Apalabrarte, para marzo, trae dos nuevas propuestas literarias, virtuales y grupales para aquellos que buscan trabajar su proceso de escritura: «Poesía en 4 pasos – capítulo 1» y «Poesía en 4 pasos – capítulo 2«.
Ambos capítulos de POESÍA EN 4 PASOS se desarrollan bajo la modalidad virtual y responden al sistema formativo denominado mentoring. Cada uno de los tramos consta de 4 encuentros (uno por semana), con una duración de dos horas cada uno. Las citas estarán atravesadas por diferentes ejes temáticos, pensados para enriquecer la escritura de cada uno de los participantes.
Qué es el Mentoring
El mentoring, el sistema de aprendizaje más viejo y utilizado del mundo, fue inmortalizado por Homero en su poema épico: La Odisea. Allí, el autor que narra la Guerra de Troya, cuenta que cuando Homero Ulises, rey de Itaca, partió para participar en la guerra, encomendó a su amigo, Mentor, la educación de su hijo Telémaco.
La responsabilidad de Mentor era la de educar, entrenar y desarrollar al pequeño príncipe heredero con el objetivo de que pudiera convertirse en el futuro rey. Para lograr tal fin, Mentor y Telémaco emprendieron un viaje en el que el primero le ofrecía sus conocimientos y experiencias al pequeño discípulo. El recorrido, que los llevó por toda Grecia, vinculó al aprendiz y al guía, estableciendo una relación de gran confianza que se convirtió en el pilar de ese proceso de aprendizaje.
Dicho de otra forma, el mentoring es un sistema donde el mentor ofrece sus experiencias y saberes para que los discípulos y alumnos logren aprehender de esta nueva experiencia. De allí que éste proceso está compuesto de tramos: oferta de conceptos y saberes, recepción, interpelación y apropiación (hacer propio el conocimiento, de ser necesario con la modificación mediante).
Mentoring literarios, virtuales y grupales
La idea, en este caso, es proponer un viaje literario que llevará a los participantes -según el capítulo elegido («Poesía en 4 pasos-capítulo 1» o «Poesía en 4 pasos-capítulo 2»)- por distintos campos poéticos. Caminarlos juntos, sin dudas, propone una transformación, la cual se verá reflejada en las futuras escrituras.
Estos viajes propuestos buscan transformar no sólo desde la recepción de los saberes -algunos formales y otros no-, sino también desde la reinterpretación -grupal- y apropiación -personal- del conocimiento.
Poesía en 4 pasos – capítulo 1
El primer tramo de este proceso virtual-grupal-literario fue concebido para aquellos que están pensando en escribir o mejorar la musicalidad de tus textos. Cada encuentro tiene como objetivo trabajar en los principios básicos de la poesía, en desarrollar herramientas creativas y diferentes habilidades literarias.
El foco del primer capítulo de Poesía en 4 pasos está puesto en trabajar la musicalidad del poema. Para ello se trabajará por medio de la observación y el análisis (para la posterior adquisición) tanto de recursos formales como informales.
Este mentoring literario grupal e individual de poesía se realiza en grupos reducidos y para formar parte no se requiere experiencia.
✔️ Temas:
Diferencia entre poesía, acto poético y gesto poético
Principios básicos de la poesía
Relación entre poesía y música
El silencio, el protagonista del poema
Diferentes formas de trabajar el ritmo en el texto
El lenguaje poético (metáfora, alegoría, comparaciones, etc)
Habilidades para crear imágenes vívidas en la escritura.
Herramientas para autoedición y autocorrección.
Poesía en 4 pasos – capítulo 2
El CAPITULO 2, fue pensado para aquellas autoras y autores que hicieron el tramo 1 o que cuentan con un amplio recorrido literario y que están trabajando o pensando en cambiar su estilo de escritura. Está propuesta está centrada en la identidad literaria y en la exploración de la voz poética. Para ello, no sólo verán diferentes autores, sino también se hará una través de la memoria, el cuerpo, la emoción, el silencio, los valores. .
✔️Ejes temáticos:
Identidad literaria vs. Voz literaria.
Construcción de identidad literaria.
Construcción de las voces literarias/poéticas.
La voz poética, construcción individual o social.
Cómo definir la voz poética de cada autor.
Cómo fortalecer la voz poética.
Decir vs. hacer sentir.
Escribir con la cabeza o con el cuerpo.
Experimentar con la forma y el lenguaje del poema.
La importancia del silencio y la escucha en la escritura poética.
Las diferentes formas de hacer corpóreo el silencio en los textos.
Inscribite en los mentoring virtuales y grupales
Está ABIERTA LA INSCRIPCIÓN para las 2 nuevas propuestas de Mentoring Grupal Virtual “Poesía en 4 pasos”. Si te interesa alguna de estas dos propuestas podés hacer clic en el banner, que está aquí debajo, para inscribirte o pedir más información (costos, días y horarios disponibles).
Mentoring Literario Grupal y Virtual de Poesía
(Grupos reducidos, varios horarios a elección, según donde residas). 📆 Fecha de inicio: tercera semana de MARZO Duración: 4 encuentros -uno por semana- (2 horas ⏳, cada uno).
Si te interesa saber más sobre el acto poético u otros temas vinculados con el proceso de escritura, dejame un mensaje. Me dedico a trabajar procesos creativos de novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, etc, crear o reformular metodologías de trabajo, y hábitos de escritura, entre otras cosas. Escribrime aquí, te espero.
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Las figuras literarias y la musicalidad del poema fue el tema central del tercer encuentro del Mentoring Grupal Virtual «Poesía en 4 pasos». El ritmo y la metaforización son dos cosas que caracterizan o distinguen a la poesía entre el resto de los otros géneros de esta rama del arte. Para ello, les poetas (la elección de las palabras, siempre, son un acto político) se sirven de una gran cantidad de herramientas formales e informales.
Sabido es que les artistas para trabajar la musicalidad o la melodía de sus obras poéticas se basan en una gran variedad de recursos literarios que logran imprimirle al texto mayor velocidad o fuerza o, de ser necesario, buscan hacer uso de las pausas (dadas por los signos de puntación, saltos versales o algunos recursos determinados literarios).
En esta oportunidad, analizaremos las posibilidades que nos pueden llegar a aportar el uso de algunas figuras literarias. Conocer su existencia y contar con modelos apropiados de su uso nos permitirán tener un mayor arsenal a la hora de elaborar el hilvanar la trama rítmica del poema.
Ritmo y musicalidad
Uno de los grandes temas de la poesía es el ritmo y la musicalidad. Ellos son los que le permiten a este género diferenciarse del resto de los integrantes de la familia literaria. Si tuviésemos que tratar de ensayar una definición rápida sobre musicalidad en la poesía, podríamos afirmar que los grandes responsables de ella son los acentos, los cuales marcan la melodía o la estructura sonora del texto.
En todas las áreas de la vida existe el ritmo. Hay ritmo empezando desde la respiración, pasando por el caminar, el hablar. Todo tiene un ritmo, propio y singular. ¿Cómo, entonces, la poesía podría llegar a prescindir de él?
Qué es el ritmo
Ahora, bien, ¿qué es el ritmo? El ritmo es la organización en el tiempo de pulsos y acentos. Aquí aparece otra palabra: pulso. Resulta vital definir, para seguir construyendo juntos el concepto de ritmo, qué es el pulso. Es una serie de pulsaciones que se repiten de manera constante y que sirven para medir el tiempo.
Si tuviésemos que hacer una analogía entre la música y la poesía, podría decirse que la estructura gramatical de los versos es comparable con las denominadas pulsaciones musicales.
Para Nicanor Parra “la poesía es la prosa que se mueve (léase baila)». Ésta debe tener ritmo (y por ende, debe contar con pulsos -una estructura que se repite- y acentos) y compás.
El gran trabajo del poeta -en cada texto- es, quizás, encontrar la musicalidad del poema que estará compuesta por un patrón rítmico, el cual -en el caso de los poemas extensos- deberá cambiar para lograr tanto la atención como el asombro de quien se enfrenta a la obra.
Los recursos que tienen los/las y les poetas para trabajar el ritmo son todas aquellas herramientas que le aporten al texto velocidad y pausa. Con ellas el artista deberá dar forma a diferentes patrones rítmicos y estructuras poético/musicales (tanto en la poesía clásica como moderna (léase versos rimados o libres).
Sin dudas, uno de los grandes protagonistas de los poemas es el silencio. Éste antecede y sucede a todo poema. Es más, algunos autores afirman que el poema viene a poner palabras al silencio.
Para trabajar el silencio, el poeta cuenta con herramientas formales e informales. Las primeras están dotadas de conocidos nombres, mientras que las restantes y las restantes -en ocasiones- nacen de las ganas y de la audacia lúdica de cada autor.
Las pausas convenciones llegan de la mano de los signos de puntuación (los cuales en la poesía actúan -en ocasiones- de manera diferente que en la narrativa) y de los saltos versales, la construcción de las estrofas (agrupamientos de versos) y de la utilización de la «geolocalización» del verso en el territorio a conquistar, el cual llamaré territorio literario u hoja en blanco.
Ésta es un territorio físico a trabajar por el poeta -no es lo mismo comenzar un verso en el margen que en la mitad de la página, cada espacio crea un alto en el ritmo, es decir, una pausa nueva-).
Este juego invita, en ocasiones -y según los estilos o los gustos- a reemplazar algunos signos de puntuación y/o complementarlos con la utilización de los saltos versales (corte de los versos), los saltos estrofales (corte de estrofas) y/o las ubicaciones geográficas en la página, etc.
La estructura rítmica del poema
Pero aquí nace una pregunta: ¿para hacer poesía alcanza con las estructuras? La respuesta es no. Este género para no caer en la monotonía requiere de variaciones. El poeta debe intentar lograr construir un ritmo del texto, el cual una vez conseguido debe ser interpelado, roto o intervenido por otro distinto.
A los recursos ya sitados (signos de puntuación, saltos versales -el corte de los versos-, construcción de estrofas y el uso de la goegrafía de la página -la ubicación que se le da a los versos en el ancho de la página-) hay que sumarle los recursos literarios, los cuales se dividen en recursos léxicos-semánticos (juegan con el significado de las palabras), recursos fónicos (trabajan con el sonido de los vocablos) y los recursos gramaticales (juegan con el orden de las palabras en la oración). .
En este artículo repararemos en algunos de los recursos literarios que le aportan mayor dinamismo o ritmo al poema.
Recursos literarios que colaboran con la musicalidad del poema
Aliteración (Recurso fónico)
La aliteración consiste en la reiteración de sonidos semejantes en palabras cercanas. En ocasiones, la repetición sonora tiene efectos sobre el significado. Así, en el verso El ala aleve del leve abanico (Rubén Darío, “Era un aire suave…”), la repetición del sonido de la l y de leve, evoca la ligereza del ala.
En un trigal, tres tristes tigres comen trigo.
En el silencio solo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba. (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”)
«Yo los conozco, son ocho los monos: Pocho, Toto, Cholo, Tom Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo Yo pongo los votos sólo por Rodolfo Los otros son locos, yo los conozco, no los soporto Stop. Stop …” León Gieco «Los orozco»
La aliteración se combina muchas veces con otras figuras literarias. Una de ellas es la onomatopeya, en la que mediante la repetición se busca imitar un sonido determinado.
Por ejemplo: En el silencio se escuchaba, / un susurro de abejas que sonaba (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”) La repetición de la /s/ imita el sonido de las abejas.
Otras figuras literarias con las que se combina la aliteración son la paronomasia (el uso de palabras con sonido semejante) y el políptoton (el empleo de palabras de una misma familia).
Por ejemplo: «vienen bien las viandas (paronomasia); en la mesita junto a la mesada hay una foto de la mesa que compré (políptoton)».
Para lograr un buen trabalenguas es preciso hacer uso de: ALITERACIÓN + POLIPTOTÓN + PARANOMASIA
Anáfora (Recurso gramatical)
La anáfora es la repetición de una o más palabras al comienzo de un verso o una frase.
Ejemplo I:
Cae Cae eternamente Cae al fondo del infinito Cae al fondo del tiempo Cae al fondo de ti mismo Cae lo más bajo que se pueda caer Cae sin vértigo.
(Vicente Huidobro, “Altazor”)
Ejemplo II:
«Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.» (Miguel Hernández, “Elegía a Ramón Sijé”)
Ejemplo III:
«Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar; hay una calle próxima que está vedada a mis pasos, hay un espejo que me ha visto por última vez, hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.«
(Jorge Luis Borges, “Límites”)
La poesía es un ejercicio cotidiano que no se elige, se practica y con la práctica crece. La poesía quizá sea el gesto que define, como sugiere Bolaños, la vida del escritor y sus letras.
Hipérbaton (Recurso gramatical)
Éste, a mi entender, es el recurso poético por excelencia. Esta figura consiste en la alteración del orden sintáctico habitual de las palabras en una frase.
Ejemplo I.
«Nocturno el lobo de las sombras nace « (Luis de Góngora, “Fábula de Polifemo y Galatea”).
El adjetivo nocturno se coloca antes de lobo, que es el sustantivo al que modifica, y el complemento de las sombras delante de nace, que es el verbo. El orden usual de la frase sería: El lobo nocturno nace de las sombras.
Ejemplo II.
A Dios gracias. (Gracias a Dios).
Más allá de que el juego que propone el hipérbaton es un gesto un desafío a la lógica gramatical y, por tal, una subversión al orden común. Allí, en ese desafío, entiendo, anida la poesía.
Metonimia
La metonimia consiste en designar una cosa con el nombre de otra, con la que existe alguna relación de contigüidad causal, espacial o temporal.
Ejemplos:
El efecto por la causa (o viceversa): Apaguen el ruido(por una máquina (o un ser) que causa el ruido).
La causa por el efecto: El sol quemó la planta (por el calor del sol).
El continente por el contenido: Comí un rico plato(por una porción de comida contenida en un plato).
El instrumento por la persona que lo usa: Qué bien suena el bajo(por el bajista, es decir, la persona que toca el bajo en una banda).
El autor por la obra: Debesleer a Virgilio(por las obras escritas por Virgilio).
Sinécdoque
Éste recurso consiste en designar la parte por el todo (o al revés), lo particular por lo general (o viceversa), el singular por el plural y el género por la especie (o a la inversa). En ocasiones pueden algunas sinécdoque ser consideradas un tipo de metonimia. En ambos casos existe una relación de continuidad entre dos conceptos.
Ejemplos:
La parte por el todo: Dividamos la comida por cabezas(por personas o comensales).
El todo por la parte: El país lloró(por los ciudadanos -¿todos? ¿Nadie fue indiferente?-).
El género por la especie: Ahí no vive ningún mortal(por ser humano -¿Los animales, las plantas, no son mortales?-).
La especie por el género: El profesional no atiende los martes (por el contador -¿Y los médicos, los escribanos no son profesionales, atienden los martes?-).
Asíndeton
Es la omisión deliberada de los nexos que coordinan dos o más proposiciones. Se utiliza en especial en enumeraciones o en las acumulaciones. La figura opuesta al asíndeton es el polisíndeton.
Ejemplo I.
Llamas, dolores, guerras, muertes, asolamientos, fieros males. (Fray Luis de León, “Oda VII”)
Ejemplo II.
Atrás quedan los días con lagos, nieves, renos, con volcanes adustos, con selvas hechizadas (Vicente Gerbasi, “Canto I”)
Polisíndeton
Consiste en la repetición de nexos coordinantes en cada uno de los elementos de una enumeración. Es la figura opuesta al asíndeton.
El uso uso repetido de conjunciones en un texto que propone el polisíndeton le aporta fuerza o refuerza un poema o algún trabajo narrativo. De alguna manera la utilización de este recurso puede convertirse en el golpe yámbico para el texto.
Ejemplos:
“avanza y levanta espumas, y salta y confía.”
Soy un fue y un será y un es cansado. En el hoy y mañana y ayer junto pañales y mortaja y he quedado presentes sucesiones de difunto. (Francisco de Quevedo, “¡Ah de la vida!”)
Éste recurso, junto con la paradoja y el hipérbaton, son poesía en estado puro. El oxímoron es la unión de dos palabras o frases de significado opuesto de manera contigua. De esta forma, esta nueva construcción propone un nuevo y original sentido que confronta la lógica conocida.
En la mayoría de los casos esta figura está formada por un sustantivo y un adjetivo.
Ejemplo I. Es hielo abrasador, es fuego helado (Francisco de Quevedo, “Es hielo abrasador, es fuego helado”) Se asocian objetos a sensaciones opuestas (hielo abrasador, fuego helado en vez de hielo helado y fuego abrasador).
Ejemplo II. «El grito callado» En el primer caso, son dos palabras que parecen estar en contraposción, pero que unidas dan forma a un reclamo no dicho o silenciado por opción o imposición.
Onomatopeya
Se trata de una expresión o palabra que su sonido simula o busca imitar la acción o el sonido de un animal o de un objeto. El idioma inglés tiene muchas más palabras que el español que refieren a los sonidos de las acciones que representan (cough -toser- o sneeze -estornudar-). Aunque el español tiene menos ejemplos que la lengua de Shakespeare.
tictac (emula el sonido del reloj). rugido (vocablo que simula el rugido del león).
Retuécano
El retruécano consiste en la contraposición entre dos frases formadas por las mismas palabras, pero con el orden invertido en la segunda, de manera que esta forma una antítesis o contraste con la primera. A veces, se considera un tipo de quiasmo (repetición cruzada de palabras o estructuras sintácticas).
Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… (Rubén Darío, “Canción de otoño en primavera”)
Elipsis
Ésta consiste en la omisión de plabras o de expresiones, las cuales se puden inferir por el contexto.
Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar ir al sol por la escala luminosa de un rayo. (Rubén Darío, “La princesa está triste”)
En el segundo y tercer verso, se omite dos veces el verbo quiere ([quiere]tener alas ligeras, bajo el cielo volar / [quiere] ir al sol por la escala luminosa de un rayo).
Paranomasia
Es el empleo en una misma frase de palabras con sonidos parecidos, pero distinto significado (es decir, parónimos).
Ejemplos:
De regreso de la cacería llegó al caserío.
El erizo se irisa, se eriza, se riza de risa. (Octavio Paz, “Trabajos del poeta, V»)
Anadiplosis
La anadiplosis consiste en la repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar pasar haciendo caminos caminos sobre la mar. (Antonio Machado, Proverbios y cantares, XLIV)
Concatenación
La concatenación es el empleo de manera progresiva de la anadiplosis (repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente). Se considera una forma de gradación (ordenación de los conceptos de manera tal que indiquen algún tipo de progresión).
La plaza tiene una torre, la torre tiene un balcón, el balcón tiene una dama, la dama una blanca flor. (Antonio Machado, “La plaza tiene una torre”)
El chamariz en el chopo. —¿Y qué más? El chopo en el cielo azul. —¿Y qué más? —El cielo azul en el agua. —¿Y qué más? —El agua en la hojita nueva. —¿Y qué más? —La hojita nueva en la rosa. —¿Y qué más? La rosa en mi corazón. —¿Y qué más? ¡Mi corazón en el tuyo! (Juan Ramón Jiménez, “Juego”)
Tmesis
La tmesis consiste en la separación de una palabra, intercalando otra entre las dos partes, o bien ubicando una parte al final de un verso y otra al comienzo del siguiente.
La jeri aprenderá gonza siguiente (Quevedo, “Receta para hacer soledades en un día”) Entre la segunda y tercera sílaba de jerigonza se intercala aprenderá.
Asno blanco, verde y ama- / rillo de parras de otoño. (Juan Ramón Jiménez, El valle, IX) Las dos primeras sílabas de amarillo ocupan el final del primer verso y las dos últimas el comienzo del segundo ver
Leandro Murciego Escritor, periodista y coach literario
Si te interesa saber más sobre el acto poético u otros temas vinculados con el proceso de escritura, dejame un mensaje. Me dedico a trabajar procesos creativos de novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, etc, crear o reformular metodologías de trabajo, y hábitos de escritura, entre otras cosas. Escribrime aquí, te espero.
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La magia de la poesía no es respetar las reglas, sino, más bien, subvertir. La poesía viene a crear nuevos órdenes y para ello es preciso que el poeta se arme de valor y se anime a salir a crear nuevos universos literarios. Y sin dudas, la inexplorable geografía de la página es una de las tantas áreas a conquistar por el poeta.
El poema es una construcción cuasi arquitectónica. Por más pequeño que sea tiene una superficie (dada por la longitud de sus versos y por la extensión o duración que está marcada por el número de estrofas). Como toda construcción para ser desarrollada requiere de un territorio, una geografía, la cual podríamos llamar página.
Reconocer el terreno es menester del arquitecto para poder allí llevar adelante su obra. Ésta, en ocasiones, busca integrarse con el paisaje, mientras que en otras oportunidades lo desafía.
Tanto para una como para otra opción, el artista requiere de un estudio del suelo, ya sea para hacer pozos o nivelar la tierra.
Es decir, hacer propia la geografía para poder llevar adelante la obra. El poeta -como buen arquitecto- puede estudiar el terreno/la página en blanco para cimentar allí un gran poema.
Entonces, el escritor llamado a hacer poesía cuenta con dos herramientas fundamentales: el silencio y la musicalidad. La tercera variable -que, sin dudas, colaborará con la identidad del poema- será el uso de la página, seguramente, el territorio poético menos explorado por los autores.
Cabe recordar que a todo poema lo precede y lo sucede el silencio. El poema viene a disrumpir la calma. Es una explosión-musical en medio de dos mudeces. Para que la poesía sea tal requiere -según Nicanor Parra y Jorge Luis Borges- musicalidad. Y la música está dada por secuencias o estructuras sonoras que se van intercalando para generar una melodía. Aquí, es decir, en la música -al igual que en la poesía- la pausa y el silencio son dos de sus protagonistas.
Cómo usar la página en blanco
En el caso del lenguaje poético las pausas están dados por el uso de los signos de puntuación (la coma, el punto y coma, el punto, los dos puntos, los tres puntos), los saltos versales, los saltos de estrofas y la ubicación del verso en la página.
Vale aclarar que la gramática en la poesía varía. De tal manera que muchos autores prefieren escindir tanto de los puntos suspensivos como de los puntos y comas. La argumentación, en esos casos, es que esos recursos gramaticales son reemplazados tanto por los saltos versales como por las separaciones de las estrofas.
Cada uno de ellos aporta un tipo de pausa diferente -las cuales varían en su duración-, ahora bien.
Tan sólo para ensayar un juego de equivalencias podría intentar hacer una suerte de escalafón:
1°, El salto versal a medio silencio (pero puede combinarse tanto con la coma como con el punto) 2°, La coma equivaldría a un silencio 3°, El punto, a dos silencios. 4°, El salto de estrofa equivaldría a uno (también se puede combinar tanto con la coma como con el punto).
¿Se leé diferente el verso con sangría?
Ahora, bien aquí surge una pregunta, ¿teniendo en cuenta a la página como territorio, será lo mismo un verso que comienza en el margen que aquel que nace entrando o promediando la línea?
Este tipo de verso debería tener una pausa mayor, ya que el punto de inicio del texto no sólo sirve para reafirmar tanto lvisual como lo conceptualmente una palabra o una frase, sino también para establecer un decir distinto. Allí, el silencio toma un mayor protagonismo. Es decir, el género poético cuenta con una gramática propia, extraña al resto de la literatura.
Si tenemos en cuenta a la página en blanco como un escenario a explorar, también se puede pensar en diferentes propuestas en las que el decir poético llega de la mano de las construcciones de formas o de ubicaciones, entre otras variables.
En este juego de apropiación del espacio se pueden imaginar textos que imiten formas humanas, de objetos o de símbolos. También se pueden hacer dialogar estrofas enfrentándolas entre sí. Escribir poemas circulares o espiralados o laberínticos. Hacer que el texto tome cuerpo de que aquello que dice, que se haga lo que sostiene. Es decir, que sea lo dice que es.
La hoja en blanco es una invitación a dar un paso más en el manejo del texto, en el decir poético. Sin dudas, La elección espacial puede aportarle nuevos o más ricos significados tanto a las palabras como a los versos.
El síndrome de la página en blanco
Muchos autores a la hora de enfrentarse a una página o en blanco comienzan a sentir angustia, ahogo y, algunos, arriesgan a decir que se encuentran frente al temido síndrome de la página en blanco o bloqueo de escritura.
Lo cierto es que en la mayoría de los casos sólo se trata de un conjunto de síntomas (entre los que se destacan: malestar, miedo, ansiedad, etc), pero lejos está de encontrarse al temido bloqueo literario. Los que saben, sostienen que estas manifestaciones pueden deberse a una combinación de factores como la presión por la entrega de un material, la autoexigencia (el perfeccionismo), el cansancio, el miedo al error y la falta de lectura, entre muchas posibilidades.
En muchas ocasiones esto se debe a que las personas subestiman la tarea del escritor y no prescinden tanto de hábitos creativos como de metodología de trabajo. Otro factor que colabora con la pérdida de ideas es tanto la falta de lecturas como de conocimiento de su proceso creativo.
Cómo superar la parálisis creativa
Sin dudas, para superar el estado de parálisis creativa se pueden probar algunos consejos como que en muchos casos suelen venir de la mano de una disciplina conocida como “Escritura creativa”. Por medio de ella se pueden realizar algunos ejercicios que inviten tanto a estimular el desarrollo de las ideas como a perder el miedo por ese territorio inexplorado llamado página en blanco o territorio virgen o libre.
Ahora bien, el «síndrome de la página en blanco» o bloqueo creativo es una manifestación que puede afectar a los escritores (sobre todo a los principiantes) en diferentes momentos de la vida y suele estar generado por varios motivos.
La duración puede ser cuestión de horas, días, semanas y hasta meses. En muchos casos, motivos tales como la depresión y las situaciones de estrés suelen ser instigadores del tan temido síndrome. El primero en ponerlo en palabras fue el psicoanalista alemán Edmund Bergler, en 1947. A diferencia de lo que muchos creen esto no es exclusivo de escritores, sino que suele a atacar a las personas que están vinculadas con la creatividad y con el arte. Entre sus víctimas se encuentran, también, escultores, pintores, diseñadores, dramaturgos, etc.
Tres años más tarde, Bergler lo convirtió en un tema de estudio, siendo este el eje de su obra The writer and psychoanalisis.
Cómo evitar el síndrome de la página en blanco
Entre las propuestas que, por lo general, se ofrecen para romper con el «Síndrome de la página en blanco» se destacan:
Escribir a mano
Establecer una rutina de escritura
Mantener las expectativas en un nivel realista
Organizar mejor el tiempo
Preparar el espacio de escritura
Escribir a mano
Escribir a mano estimula más el cerebro que si para hacerlo se utiliza un teclado o una pantalla, ya que involucra áreas relacionadas con la memoria, la coordinación motora fina y la percepción visual. Es por eso que los científicos y los neurólogos recomiendan no sólo sostener el hábito de la escritura manual, sino que además instan a hacerlo con letra cursiva.
Ésta metodología de escritura ofrece una gran cantidad de beneficios entre los que se destacan: mejorar la memoria, prevenir el deterioro cognitivo, mejorar la capacidad de lectura y de escritura, favorece la creatividad y el pensamiento crítico. Además, mejora la organización espacial y la coordinación ojo-mano (visomotora). Otra de las bondades que otorga es una mayor conexión personal.
En la República Argentina, un estudio realizado por la Universidad de San Andréssostiene que la escritura a mano no sólo que aumenta la creatividad, sino que colabora con el desarrollo de la inteligencia cerebral.
Además, escribir a mano permite adentrarse en los pensamientos y emociones, lo que puede resultar fundamental para el bienestar psicofísico y el crecimiento personal. Por último, escribir a mano ayuda a prevenir o retrasar la aparición de enfermedades de deterioro cognitivo, como el alzhéimer o la demencia senil.
Para concluir, la página en blanco, en ocasiones invita a la pausa. Y la pausa es, por sobre todas las cosas, un gesto poético que viene a interpelar al sistema, de allí su gran importancia en el quehacer del poeta.
Por Leandro Murciego
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Para muchos autores, a la hora del silencio literario -la pausa de escritura o la falta de la inspiración-, la página en blanco se convierte en uno de los mayores cucos. Su simple presencia aviva los más diversos fantasmas que le abren el paso a los tan temidos «juicios de valores». De allí, que una gran cantidad de artistas busquen escaparle a ese conflicto, sin ver que en él se encuentra uno de los mayores trampolines para repensar y transformar el texto. O, dicho de otra manera, la posibilidad de hacer de ese texto una obra artística. Es por ello que la página en blanco es un territorio a ser conquistado por el poeta.
Según algunos autores, la página en blanco es un espacio donde habitan: el silencio, los fantasmas, los miedos. Dicen que el miedo a lo desconocido es una de las respuestas más naturales del ser humano. Y que el miedo, es una reacción -que compartimos con los animales- que nos ayuda a sobrevivir.
Arranquemos por lo más sencillo, es decir, la definición de la página en blanco. Ésta es un tipo de papel “sin patrones (aparentes)”, líneas ni colores preexistentes. Este tipo de hoja suele ofrecer más libertades a quien la aborda, pero -a la vez- menos normas. Esta fórmula para muchas personas suele convertirse en un inconveniente complejo, que podría definirse como la “libertad que ahoga”. Pero quiero volver a la sentencia “sin patrones aparentes”, este tipo de página tiene una norma, tan clara como potente: la superficie (es decir, sus dimensiones). Ésta se convierte en la posibilidad y, al mismo tiempo, en el límite. Es decir, donde comienza la página, donde amanece la hoja, nacen todas las posibilidades, pero a la vez ese mismo marco que invita a la creación es el que se convierte en el propio límite de la misma.
La página en blanco como problema
Hay que aclarar que página en blanco se presenta como un inconveniente u obstáculo cuando el artista carece del impulso de la escritura. En los momentos en que las personas se encuentran “en vena” (es decir, que cuentan con la “inspiración”, la idea o el deseo de llevar adelante la labor de la escritura -tema para otra charla, capítulo o artículo-) jamás la página en blanco se presenta como un obstáculo, un impedimento o un espacio intimidante capaz de generar los más diversos miedos.
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) el miedo es “la angustia por un riesgo o daño real o imaginario”. Otra acepción, que ofrece la institución -fundada en 1713- que vela por la lengua española, es que se trata de un “recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea”.
Algunos especialistas explican que el cerebro humano a la hora de enfrentarse a algo nuevo recurre a experiencias pasadas para saber cómo operar ante ellas. Pero, en ocasiones, cuando se trata de algo desconocido, le es imposible encontrar pistas que le sirvan por lo que se genera una sensación de temor y ansiedad.
En mi experiencia -fruto del trabajo realizado con una gran cantidad de autores, por medio de los procesos de coaching literarios o mentoring para escritores,-, algunos artistas encuentran en la página en blanco un oscuro abismo que los confronta con un -temido- sentimiento de vacío (también llamado -por los psicólogos- vacío existencial). Este sentir -más común de lo que creemos- suele venir de la mano de la pérdida de la motivación y del interés (lo que para muchos autores se traduce en el miedo al bloqueo creativo).
Otra de las sensaciones que llegan con el “vacío” o “vacío existencial” es el de “sentir o creer que no se tiene nada adentro”. Sin duda, se trata de un sentimiento negativo asociado frecuentemente con el sufrimiento y el conflicto.
¿El conflicto es un problema?
En mi entender, el problema no es el conflicto, sino la forma y la predisposición con la que se lo aborda. Este puede ser angustioso, pero también puede ser vivido como una oportunidad para conocerse o para probar nuevas formas de resolución. Esta última opción, sin lugar a dudas, permitirá descubrir nuevos modos o posibles abordajes que traerán experiencias nunca antes vividas. Sin lugar a dudas, elegir este camino permitirá forjar una nueva arista de nuestra identidad artística.
Si unimos las afirmaciones antes mencionadas, tomando como punto de partida el proceso literario y a la página en blanco como centro de análisis, podríamos darle forma a una suerte de definición, que -quizá- ayudaría a comprender uno de los tantos efectos que causa este escenario a una gran cantidad de escritores.
La página en blanco puede presentarse como una angustia o un riesgo imaginario o, bien, como el fantasma de o temor de enfrentarse a lo desconocido. Para algunos autores la página en blanco es sinónimo o manifestación concreta del llamado bloqueo creativo o de escritura.
Pero lo cierto es que la página en blanco es sólo eso: un territorio libre para ser conquistado por el poeta.
Ésta, sin dudas, puede convertirse en una gran aliada de quien escribe. Allí las palabras y los versos pueden tomar cuerpo, destacarse o intentar perderse entre sus propios pares.
Pero la página en blanco invita a que los autores puedan disfrutar de ella como los niños lo hacen en la plaza. Allí el límite es casi propio. Para el poeta, en la página todo está permitido. No existe una norma preexistente. Cada cual, como en el Anton Pirulero, podrá tratar de dar forma a su juego. Sólo se requiere: originalidad, ganas de divertirse-jugar (pero en serio) y audacia para crear un universo propio.
Este último punto quizá sea el más importante. La página en blanco, permite al autor crear un territorio con normas propias, las cuales deberían ser claras y constantes. Es función del artista crear el juego y dejar a la luz la regla o las normas. De no suceder así para los lectores, ese juego se convertirá en ininteligible. Un trabalenguas reservado sólo para pocos.
La página en blanco ofrece una gran cantidad de posibilidades, las cuales irán variando según la capacidad de juego del artista y del pacto que esté dispuesto a realizar con el lector.
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