El texto editorial que abre el número 18 de la Revista Palabras de POETA sostiene que la palabra -en la Argentina- se está convirtiendo en un andrajo y que el vaciamiento de contenido de ella está impulsada -en gran medida- por diferentes sectores de poder. Ante todos ellos la poesía se levanta como un espacio de resistencia de valores. En este posteo les comparto no sólo el editorial del último número de esta publicación, sino además también los tres poemas míos que me publicaron allí.
Editorial
Por estos días, en nuestra patria, la Palabra es un andrajo. Devastada
por los mercaderes de la pobreza, por los mercenarios
de la política y de la (in)comunicación, que la han devaluado a
extremos imposibles.
Frente a ellos la Poesía. Con nosotros de pie.
Palabras de POETA nació libre y plural. Llevamos casi nueve años
y 18 números recogiendo la voz de poetas de todas partes. Poetas
de las más diversas ideologías, prestigio y experiencia, multiplicidad
de voces haciendo posible un mundo mejor.
Por eso estas palabras.
Los poetas somos una pregunta, la razón y el corazón para acometer
contra la injusticia, para soñar despiertos con una sociedad
más justa e igualitaria.
La poesía en los ojos del pez, del niño y el asombro, de la mujer
que abre caminos infinitos, desenmascarando al traidor, a los
especuladores del oprobio, a los que nos mienten después de
hacer promesas y aquelarres, las orgías del gusano en la tumba
de un pobre.
Nos podemos equivocar (y muchas veces) pero no somos cómplices
de la maldad y el engaño.
Por eso estas palabras.
Palabras como soles. Palabras indomables. Palabras en el borde
del camino. Palabras en las puertas de las fábricas. Palabras en
la universidad. Palabras desnudas. Palabras en las Madres de la
Vida. Palabras relámpagos. Palabras trueno.
Palabras dirigidas a un poder político que está destruyendo y
desfinanciando los lugares destinados a construir la autonomía
de un pensamiento crítico, ciencia o identidad cultural.
Telam, el Inadi, el Incaa, el Instituto de Teatro y el de música, la
Universidad pública y la de las Madres, el Conicet, Radio Nacional,
la Biblioteca Nacional, CONADI y tantos otros son ejemplos
de lo que nos está pasando.
Quiero que sea pretenciosa;
que abrace un sueño,
una causa; que resista.
Quiero que sea mantel
para los laburantes;
que se reescriba en los márgenes
-de las carpetas, de la literatura-,
en las periferias-.
Quiero que se grabe en los baños,
que anhele ser tatuaje, grito, reclamo.
Que sea farolera,
que tropiece, que se caiga y se levante,
que cruce las barreras, que se haga barricada;
que se multiplique, se lea de corrido;
se aprenda, pero no se enseñe.
Quiero que se pinte en las paredes;
que se mente en los andamios;
que se use de brindis;
que irrumpa en las bibliotecas;
que se infiltre en las escuelas.
Quiero.
Quiero con fuerza
-sin por qué y con todos ellos-
que sea ella;
que no mendigue afecto;
que se entregue a todos y todas;
que sea fácil
como la tabla del cero;
que sea amor.
Nunca odio.
Quiero que explote
en las dependencias,
en la boca del estómago,
en el pecho,
en las iglesias
-del primer mundo y del segundo-.
Que se cante en las villas,
en las tribunas
de casi todas las canchas.
Que se tire a quemarropa,
por convicción o despecho.
Quiero que provoque;
que sea generosa,
popular y nacional;
que no sea partido;
que sea movimiento,
marcha, vino y choripán.
Que aprenda hacer la fila del colectivo;
que viaje parada en hora pico;
que ceda el asiento, la metáfora
pero nunca, el concepto.
Quiero que mi poesía
se refugie en el fondo
de las carteras, las mochilas y los bolsillos.
“Quiero lanzarla a volar como mariposas”.
Quiero todo esto,
pero me conformo
con que pueda,
tan solo, mirarte
en silencio a los ojos.
Leandro Murciego
“ASPIRACIÓN POÉTICA” (Inédito)
Sabe Dios que hay un verso
que aún no me será revelado.
Faltan:
letras,
tiempo,
errores,
sufrires.
Ya probé sin suerte
por los textos de amor,
supe tirar de ambos lados esa moneda.
Me destiné a los íntimos
con visos filosóficos.
Y nada.
Me entregué
a la poesía a mano alzada.
Escribí elevando el puño
sobre la piel de las nubes.
Y tampoco.
Aprendí de las madres
a no ceder.
Bajé al cordón.
Me rondé.
Me marché.
Volví a las plazas.
Y disparé metáforas
-como ráfagas de metralla-.
Y menos…
Acabo de dejar las diatribas.
Abandoné la pretenciosa aspiración
de abonar la revolución.
Todavía
tengo que peregrinar la poesía
hacer de las palabras afiladas espinas
y descubrir cuál de todas es mi cruz.
Me espera la crucifixión,
la muerte y la resurrección.
Leandro Murciego
“PASCUA” (Inédito)
Sopló viento.
Los árboles se hincaron
a su paso.
Las ventanas
tiritaron de miedo.
Se rajó el cielo.
Tronó como el vidrio
que se resiste
a su destino de añico.
Lloró con la angustia
y la furia de aquel
que, por azar
o descuido de Dios,
se anotició de su último infortunio.
Ríos desesperados de lágrimas
corrieron perdidos,
como niño que se sabe solo
en medio de tanta ciudad.
Se multiplicó la basura y la miseria.
Flotaron los cuerpos sin nombre
en busca de su única morada
-la final-.
De repente, silencio.
Todo devino en calma.
En extraña e inquietante calma,
como la de los cementerios
un rato antes de la primera hora.
En un púlpito alto,
y sin poner sus pies en el suelo,
un pastor le decía a su rebaño
-de leones yeso-
que aceptara dócilmente la muerte,
que sus sagradas escrituras
presagiaban la ahora anhelada pax.
Leandro Murciego
“MALDITA PROVIDENCIA” (Inédito – publicado en la revista Palabas de POETA)
«UN REFUGIO»
¿En qué rincón
aguarda reunir sus astillas
fundirse en su luz
nuestra alma
presa en este insomnio de colores?
No se mueve el misterio
si nuestros pies
no impulsan el infinito hacia el camino
tu sed es una laguna
que espeja tu anhelo más profundo
de esa hondura nacerá tu voz
el amor que se estira en los brazos de tu madre
la tarde en que te harán dichoso
el conocimiento de tu muerte
la madera que canta mientras la luz lunar
chispea sobre las sombras
tus días tendrán la música
las aguas aéreas de tu alma
prometieron un amanecer de favores
el don de lo que permanece
lo no hundido en el polvo repetido de la vida
tendrás que aprender a mirar
recogerás un día
la ponzoña que destruye la máscara
de aquello que creíste ver.
Aníbal Costilla
No hacen el amor
no creen en el amor
o se resignaron
solo toman de la bestia
el duro goce
el néctar salino y espeso
del éxtasis y el embrujo
que da la juventud.
La bestia
también toma de ellos
y sacia así su hambre
la sed.
Gustavo Tisocco
(de Boca Grande, 2024)
En el N°18 de la Revista Palabras de POETA están las letras de Gustavo Tisocco, Aníbal Costilla, Diego E. Suárez, Floriano Martins, Luisa Futoransky, Eduardo Romano, Aldo Parfeniuk, Ana María Pedernera, Sergio Morán, Rafael Courtoisie, Alejandra Bosch, Pablo Dumit, Dardo Gabriel Passadore, Federico Tomás Torres, Antonella Mazzitello, Analía de la Fuente, Adriana Luna, Eduardo Moga, Liliana Mundani García, Mabel Sierra Karst, Julio Luis Gómez, María Isabel Saavedra, Yolanda Castaño, Raúl Tamargo, Víctor Alejandro Aybar, Francisco Barrionuevo Sapunar y Umberto Piersanti.
Aquellos que quieran suscribirse a la revista o adquirir éste u otro número puede hacerlo contactándose con palabrasdepoeta1@gmail.com o comunicándose por el 0351 5314139 (Córdoba, Argentina).
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