stop. Stop …” León Gieco «Los orozco»
La aliteración se combina muchas veces con otras figuras literarias. Una de ellas es la onomatopeya, en la que mediante la repetición se busca imitar un sonido determinado.
Por ejemplo: En el silencio se escuchaba, / un susurro de abejas que sonaba (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”) La repetición de la /s/ imita el sonido de las abejas.
Otras figuras literarias con las que se combina la aliteración son la paronomasia (el uso de palabras con sonido semejante) y el políptoton (el empleo de palabras de una misma familia).
Por ejemplo: «vienen bien las viandas (paronomasia); en la mesita junto a la mesada hay una foto de la mesa que compré (políptoton)».
Para lograr un buen trabalenguas es preciso hacer uso de: ALITERACIÓN + POLIPTOTÓN + PARANOMASIA
Anáfora (Recurso gramatical)
La anáfora es la repetición de una o más palabras al comienzo de un verso o una frase.
Ejemplo I:
Cae Cae eternamente Cae al fondo del infinito Cae al fondo del tiempo Cae al fondo de ti mismo Cae lo más bajo que se pueda caer Cae sin vértigo.
(Vicente Huidobro, “Altazor”)
Ejemplo II:
«Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.» (Miguel Hernández, “Elegía a Ramón Sijé”)
Ejemplo III:
«Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar; hay una calle próxima que está vedada a mis pasos, hay un espejo que me ha visto por última vez, hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.«
(Jorge Luis Borges, “Límites”)
La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras.
Hipérbaton (Recurso gramatical)
Éste, a mi entender, es el recurso poético por excelencia. Esta figura consiste en la alteración del orden sintáctico habitual de las palabras en una frase.
Ejemplo I.
«Nocturno el lobo de las sombras nace « (Luis de Góngora, “Fábula de Polifemo y Galatea”).
El adjetivo nocturno se coloca antes de lobo, que es el sustantivo al que modifica, y el complemento de las sombras delante de nace, que es el verbo. El orden usual de la frase sería: El lobo nocturno nace de las sombras.
Ejemplo II.
A Dios gracias. (Gracias a Dios).
Más allá de que el juego que propone el hipérbaton es un gesto un desafío a la lógica gramatical y, por tal, una subversión al orden común. Allí, en ese desafío, entiendo, anida la poesía.
Metonimia
La metonimia consiste en designar una cosa con el nombre de otra, con la que existe alguna relación de contigüidad causal, espacial o temporal.
Ejemplos:
El efecto por la causa (o viceversa): Apaguen el ruido(por una máquina (o un ser) que causa el ruido).
La causa por el efecto: El sol quemó la planta (por el calor del sol).
El continente por el contenido: Comí un rico plato(por una porción de comida contenida en un plato).
El instrumento por la persona que lo usa: Qué bien suena el bajo(por el bajista, es decir, la persona que toca el bajo en una banda).
El autor por la obra: Debesleer a Virgilio(por las obras escritas por Virgilio).
Sinécdoque
Éste recurso consiste en designar la parte por el todo (o al revés), lo particular por lo general (o viceversa), el singular por el plural y el género por la especie (o a la inversa). En ocasiones pueden algunas sinécdoque ser consideradas un tipo de metonimia. En ambos casos existe una relación de continuidad entre dos conceptos.
Ejemplos:
La parte por el todo: Dividamos la comida por cabezas(por personas o comensales).
El todo por la parte: El país lloró(por los ciudadanos -¿todos? ¿Nadie fue indiferente?-).
El género por la especie: Ahí no vive ningún mortal(por ser humano -¿Los animales, las plantas, no son mortales?-).
La especie por el género: El profesional no atiende los martes (por el contador -¿Y los médicos, los escribanos no son profesionales, atienden los martes?-).
Asíndeton
Es la omisión deliberada de los nexos que coordinan dos o más proposiciones. Se utiliza en especial en enumeraciones o en las acumulaciones. La figura opuesta al asíndeton es el polisíndeton.
Ejemplo I.
Llamas, dolores, guerras, muertes, asolamientos, fieros males. (Fray Luis de León, “Oda VII”)
Ejemplo II.
Atrás quedan los días con lagos, nieves, renos, con volcanes adustos, con selvas hechizadas (Vicente Gerbasi, “Canto I”)
Polisíndeton
Consiste en la repetición de nexos coordinantes en cada uno de los elementos de una enumeración. Es la figura opuesta al asíndeton.
El uso uso repetido de conjunciones en un texto que propone el polisíndeton le aporta fuerza o refuerza un poema o algún trabajo narrativo. De alguna manera la utilización de este recurso puede convertirse en el golpe yámbico para el texto.
Ejemplos:
“avanza y levanta espumas, y salta y confía.”
Soy un fue y un será y un es cansado. En el hoy y mañana y ayer junto pañales y mortaja y he quedado presentes sucesiones de difunto. (Francisco de Quevedo, “¡Ah de la vida!”)
Éste recurso, junto con la paradoja y el hipérbaton, son poesía en estado puro. El oxímoron es la unión de dos palabras o frases de significado opuesto de manera contigua. De esta forma, esta nueva construcción propone un nuevo y original sentido que confronta la lógica conocida.
En la mayoría de los casos esta figura está formada por un sustantivo y un adjetivo.
Ejemplo I. Es hielo abrasador, es fuego helado (Francisco de Quevedo, “Es hielo abrasador, es fuego helado”) Se asocian objetos a sensaciones opuestas (hielo abrasador, fuego helado en vez de hielo helado y fuego abrasador).
Ejemplo II. «El grito callado» En el primer caso, son dos palabras que parecen estar en contraposción, pero que unidas dan forma a un reclamo no dicho o silenciado por opción o imposición.
Onomatopeya
Se trata de una expresión o palabra que su sonido simula o busca imitar la acción o el sonido de un animal o de un objeto. El idioma inglés tiene muchas más palabras que el español que refieren a los sonidos de las acciones que representan (cough -toser- o sneeze -estornudar-). Aunque el español tiene menos ejemplos que la lengua de Shakespeare.
tictac (emula el sonido del reloj). rugido (vocablo que simula el rugido del león).
Retuécano
El retruécano consiste en la contraposición entre dos frases formadas por las mismas palabras, pero con el orden invertido en la segunda, de manera que esta forma una antítesis o contraste con la primera. A veces, se considera un tipo de quiasmo (repetición cruzada de palabras o estructuras sintácticas).
Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… (Rubén Darío, “Canción de otoño en primavera”)
Elipsis
Ésta consiste en la omisión de plabras o de expresiones, las cuales se puden inferir por el contexto.
Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar ir al sol por la escala luminosa de un rayo. (Rubén Darío, “La princesa está triste”)
En el segundo y tercer verso, se omite dos veces el verbo quiere ([quiere]tener alas ligeras, bajo el cielo volar / [quiere] ir al sol por la escala luminosa de un rayo).
Paranomasia
Es el empleo en una misma frase de palabras con sonidos parecidos, pero distinto significado (es decir, parónimos).
Ejemplos:
De regreso de la cacería llegó al caserío.
El erizo se irisa, se eriza, se riza de risa. (Octavio Paz, “Trabajos del poeta, V»)
Anadiplosis
La anadiplosis consiste en la repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar pasar haciendo caminos caminos sobre la mar. (Antonio Machado, Proverbios y cantares, XLIV)
Concatenación
La concatenación es el empleo de manera progresiva de la anadiplosis (repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente). Se considera una forma de gradación (ordenación de los conceptos de manera tal que indiquen algún tipo de progresión).
La plaza tiene una torre, la torre tiene un balcón, el balcón tiene una dama, la dama una blanca flor. (Antonio Machado, “La plaza tiene una torre”)
El chamariz en el chopo. —¿Y qué más? El chopo en el cielo azul. —¿Y qué más? —El cielo azul en el agua. —¿Y qué más? —El agua en la hojita nueva. —¿Y qué más? —La hojita nueva en la rosa. —¿Y qué más? La rosa en mi corazón. —¿Y qué más? ¡Mi corazón en el tuyo! (Juan Ramón Jiménez, “Juego”)
Tmesis
La tmesis consiste en la separación de una palabra, intercalando otra entre las dos partes, o bien ubicando una parte al final de un verso y otra al comienzo del siguiente.
La jeri aprenderá gonza siguiente (Quevedo, “Receta para hacer soledades en un día”) Entre la segunda y tercera sílaba de jerigonza se intercala aprenderá.
Asno blanco, verde y ama- / rillo de parras de otoño. (Juan Ramón Jiménez, El valle, IX) Las dos primeras sílabas de amarillo ocupan el final del primer verso y las dos últimas el comienzo del segundo ver
Leandro Murciego Escritor, periodista y coach literario
Si te interesa saber más sobre el acto poético u otros temas vinculados con el proceso de escritura, dejame un mensaje. Me dedico a trabajar procesos creativos de novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, etc, crear o reformular metodologías de trabajo, y hábitos de escritura, entre otras cosas. Escribrime aquí, te espero.
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Este nuevo episodio de Noche de Letras 2.0 que tiene como protagonistas a Pablo Montanelli y Alfredo Piro Rinaldi es una de las tantas deudas pendientes que tenía este programa, que desde hace diez años se emite por Radio Trend Topic.
El encuentro fue una hermosa excusa para poder disfrutar de la alquimia artística que surge entre ambos cuando el arte los convoca. Sin dudas, la música y su amor por ella fue la que los unió. Hace un tiempo el azar, la casualidad o la causalidad los juntó y, por aquel entonces, el tango -pero también el rock- fueron los responsables de esta unión artística que supo vencer las distancias, dígase mejor: los kilómetros.
El encuentro entre ambos sucedió hace años, en el Centro Cultural de la Cooperación. Piro Rinaldi unos días antes había recibido vía mail una gacetilla de difusión sobre la presentación «El Cachivache orkesta de tango», un proyecto artístico que tenía como uno de los integrantes a Montanelli. El correo electrónico estaba acompañado de un video y fue esa pieza artística la que llamó la atención de Alfredo que por esos tiempos estaba buscando darle un nuevo giro a su carrera. La presentación de la orquesta y la performace de Pablo fueron motivos suficientes para concretar un encuentro artístico entre ambos.
Así, poco a poco, fueron estableciendo el vínculo o, mejor aún, tejiendo la unión. Desde aquel entonces, mucha agua pasó bajo el puente. Se conocieron, ensayaron, Montanelli comenzó a acompañar a Piro Rinaldi, y viceversa.
Tras ese encuentro se sucedieron las presentaciones y se multiplicaron las inquietudes. Las vueltas de la vida los alejaron. Pablo se fue a vivir a Europa y Alfredo continúo en la Argentina, pero ni la distancia ni la pandemia fueron impedimento para alimentar esa amistad.
A la distancia e impulsados por las nuevas búsquedas personales-artísticas, se embarcaron en la creación de una obra tan sólida como original: Tangótico. Ese trabajo que se tradujo en dos discos, Tangótico I y II es una invitación su música como algo que logra trascender cualquier género musical, pero que sin lugar a dudas logra conectar el alma urbana de Buenos Aires con la de cualquier ciudad del mundo que sepa tener adoquines lustrados por la luna, la lluvia o algún farol con luz mortecina.
Aquí les presento a estos dos hermosos e inquietos personajes que hacen del arte un ritual único, irrepetible y colectivo, y del tango un género musical mágico y movilizador.
Espero disfruten tanto como yo la entrevista a Pablo Montanelli y a Alfredo Piro Rinaldi.
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La magia de la poesía no es respetar las reglas, sino, más bien, subvertir. La poesía viene a crear nuevos órdenes y para ello es preciso que el poeta se arme de valor y se anime a salir a crear nuevos universos literarios. Y sin dudas, la inexplorable geografía de la página es una de las tantas áreas a conquistar por el poeta.
El poema es una construcción cuasi arquitectónica. Por más pequeño que sea tiene una superficie (dada por la longitud de sus versos y por la extensión o duración que está marcada por el número de estrofas). Como toda construcción para ser desarrollada requiere de un territorio, una geografía, la cual podríamos llamar página.
Reconocer el terreno es menester del arquitecto para poder allí llevar adelante su obra. Ésta, en ocasiones, busca integrarse con el paisaje, mientras que en otras oportunidades lo desafía.
Tanto para una como para otra opción, el artista requiere de un estudio del suelo, ya sea para hacer pozos o nivelar la tierra.
Es decir, hacer propia la geografía para poder llevar adelante la obra. El poeta -como buen arquitecto- puede estudiar el terreno/la página en blanco para cimentar allí un gran poema.
Entonces, el escritor llamado a hacer poesía cuenta con dos herramientas fundamentales: el silencio y la musicalidad. La tercera variable -que, sin dudas, colaborará con la identidad del poema- será el uso de la página, seguramente, el territorio poético menos explorado por los autores.
Cabe recordar que a todo poema lo precede y lo sucede el silencio. El poema viene a disrumpir la calma. Es una explosión-musical en medio de dos mudeces. Para que la poesía sea tal requiere -según Nicanor Parra y Jorge Luis Borges- musicalidad. Y la música está dada por secuencias o estructuras sonoras que se van intercalando para generar una melodía. Aquí, es decir, en la música -al igual que en la poesía- la pausa y el silencio son dos de sus protagonistas.
Cómo usar la página en blanco
En el caso del lenguaje poético las pausas están dados por el uso de los signos de puntuación (la coma, el punto y coma, el punto, los dos puntos, los tres puntos), los saltos versales, los saltos de estrofas y la ubicación del verso en la página.
Vale aclarar que la gramática en la poesía varía. De tal manera que muchos autores prefieren escindir tanto de los puntos suspensivos como de los puntos y comas. La argumentación, en esos casos, es que esos recursos gramaticales son reemplazados tanto por los saltos versales como por las separaciones de las estrofas.
Cada uno de ellos aporta un tipo de pausa diferente -las cuales varían en su duración-, ahora bien.
Tan sólo para ensayar un juego de equivalencias podría intentar hacer una suerte de escalafón:
1°, El salto versal a medio silencio (pero puede combinarse tanto con la coma como con el punto) 2°, La coma equivaldría a un silencio 3°, El punto, a dos silencios. 4°, El salto de estrofa equivaldría a uno (también se puede combinar tanto con la coma como con el punto).
¿Se leé diferente el verso con sangría?
Ahora, bien aquí surge una pregunta, ¿teniendo en cuenta a la página como territorio, será lo mismo un verso que comienza en el margen que aquel que nace entrando o promediando la línea?
Este tipo de verso debería tener una pausa mayor, ya que el punto de inicio del texto no sólo sirve para reafirmar tanto lvisual como lo conceptualmente una palabra o una frase, sino también para establecer un decir distinto. Allí, el silencio toma un mayor protagonismo. Es decir, el género poético cuenta con una gramática propia, extraña al resto de la literatura.
Si tenemos en cuenta a la página en blanco como un escenario a explorar, también se puede pensar en diferentes propuestas en las que el decir poético llega de la mano de las construcciones de formas o de ubicaciones, entre otras variables.
En este juego de apropiación del espacio se pueden imaginar textos que imiten formas humanas, de objetos o de símbolos. También se pueden hacer dialogar estrofas enfrentándolas entre sí. Escribir poemas circulares o espiralados o laberínticos. Hacer que el texto tome cuerpo de que aquello que dice, que se haga lo que sostiene. Es decir, que sea lo dice que es.
La hoja en blanco es una invitación a dar un paso más en el manejo del texto, en el decir poético. Sin dudas, La elección espacial puede aportarle nuevos o más ricos significados tanto a las palabras como a los versos.
El síndrome de la página en blanco
Muchos autores a la hora de enfrentarse a una página o en blanco comienzan a sentir angustia, ahogo y, algunos, arriesgan a decir que se encuentran frente al temido síndrome de la página en blanco o bloqueo de escritura.
Lo cierto es que en la mayoría de los casos sólo se trata de un conjunto de síntomas (entre los que se destacan: malestar, miedo, ansiedad, etc), pero lejos está de encontrarse al temido bloqueo literario. Los que saben, sostienen que estas manifestaciones pueden deberse a una combinación de factores como la presión por la entrega de un material, la autoexigencia (el perfeccionismo), el cansancio, el miedo al error y la falta de lectura, entre muchas posibilidades.
En muchas ocasiones esto se debe a que las personas subestiman la tarea del escritor y no prescinden tanto de hábitos creativos como de metodología de trabajo. Otro factor que colabora con la pérdida de ideas es tanto la falta de lecturas como de conocimiento de su proceso creativo.
Cómo superar la parálisis creativa
Sin dudas, para superar el estado de parálisis creativa se pueden probar algunos consejos como que en muchos casos suelen venir de la mano de una disciplina conocida como “Escritura creativa”. Por medio de ella se pueden realizar algunos ejercicios que inviten tanto a estimular el desarrollo de las ideas como a perder el miedo por ese territorio inexplorado llamado página en blanco o territorio virgen o libre.
Ahora bien, el «síndrome de la página en blanco» o bloqueo creativo es una manifestación que puede afectar a los escritores (sobre todo a los principiantes) en diferentes momentos de la vida y suele estar generado por varios motivos.
La duración puede ser cuestión de horas, días, semanas y hasta meses. En muchos casos, motivos tales como la depresión y las situaciones de estrés suelen ser instigadores del tan temido síndrome. El primero en ponerlo en palabras fue el psicoanalista alemán Edmund Bergler, en 1947. A diferencia de lo que muchos creen esto no es exclusivo de escritores, sino que suele a atacar a las personas que están vinculadas con la creatividad y con el arte. Entre sus víctimas se encuentran, también, escultores, pintores, diseñadores, dramaturgos, etc.
Tres años más tarde, Bergler lo convirtió en un tema de estudio, siendo este el eje de su obra The writer and psychoanalisis.
Cómo evitar el síndrome de la página en blanco
Entre las propuestas que, por lo general, se ofrecen para romper con el «Síndrome de la página en blanco» se destacan:
Escribir a mano
Establecer una rutina de escritura
Mantener las expectativas en un nivel realista
Organizar mejor el tiempo
Preparar el espacio de escritura
Escribir a mano
Escribir a mano estimula más el cerebro que si para hacerlo se utiliza un teclado o una pantalla, ya que involucra áreas relacionadas con la memoria, la coordinación motora fina y la percepción visual. Es por eso que los científicos y los neurólogos recomiendan no sólo sostener el hábito de la escritura manual, sino que además instan a hacerlo con letra cursiva.
Ésta metodología de escritura ofrece una gran cantidad de beneficios entre los que se destacan: mejorar la memoria, prevenir el deterioro cognitivo, mejorar la capacidad de lectura y de escritura, favorece la creatividad y el pensamiento crítico. Además, mejora la organización espacial y la coordinación ojo-mano (visomotora). Otra de las bondades que otorga es una mayor conexión personal.
En la República Argentina, un estudio realizado por la Universidad de San Andréssostiene que la escritura a mano no sólo que aumenta la creatividad, sino que colabora con el desarrollo de la inteligencia cerebral.
Además, escribir a mano permite adentrarse en los pensamientos y emociones, lo que puede resultar fundamental para el bienestar psicofísico y el crecimiento personal. Por último, escribir a mano ayuda a prevenir o retrasar la aparición de enfermedades de deterioro cognitivo, como el alzhéimer o la demencia senil.
Para concluir, la página en blanco, en ocasiones invita a la pausa. Y la pausa es, por sobre todas las cosas, un gesto poético que viene a interpelar al sistema, de allí su gran importancia en el quehacer del poeta.
Por Leandro Murciego
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Para muchos autores, a la hora del silencio literario -la pausa de escritura o la falta de la inspiración-, la página en blanco se convierte en uno de los mayores cucos. Su simple presencia aviva los más diversos fantasmas que le abren el paso a los tan temidos «juicios de valores». De allí, que una gran cantidad de artistas busquen escaparle a ese conflicto, sin ver que en él se encuentra uno de los mayores trampolines para repensar y transformar el texto. O, dicho de otra manera, la posibilidad de hacer de ese texto una obra artística. Es por ello que la página en blanco es un territorio a ser conquistado por el poeta.
Según algunos autores, la página en blanco es un espacio donde habitan: el silencio, los fantasmas, los miedos. Dicen que el miedo a lo desconocido es una de las respuestas más naturales del ser humano. Y que el miedo, es una reacción -que compartimos con los animales- que nos ayuda a sobrevivir.
Arranquemos por lo más sencillo, es decir, la definición de la página en blanco. Ésta es un tipo de papel “sin patrones (aparentes)”, líneas ni colores preexistentes. Este tipo de hoja suele ofrecer más libertades a quien la aborda, pero -a la vez- menos normas. Esta fórmula para muchas personas suele convertirse en un inconveniente complejo, que podría definirse como la “libertad que ahoga”. Pero quiero volver a la sentencia “sin patrones aparentes”, este tipo de página tiene una norma, tan clara como potente: la superficie (es decir, sus dimensiones). Ésta se convierte en la posibilidad y, al mismo tiempo, en el límite. Es decir, donde comienza la página, donde amanece la hoja, nacen todas las posibilidades, pero a la vez ese mismo marco que invita a la creación es el que se convierte en el propio límite de la misma.
La página en blanco como problema
Hay que aclarar que página en blanco se presenta como un inconveniente u obstáculo cuando el artista carece del impulso de la escritura. En los momentos en que las personas se encuentran “en vena” (es decir, que cuentan con la “inspiración”, la idea o el deseo de llevar adelante la labor de la escritura -tema para otra charla, capítulo o artículo-) jamás la página en blanco se presenta como un obstáculo, un impedimento o un espacio intimidante capaz de generar los más diversos miedos.
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) el miedo es “la angustia por un riesgo o daño real o imaginario”. Otra acepción, que ofrece la institución -fundada en 1713- que vela por la lengua española, es que se trata de un “recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea”.
Algunos especialistas explican que el cerebro humano a la hora de enfrentarse a algo nuevo recurre a experiencias pasadas para saber cómo operar ante ellas. Pero, en ocasiones, cuando se trata de algo desconocido, le es imposible encontrar pistas que le sirvan por lo que se genera una sensación de temor y ansiedad.
En mi experiencia -fruto del trabajo realizado con una gran cantidad de autores, por medio de los procesos de coaching literarios o mentoring para escritores,-, algunos artistas encuentran en la página en blanco un oscuro abismo que los confronta con un -temido- sentimiento de vacío (también llamado -por los psicólogos- vacío existencial). Este sentir -más común de lo que creemos- suele venir de la mano de la pérdida de la motivación y del interés (lo que para muchos autores se traduce en el miedo al bloqueo creativo).
Otra de las sensaciones que llegan con el “vacío” o “vacío existencial” es el de “sentir o creer que no se tiene nada adentro”. Sin duda, se trata de un sentimiento negativo asociado frecuentemente con el sufrimiento y el conflicto.
¿El conflicto es un problema?
En mi entender, el problema no es el conflicto, sino la forma y la predisposición con la que se lo aborda. Este puede ser angustioso, pero también puede ser vivido como una oportunidad para conocerse o para probar nuevas formas de resolución. Esta última opción, sin lugar a dudas, permitirá descubrir nuevos modos o posibles abordajes que traerán experiencias nunca antes vividas. Sin lugar a dudas, elegir este camino permitirá forjar una nueva arista de nuestra identidad artística.
Si unimos las afirmaciones antes mencionadas, tomando como punto de partida el proceso literario y a la página en blanco como centro de análisis, podríamos darle forma a una suerte de definición, que -quizá- ayudaría a comprender uno de los tantos efectos que causa este escenario a una gran cantidad de escritores.
La página en blanco puede presentarse como una angustia o un riesgo imaginario o, bien, como el fantasma de o temor de enfrentarse a lo desconocido. Para algunos autores la página en blanco es sinónimo o manifestación concreta del llamado bloqueo creativo o de escritura.
Pero lo cierto es que la página en blanco es sólo eso: un territorio libre para ser conquistado por el poeta.
Ésta, sin dudas, puede convertirse en una gran aliada de quien escribe. Allí las palabras y los versos pueden tomar cuerpo, destacarse o intentar perderse entre sus propios pares.
Pero la página en blanco invita a que los autores puedan disfrutar de ella como los niños lo hacen en la plaza. Allí el límite es casi propio. Para el poeta, en la página todo está permitido. No existe una norma preexistente. Cada cual, como en el Anton Pirulero, podrá tratar de dar forma a su juego. Sólo se requiere: originalidad, ganas de divertirse-jugar (pero en serio) y audacia para crear un universo propio.
Este último punto quizá sea el más importante. La página en blanco, permite al autor crear un territorio con normas propias, las cuales deberían ser claras y constantes. Es función del artista crear el juego y dejar a la luz la regla o las normas. De no suceder así para los lectores, ese juego se convertirá en ininteligible. Un trabalenguas reservado sólo para pocos.
La página en blanco ofrece una gran cantidad de posibilidades, las cuales irán variando según la capacidad de juego del artista y del pacto que esté dispuesto a realizar con el lector.
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En estos tiempos, donde lo urgente parece ganarle a lo necesario, sostener un proyecto por casi treinta años resulta casi inadmisible. «La Guacha» es -sin dudas- la revista literaria que parece haber encontrado el secreto de la permanencia. La publicación, que está dirigida, desde su creación, por Javier Magistris y Claudio LoMenzo no ocultan la clave del éxito: el amor por las letras, en especial la poesía.
Este nuevo episodio de Noche de Letras 2.0, que -desde hace 10 años- se emite por Radio Trend Topic gira alrededor de los amores, la militancia y las convicciones. No te pierdas esta ocasión para no sólo descubrir la chispa que aún mantiene la flama de este proyecto tanto en Claudio como en Javier. Además, de regalo un poema de LoMenzo y mío, como para no perder la costumbre.
Una noche
El río miró de reojo.
La noche no tenía nadie a la vista,
por eso bajamos por el barranco
desprovistos de fracasos y de alcohol.
Los cuerpos fueron más que nosotros.
Buscando lo húmedo con paciencia
hicieron de lo desconocido un recurso
y del placer una estrategia incómoda.
Pero la luna se distrajo.
El infierno es ahora, dije.
Hasta es posible que acá nos maten, dijiste.
Los labios enrojecidos se separaron
y partimos sabiendo que la muerte había sucedido.
Claudio LoMenzo
(de “Ciudad del Presente”. “Ediciones del Dock”, Bs. As. Argentina. 2018)
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Adolfo Marino Ponti «El Bebe», el poeta de Quimilí (Santiago del Estero) pasó por Noche de Letras 2.0 para compartirnos sus historias de poetas y canciones. Para él este trabajo es un homenaje a esas canciones y escritores que «con sus obras nos fueron fechando la vida».
Para Bebe, la función del cantautor puede llegar a desaparecer en manos de la Inteligencia Artificial. Escuchá esta entrevista donde nos regaló textos de su última obra y poemas de «Luz de azafrán» y algunos inéditos.
Dos palabras en la noche pueden juntarse como dos alas, asesinarse como dos grillos, unirse como dos partes, caer de la boca a los pies y del sexo a las entrañas, germinar como semilla.
Dos palabras fusilan la soledad, llueven, saltan por el aire, sepultan el dolor, chillan, abren las ventanas/ vuelan y se juntan en un solo ángel.
Dos palabras para no morirse.
DOS PALABRAS EN LA NOCHE
Adolfo Marino Ponti
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Rubén Macías es un poeta mexicano oriundo de la ciudad de Juárez. Es integrante del colectivo José Revueltas, de esa localidad. El autor, que recientemente tuvo un paso por la ciudad de Buenos Aires, se define como un artista urbano, que está atravesado por las cuestiones sociales.
La poesía es un camino constante
Tanto Rubén, como su hermano (Carlos -ambos poetas-) llegaron a la poesía de la mano del death metal y del rock. Para nuestro invitado la música les salvó la vida. «El subcomandante Marcos decía que vivir entre la vida y la muerte es un camino constante. Él sostenía que debíamos atravesar entre la noche y el día para que la vida se nos revele. De algún modo, la poesía es un camino constante, y eso trato que se refleje en la mía», afirmó Macías (Rubén).
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hotel
muerdo tus pezones y te reconozco en mi lengua
mis labios recuerdan el color de los tuyos
tu tacto inquieta mi lenguaje
las horas cortan
tu vestido al caer
que tu perfume le quite
el olor a muerto
a esta cama de garrapatas
frescas a media noche
tu cuerpo desnudo se estrella
en un espejo
sólo deja ver la mitad de nuestros rostros.
(Este poema forma parte de su libro: «en algún muelle», publicado por Otra Editorial y Colectivo José Revueltas).
ella comienza a ver su rostro cayendo en mis manos
olor a comida entra
por cada rendija de este hotel
todo está cerca
las putas a sólo unas cuadras
asesinan al invierno y no son amables
un ojo a la ventana
y otro a la muerte
aprieto mis tenis al pecho
mientras ella sin ruido prende un cigarro
la lluvia sigue ella intenta
pintarse el labio superior
yo escondo mi cartera.
(Este poema forma parte de su libro: «en algún muelle», publicado por Otra Editorial y Colectivo José Revueltas).
La docencia es una de las formaciones que menos he desempeñado en mi vida laboral, pero que amo en todas sus formas. Ayer, formé parte del V Encuentro de Escritores en la Escuela Australia junto con Silvia Crespo , Carlos Norberto Carbone , Marta Peralta, María Laura Burattini , Karina Lerman y Fabian Leppez.
Lo cierto es que cuanto más grande estoy, más lo disfruto, más juego. Fui con la idea de Leer 4 textos y de mostrarle a ese grupo de 7° grado que la poesía no sólo está presente en su vida sino que es una forma de decir diferente, de pensar, de ver la vida. Iba con la idea de buscar la proximidad con entre ellos y la poesía.
Necesito ponerlo en palabras…
Cuando entré al aula, cada cual estaba en la suya, pocas ganas de darme bola. Sólo algún saludo y un par que desde el fondo me mostraban que sabían mi nombre (ahí aparecieron los primeros hilitos de donde tirar la piola…)
Los 32° no ayudaban, la hora menos, ya habían almorzado hacía un rato y la digestión jamás es aliada de la concentración. Para despertarse era necesario que ellos hablarán y de ser posible un poco de ruido.
Después de la presentación de rigor, la mía, parte la dijeron ellos y parte la completé yo. Había ido con la remera que tiene la ilustración de la tapa de mi primer libro: Identidad: fondo negro y los dos piecitos dibujados con líneas cual si fuesen unas huellas dactilares.
Hablamos de la primera muestra identitaria que se les toma a los bebés cuando nacen (la de los pies), del registro de las huellas dactilares de ellos y de las mías e infirieron a que tanto la remera, como la tapa de mi primer libro, era una metáfora. Y arrancamos a construir algunas, juntos, en el aire.
Bien, ya logramos establecer que le poesía cuenta de metáforas o que es una forma de «metamorfasear» de decir distinto, rompiendo la lógica.
De allí saltamos a ¿Qué es la poesía?
Y a partir de allí. la magia. Hubo varias respuestas (eso ya era bastante -7 minutos de charla y estaban participando varios y atentos, la mayoría-). Entre las respuestas apareció una que invitó a que tomara el camino de la música: «La poesía, es un conjunto de palabras que tienen rima (los defensores de los versos libres debemos trabajar con ello), armonía y ritmo».
Eureca, eso me habilitó a hablarles de dos autores Nicanor Parra y Jorge Luis Borges. Y les dije: «Para Parra, poesía es la prosa que se mueve. Dicho de otra manera, es la prosa que danza. Y cuándo se danza, con la música». Entonces, la poesía debe tener movimiento, músicalidad.
Borges, por su parte, dijo que la «Poesía es un volver a la esencia del lenguaje» y eso nos lleva a Grecia y allí, los primeros que recitaban poemas eran los AEDOS, que eran los trovadores (los que decían poesía con música).
Entonces, ya teníamos definida la poesía y sumados cuatro conceptos: musicalidad, ritmo, armonía y metáfora. Ah, perdón, a mi disgusto también la rima (pero iba a servir, a la larga en la charla). Pero teníamos un problema, había que definir la música y alguien dijo: «una suma de sonidos con compaces y que, a veces, lleva letra. Es decir, poesía.»
La cosa iba mejor. Sólo había que establecer si todo sonido era música. Surgió la pregunta: ¿el timbre del recreo es música? Una de las más activas, respondió; no, se necesita que el sonido se corte por silencio». Hermoso… Todo fluía.
Claro, es así, la música y la poesía se alimentan de pausas (silencios), cambios de ritmo y de intensidades. La poesía busca romper el silencio, luego decir algo. Y para poder hacerlo tiene que alterar una estructura. Si hay ruido, crear silencio para luego imponer su pulso. Si lo que impera es el silencio hay empezar con un golpe: verso fuerte, palabra fuerte o sílaba fuerte. Luego, como la música, establecer una estructura o patrón -que en ocasiones se da con la repetición de palabras o estructuras gramaticales, entre otros recursos-.
Teníamos claro, había que llarmar la atención, crear un patrón y, luego, alterarlo. Cómo debía ser esa charla con elles. Yo debía hablar, tenía que hacerlos relacionar y elles tener el impulso o deseo de hablar, participar. Cambiar ritmos, poesía grupal.
Surgió una nueva pregunta: ¿Qué vinculación ustedes tienen con poesía? Respuestas: «Leemos en la escuela», «la escuchamos en la música», “sólo eso”.
¿Están seguros? ¿Nadie hace poesía? No. Respondieron en grupo. ¿Seguros? ¿Alguien tiene hermanos más chicos? ¿Qué pasa cuando lloran y no se pueden calmar? ¿Y cuándo se despiertan a la madrugada?
La mayoría acordó que se les canta canciones de cuna y que ellas son poemas. Y que, en ocasiones, cuando el cansancio invade, después de tres o cuatro meses de despertarse más de tres o cuatro veces en la noche. Y estar mal dormidos, y cansados hasta se olvidan las letras de las canciones y se comienzan a inventar. Es allí donde irrumpe la poesía, por ejemplo. Pero, claro, ellos no son padres y madres aún -por suerte-, así que quizá resulta difícil llegar a que sean ellos los que hagan la magia.
-¿Quién de ustedes tiene algún familiar que vive en el interior y que no va hace mucho?
Una chica, con nombre de lago, dijo: Benja. Y Benja -cuando me acerqué a él- arrancó: “mi abuelo vive en Corrientes y voy allí los veranos.
-Cómo huele la casa de tu abuelo, Benja.
El alumno se quedó pensando y despertó al poeta: “No sé. Huele raro. A campo…”. ¿Adentro huele a campo, Benja?”. No, me respendió mientras seguía buscando la palabra… Y dijo: “a verano”. Y armó la maravilla. “La casa de mi abuelo huele a verano”.
Se me escapó un grito, creo que de alegría. Tiré un aplauso a modo de automotivación y para convocar a algún remolón y dije: “Aquí nació un verso, y de los buenos… ¿Quién da más?”.
Martín, uno de los que recordaba mi nombre de la presentación en el salón de actos y que de, algún modo, había ensayado parte de mi presentación -que no fue personal, sino comunitaria- dijo: “Mi familia tiene una casa en Córdoba y vamos los veranos. Allí fuimos unas vacaciones con Roco -otro de los chicos (en verdad, no recuerdo su nombre)- y también huele distinto”…Y Martín como otros habían entendido el juego y arrojó: “En la casa se respira montaña”.
La chica con nombre a lago, patagónico y cristalino, dijo: “Yo tengo en la nariz el olor de la casa de un compañero de acá. Es rico el olor, pero es particular, no tiene nombre…” Y fue limpiando su idea hasta hacerla verso. “Llevo en mi nariz el perfume de su casa”. Y siguió usando el truco poético de decir más con menos: “llevo su casa en mi nariz” y siguió reescribiendo en el aire: “Hace diez años llevo su casa conmigo”.
Poesía, escribían poesía sin lápiz ni papel. Sino más bien, como se escribe: con la cabeza.
Otro tema resuelto: “Todo recuerdo cuando se pone en palabras es un gesto poético y hace que todos hagamos poesía. Elegir cada palabra, recortar la idea, cargar cada vocablo o frase de sentido es un gesto poético, y -por qué no- una forma de metaforizar.
Se estaban haciendo cargo que podían jugar con sus recuerdos y resignificarlos en sus cabezas. Yo estaba chocho. Ni idea de la hora y no me importaba. Mientras una seño estaba sentada, escuchando atenta. Más allá un profe de educación física se había traído una silla y se sumaba al fogón. Y ante cada participación de los chicos movía la cabeza asintiendo con una hermosa sonrisa.
¿Alguien me dice de qué habla la poesía? ¿A qué se le puede escribir? Aparecieron todas y cada una de las emociones, de los sentimientos, el fútbol (lo tiró uno a modo de risa -y apareció otra hilo de donde tirar la piola-), otro más allá dijo: de física cuántica y de matemáticas.
Sí… apareció la poesía en el grupo: la disrupción. Había que tomar por allí para atrapar a aquel que hasta el momento no se sentía convocado.
“¿Saben que las matemáticas tienen mucho que ver con la poesía? Hacer poesía es una suerte de alquimia de fórmula matemática que demanda de fórmulas y ecuaciones (también)”. Los ojos de Pedro se abrieron. Otro más que se suma, pensé. Y seguí: “Alguien conoce los sonetos? ¿Qué significa la palabra soneto?”
Estaban enganchados se animaban a tirar. Y apareció: Sonido.
-Esoooo!!! Yo me acordaba del “Loco” Gelbenzú. Un profesor de quinto año que jugaba a ser loco para captar nuestra atención. Salté, aplaudí y aceleré la voz. “El soneto es una de las formas poéticas más conocidas de la poesía. Con esto unimos música, matemáticas, poesía clásica y algo actual que los convoca… Pedro, escuchá…” Y apareció la posibilidad de tirar algo más para sumar y seguir… “¿Quién fue Lope de Vega?“, pregunté.
– Una calle respondió una de las chicas. Y otra dijo: “como Scalabrini”. – Claro, dos calles. ¿Y por qué se le pone nombres de personas a las calles? – Para recordar a los personajes. Porque fueron importantes, dijo otra de las chicas. – Así es, Scalabrini Ortiz, que fue político y Lope de Vega fue un poeta clásico español, que es el que le dio la impronta al soneto (que viene de sonido).
Busqué más. Tenía u acercarlos a ellos. Pero no mostrará el truco tan rápido. ¿Alguien conoce a Joaquín Sabina? Me sorprendió la respuesta: “sí”, dijeron un par. “Bueno él también hace sonetos, algunos de ellos son canciones, otros solo poemas, que publicó en varios de sus libros. Pero volvamos a Lope de Vega. Él para hacer poesía pensaba musical y matemáticamente. Entonces contaba las sílabas de cada verso (jugamos luego a contar algunas) y trabajaba con las sílabas tónicas y átonas (palabras que me las tiró Martín, el que quería poemas de fútbol)”.
Y empezamos a jugar con algunos de sus nombres con las sílabas tónicas. Y fueron entendiendo cómo por medio de patrones acentuales y de sílabas fuertes y débiles y de la duración del verso (cantidad de sílabas en la línea) se podía dar musicalidad.
Ahora el tema era hacer de todo aquello algo cercano a sus vidas.
-¿A quién le gusta el rap y el trap?
Y “¡Las manos de todos (o casi todos) los pibes y las pibas arriba!”. Había que aprovechar que con una lombriz se habían acercado muchos peces. “Bien, la base del rap lleva el ritmo acentual del soneto. Es más, la mayoría de los poemas de Lope de Vega se pueden decir en ritmo de rap. Y fueron rapeados por muchos. Luego, si les pica la curiosidad, busque a Lope de Vega y algunas canciones de rap e intenten hacer entrar los poemas del autor clásico en ese ritmo musical”
No sé si lo harán, pero es un hermoso ejercicio motivacional que muestra que aquello de otro siglo, quizá no está tan lejos y es otra forma de validar el ingreso a la poesía, por medio del rap y, hasta del trap. (Acá es la parte que se multiplicarán los insultos en los comentarios…)
Habiendo silabeado y jugado con la alquimia matemática y con la atención activa de Pedro había que volver a Martín. Allí volví con el juego matemático y alquimista de hacer que el poema responda a protones musicales y de tiempo. Les compartí el poema mío de “Imagen y semejanza” para D10S y que basado en el segundo gol que le hizo a los ingleses en el mundial de México ‘86. El texto tiene la duración exacta, según cómo se lea, de la jugada del Diego, desde que recibe el pase de Burruchaga hasta que la pelota acaba en la red.
La poesía es juego, ritmo, música y refleja una mirarda y se dice hasta desde un leer y decir diferente…
Después hablamos de la síntesis en la poesía (la ya hicieron), el decir distinto (y lo hicieron) de la importancia del lector, del rol activo del que lee (hablamos y pensamos juntos, lo que resultó una excusa para leer mi micropoema “Artistas”, el que dice que artista es el lector). Hablamos y pensamos sobre las nuevas construcciones de sentido que aporta la mirada poética, de las diferentes formas de contar lo mismo, lo ya conocido para aportar una mirada nueva de las cosas.
Y fundamentalmente reparamos… en el roll reaccionario, confrontativo y rebelde de este género (un hermoso espacio para manifestar sentimientos adolescentes), que encuentra en el decir poético lo que otros no quieren o no pueden ver. Un lugar nacido para disrumpir, ya que si no se apela a ello -en mi opinión- jamás se alcanza el gesto poético. Hasta acá, creo, unos pocos minutos del encuentro con 7mo grado. Un regalo. Más tarde regresé a trabajar los procesos creativos con el escritores, pero lo hice renovado, feliz, siendo otro.
Por Leandro Murciego
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Temporada 10. Episodio 20 «Noche de Letras con Luis Colombini»
Luis Colombini nació en San Nicolás de los Arroyos, Pcia de Bs.As (actualmente, vive en Valencia, España). Es integrante de la primera Comisión de A.P.O.A (Asociación de Poetas Argentinos). Sus textos figuran en antologías poéticas de la Argentina y en publicaciones de revistas literarias de América Latina. Entre sus obras publicadas se destacan: “Todo lo Otro”(1983), poesía; ”Sobre la Mesa” (1987), poesía; “De dioses, exilios y otras desesperaciones” (2006), poesía (España); ”Alumbrita” (2009), cuentos infantiles (España); ”Entonces la Memoria”, poesía; ”Trapecio”, poesí, y “Los siempre hambrientos”, cuentos; entre otros.
Mirá la entrevista a Luis Colombini
Dos poemas de Luis Colombini
«Todo lo otro»
Barricada calle multitudes y el amor a escondida leve y tranquilo como la leve y tranquila mano sustantiva que extirpó la caricia extraña de una cara.
Barricada calle silencioso pájaro en las coartadas de un niño que se muere despacio y no tenemos más que la renuncia a la eternidad.
Antepongo mi animal resuelto a la misericordia ardiente del mediodía, y resuelvo el juego cotidiano los atrevidamente vecinales la carne durmiendo el cuerpo del insomnio y el aullido el moverse temporal contradictorio del constructor del tiempo y la esperanza.
Calle abajo bocacalle del no encuentro de la presencia en la constante de todo inventario y el amor a escondida leve y tranquilo como las leves y tranquilas otras muertes.
El grito es una fiesta del instinto gritemos entonces el instinto, porque la cordura, es un cumpleaños a sabienda.
Luis Colombini
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«Contraexilio»
La sombra desdoblada
como un arpegio en la ciudad
va golpeando las paredes de las calles.
Lo paradójico
es que no puede proteger la retirada,
tiré del invierno hasta que pude
para ver si alguien hilvanaba una inmediata primavera
pero no fue así,
crucé el ecuador de las ausencias
y esa noche
junté a mis muertos
al barrio infinito donde creí que todo lo demás era una ciénaga,
y no volví,
la ausencia
circunscribió el contrasentido en un arrabal consentido y erudito
y cada lágrima
tuvo un número, un ítem, un descalabro.
Luis Colombini
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«La poesía, su música y el uso del ritmo» (Parte III) *
La musicalidad en el verso libre es uno de los grandes temas a la hora de trabajar la poesía. Para muchos en este tipo de poemas está todo permitido, pero ¿el verso libre goza de total libertad? ¿Existen normas, principios o fundamentos para poder transitar de manera más estética o funcional por subgénero literario?
Hace un tiempo, en una de las ferias virtuales de libros he preparado una charla que se encuentra girando en las redes sobre las normas y los principios del verso libre y, en la cual ponía en duda la libertad de ese tipo de versos, ya que éste responde a una gran cantidad de principios y estructuras que son los que -entre otras cosas- le aportan musicalidad y ritmo al texto.
A la hora de hacer versos libres conviene tener en claro que los versos largos demoran al poema, mientras que los versos cortos le aportan mayor velocidad. Entre los recursos que maneja el verso libre se encuentra el denominado esticomitia, este es un fenómeno métrico que consiste en la correspondencia exacta entre las frases y versos de una estrofa, de forma que cada verso sea una frase, dicho distinto, cada idea sea un verso.
La contracara de la esticomitia es el salto versal, también conocido como encabalgamiento, que bien podría graficarse como Slalom literario, ya que le permite al autor descender el poema (cual si fuese una montaña) dibujando zig-zags.
Sin dudas, el encabalgamiento (para leer más sobre este recurso, hacer clic acá) no sólo le aporta mayor dinamismo al texto, sino que además le permite darle mayor luminosidad a los versos y a sus significados.
El corte versal propone un freno y, al mismo tiempo, se encarga de otorgarle al nuevo verso -que nació de ese corte- mayor fuerza y velocidad. El encabalgamiento, junto con el uso de los signos de puntación, permite resaltar las pausas y dar forma a nuevas melodías.
Ahora, si por un momento recordamos que Parra (Nicanor), el gran poeta trasandino, que afirmaba que “la poesía es la prosa que baila” entendemos que este género tiene que tener como principal fundamento el movimiento y que uno de sus búsquedas es convertirse en una danza. Para ello es preciso apelar a la musicalidad, los cambios de ritmo y los giros, entre otros recursos.
Para lograr este ir y venir, el danzar sobre la página, un recurso del poeta es, sin lugar a dudas, el uso de las estructuras -léase repetición de construcciones gramaticales, que con la reiteración van dando forma a un sistema-. Además, el escritor puede servirse del empleo de patrones acentuales (en español existen tres tipos de acentos que se encuentran en las palabras agudas, graves y esdrújulas). Otra herramienta es la utilización de las sílabas tónicas (sílaba que se pronuncia con mayor intensidad) y átonas (sílaba que se pronuncia con menor intensidad), los patrones o grupos fónicos (palabras que permiten hacer un discurso más expresivo y estético, jugando con los sonidos de la lengua), la utilización de ritmos, pausas y silencios.
Pero volvamos a la esticomitia, para aquellos autores que recién comienzan se convierte en una herramienta fundamental para poder adquirir una voz literaria fuerte y clara, ya que permite poner una idea o concepto en cada verso/línea. Esto tiene un cuádruple impacto en la escritura: ordena, aporta claridad y le permite a cada verso ser contundente e independiente de los demás. Una vez que los escritores noveles o aprendices del arte de escribir manejan con estos recursos, están en condiciones de saltar a un segundo paso: el uso del encabalgamiento.
Pero ojo, jamás se desecha ninguna herramienta, ninguna viene a ser cambiada por otra, sino que la idea es siempre sumar o adquirir un nuevo recurso. Ya que la interacción o la intercalación de la esticomitia y del encabalgamiento, es decir del verso largo con el corto, es uno de los primeros pasos para construir la danza de la que tanto habla Parra (Nicanor).
¿Cómo romper con la monotonía del verso largo?
Uno de los mandamientos del mundo de la escritura sostiene que los versos largos bajan la velocidad del poema, mientras que los cortos lo aceleran. Pero existen algunos recursos para alterar, al menos un poco, esta ley poética.
El lograr un verso claro, directo y potente que resulte independiente de los demás que forman parte del poema, termina enriqueciendo y fortaleciendo la voz literaria del autor. Ahora bien, si se logra decir todo esto con palabras cortas, tónicas y con una estructura que responda a los patrones o grupos fónicos, estaremos cerca de encontrar el juego que convierta a este truco en magia.
Quizá para ello será preciso apelar a dos preguntas (que le llegan al poeta -en fase iniciática-, habitualmente, a la hora de la edición): ¿Cómo se puede decir lo mismo, con menos palabras? y ¿De qué forma se puede hacer de la manera más poéticamente posible?
Sin dudas, que sí logramos combinar la mayoría de estas estrategias se estará, de algún modo, apelando a un truco casi mágico, que posiblemente haga caer al lector en el hechizo dinámico y musical con el que juega el verso corto.
El secreto de la poesía, decir más con menos
El secreto de la poesía es la resignificación, para ello es preciso empoderar la voz literaria y habilitar la co-construcción junto con el lector de la obra. Esto que resulta complejo tiene un principio sencillo que podría definirse en pocas palabras: decir “más con menos”.
Esto, que para muchos es la base de un tratado filosófico oriental, llegó de la mano del arquitecto alemán (que vivió gran parte de su vida en los Estados Unidos), Mies Van der Rohe, y sirve casi a modo de sentencia en el trabajo poético/literario.
Basándome Mies Van der Rohe, me arriesgaría a afirmar -sabiendo que pecaré de simpleza- que: “La poesía podría definirse como el arte literario de decir más con menos”.
La gran propuesta, quizá, sea lograr crear una “esticomitia Van der Rohe”, es decir, que sea capaz de con pocas palabras multiplicar los sentidos de aquello que está diciendo. De lograr esta esticomitia Van der Rohe y si, a ella, la combinamos con el verso corto, estaremos no sólo dando forma a una estructura de sentido, sino que le aportaremos una mayor musicalidad y ritmo a la obra. Aceleración y freno, silencios y sonidos serán la base de nuestra danza poética, aquella a la que tanto hacía hincapié el gran antipoeta chileno. Si a esto se le suman versos fuertes y dicientes, estaremos otorgándole mayor intensidad al texto.
La combinación del verso largo, pero dinámico, con el corto y contundente darán forma a un vertiginoso y limpio ritmo, el cual podrá ser utilizado según la temática del texto. Pero vale recordar, que siempre el ritmo y la velocidad se verán afectados por la extensión del verso. Dicho de otra forma, cuanto más larga es la frase/verso, más lento es el poema.
Para apelar al verso corto, fuerte y dinámico, sin duda, es menester quitar todo lo que sobra. Lo que está de más. Para poder realizar la poda -que al igual que con las plantas, no mata, sino que da vida al texto- es preciso, respetar el espíritu de la poesía.
Otro aliado a la hora de trabajar el ritmo y la conceptualización de los textos es, sin dudas, el uso de la geografía del papel. No todos los versos tienen que comenzar en el mismo margen. La elección espacial puede aportarle nuevos o más ricos significados a las palabras o a los versos.
Leandro Murciego Escritor, periodista y coach literario
Charla para la Feria Virtual del Libro de la India (2024)
«La musicalidad y el ritmo en los versos libres»
Si querés escuchar la charla sobre «Cómo trabajar la musicalidad y el ritmo en los versos libres» que formó parte de la Feria Virtual del Libro 2024, de la India. Aquí dejo el video. No duden en escribir y aportar su mirada sobre el tema.
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«La poesía, su música y el uso del ritmo» (Parte II) *
Por Leandro Murciego
Cómo decía en la primera parte de «La poesia, su música y el uso del ritmo» (parte I) la musicalidad, el ritmo, el pulso y la armonía en la poesía dan cuenta del vínculo estrecho que existe entre este género literario y la música.
Ahora bien, cuando uno se enfrenta a textos clásicos, como podrían ser los sonetos, queda muy en claro que ellos cuentan con un ritmo propio, el cual, en ese caso, está marcado por determinados esquemas silábicos en los versos y por estrofas, que van dando forma a la musicalidad de la obra.
Los sonetos clásicos se caracterizan por estar compuestos por catorce versos endecasílabos, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada cuarteto, el primer verso rima con el cuarto y el segundo con el tercero. Mientras que en el caso del primero de los tercetos, la estructura puede mostrar una rima entre el primero y el tercero, para luego repetir el juego en el terceto final.
Pero no todos los sonetos son iguales. El soneto shakespeariano, también conocido como soneto inglés, propone un juego diferente.
Los Sonetos románticos de Shakespeare están conformados por tres estrofas de cuatro versos cada una más dos versos pareados
Los Sonetos románticos de Shakespeare están conformados por tres estrofas de cuatro versos cada una más dos versos pareados. En este caso, la estrofa está compuesta de cuatro versos de arte mayor (es decir, versos de más de nueve sílabas), generalmente endecasílabos, de rima consonante.
Recordemos que el endecasílabo es el gran verso de la poesía (y que tiene la acentuación fuerte en la 6a sílaba, aunque lo aconsejable para que el poema baile es ir cambiando la acentuación a lo largo del poema, es decir, esto podría ser: 6.5.6.7.6.5, etc -el denominado zigzig).
Para ser más claros observemos un texto del poeta modernista colombiano Guillermo Valencia:
Y en reposo silente sobre el ara,(11 sílabas) con su pico de púrpura encendida, (11 sílabas) tenue lámpara finge de Carrara (11 sílabas) sobre vivos colores sostenida. (11 sílabas)
Los sonetos ingleses suelen contar con cuatro estrofas. Cada una de ellas va alternando su estructura (ABAB CDCD EFEF GG). Esto significa que la primera y la tercera línea deben rimar, y la segunda y la cuarta línea también. En el siguiente grupo de cuatro líneas, se repite el mismo patrón con diferentes rimas. El poema termina con un pareado (dos versos que rima entre sí).
Ésta estructura, que se podría definir como 3×4+2 (o 12 versos más 2) le aporta al poema una impronta muy característica, con una musicalidad fuerte y singular.
El soneto una composición poética universal
Pero más allá de estas diferencias, el soneto es una de las composiciones más generalizadas. Ya que en la mayoría de las composiciones poéticas, como los versos Alejandrinos y los octosílabos -tan sólo para mencionar alguno de ellos- sufren adaptaciones en cada idioma.
Éstas variaciones, en gran parte, responden a que dichas estructuras o composiciones se ven obligadas a modificar su patrón acentual. Es decir, la forma en que se acentúan las palabras van determinando nuevas estructuras sonoras/ rítmicas que resultan funcionales a la musicalidad del poema.
Los versos alejandrinos, usualmente, cuentan con catorce sílabas métricas (es decir un verso de arte mayor) compuestas de dos hemistiquios con tilde en la sexta y decimotercera sílaba. Pero en francés este tipo de versos tiene trece sílabas (si se leé como un verso simple) o 7+7 sílabas (si se lee como un verso compuesto), convirtiéndose en un tipo particular de alejandrinos.
Sin dudas, cada idioma y, en algunos casos, hasta cada idiosincrasia determina las variantes o modificaciones de las estructuras de las diferentes composiciones poéticas.
Por ejemplo, en el octosílabo, en catalán, no existe el eje rítmico (éste es el acento estrófico, que se encuentra en la penúltima sílaba del verso. Este acento fijo se relaciona con la rima, la medida y las pausas de los versos). Entonces, en el octosílabo catalán no se suma una sílaba. Allí, el octosílabo cuenta con ocho sílabas.
Pero aquí nace otra pregunta: ¿para hacer poesía alcanza con las estructuras? La respuesta es no. Este género para no caer en la monotonía requiere de variaciones.
El ritmo de un poema una vez logrado debe ser interpelado, roto o intervenido por otro distinto.
Algo de ello dejó, en sus versos, Lope de Vega, que como un niño fue a golpes de sílabas tónicas, creando -por momentos- la base rítmica de su poesía.
Pero claro a todo esto hay que agregar otros recursos tales como, la sinalefa (la unión de dos vocales que se unen a la hora de hacer el conteo silábico), el uso de los silencios, las pausas (por el uso de los signos de puntuación, los saltos versales, etc), los distintos tipos de rima, tanto interna como externa, etc.
Pero esta estructura, con la que jugaba el gran poeta español, que puede parecer para muchos un descubrimiento, es el alma del rap actual.
Nicanor Parra: «La poesia es danza»
Volvamos a Parra (Nicanor) si la poesía es danza, movimiento, podría decirse caminando por la negativa que aquello que no se mueve, que es monótono, que no combina sílabas átonas y tónicas, no es un poema. O en el mejor de los casos podríamos estar hablando de un mal poema, que contradice su ontológico espíritu danzarín. Este género necesita de ritmos, variaciones, juegos, armonías. Y algo más de la audacia y el espíritu lúdico del poeta.
El poeta y dramaturgo español Eusebio Calonge explica que el ritmo en la poesía es aquel que le aporta al texto no sólo su identidad, sino también la belleza. Así lo pone de manifiesto en una de sus afirmaciones en la que sostiene que:
“Cuando desaparece el ritmo, sólo queda el tedio de la duración”.
Pero esta frase no sólo habla de ritmo, sino también duración. Y esta última, de alguna forma, hace pensar al poema como un territorio. El poema se extiende en dos direcciones, una de ellas la horizontal y la restante, vertical.
La primera determina la medida exacta de cada verso, la cual está dada por la cantidad de sílabas que lo habitan. El conteo silábico puede variar según se trate de sílabas tónicas y átonas. Y la restante, es decir, la vertical, está dada por la duración que marca el número de estrofas y de versos que tiene un poema.
Peter Handke escritor austriaco ganador del premio Nobel de literatura
Esta última, depende de la cantidad de estrofas y versos que tiene un poema. Si pueden les propongo conseguir el “Poema a la duración”, del autor premio Nobel de literatura, Peter Handke.
continuará…
*Este material formó parte de la ponencia sobre las claves del ritmo y la musicalidad en la poesía.
Leandro Murciego Escritor, periodista y coach literario
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